El inocente.

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Sara se despertó para ir al instituto, bajó las escaleras, y le extrañó no encontrar a su madre en el sofá, miró por la ventana y vio el Nissan de su madre aparcado, la buscó por las distintas habitaciones y no la encontró. Al ver que se le hacía tarde se marchó, un tanto preocupada.
Larry esa mañana se fue al trabajo más temprano de lo habitual, luego llegaron los demás empleados, todos procedían a coger los itinerarios, mediante risas y contándose chistes unos a otros, los mozos que se encargaban de llenar los caminos con las cajas de verduras, se metieron en el camión de Paul para ordenar las cajas y uno llamó a Paul para preguntarle qué hacía allí aquella bolsa, que entorpecía para meter las cajas, este fue a ver sorprendido de que hubiese una bolsa.

–¿Podéis dejarme tomarme el café? –preguntó Paul subiendo al camión.
Tocó la bolsa y el tacto le pareció extraño, sorprendido de cómo había llegado eso allí, decidió abrirlo, el cadaver de René ensangrentado cayó al lado de sus pies, éste y los demás horrorizados se bajaron de inmediato, Gordon y los demás curiosos se amontonaron a ver lo que ocurría, alguien llamó inmediatamente a la policía, todos señalaban a Paul. Él de inmediato dijo que no sabía nada de aquello. En veinte minutos la policía estaba en el lugar, deteniendo a Paul Jeferson, cerrando la empresa y acordonando la zona.

Paul se encontraba en la jefatura de la policía, sentado en un banco, esperando a que lo hicieran pasar.

–¿Dónde estaba usted anoche? –preguntó el agente Steward.
–En casa con mi mujer, me suelo acostar temprano cuando tengo que trabajar al día siguiente –dijo de manera convincente.
–¿Y has dicho a mis compañeros que no tienes ni idea cómo ha aparecido esa bolsa con el cadáver en tu camión? –preguntó de nuevo.
–Si, en efecto estoy tan sorprendido como todos mis compañeros –contestó tranquilo.
–Pero comprende que se le va a acusar, porque estaba dentro de su camión, al cual solo usted tenía acceso –dijo el agente.
–Quiero un abogado, no tengo nada que ver con esto – contestó indignado.

Llamó a un abogado y cuando llegó, siguieron horas de preguntas.
En el lugar del hallazgo se personaron periodistas de todas partes, policías y vecinos. Se había convertido en un hervidero de curiosos.
La policía se trasladó al instituto para avisar a Sara, la llevaron a la comisaría para hacerse cuantiosas preguntas. La chica en ningún momento mencionó a su novio, no creyó conveniente tener que hacerlo.
El padre de Sara, se reunió con ella en la comisaría.
Larry llegó a los dos días a la empresa y la vio totalmente cerrada, con una cinta amarilla que decía PROHIBIDO EL PASO. Ya estaba al corriente de todo lo sucedido, aparcó en la puerta y cogió su coche para dirigirse a casa.

–¡Linda, Tiffany¡ –llamó a las dos buscándolas por la casa.
–Larry, todo esto es horrible, Paul te lo puedes creer? –preguntó llorando, acercándose a su marido.
–Pobrecita Sara, estará destrozada, la he llamado varias veces y nadie coge el teléfono –dijo Tiffany abrazando a su padre.
–Si, es una tragedia, todo el mundo en la empresa sabía que era un tipo raro, pero no hasta tal punto –contestó éste, consolando a las dos.
Larry pasó varios días sin poder ver a Sara, se había mudado a casa de su padre y habían puesto a la venta la casa donde sucedió todo.
Se volvieron a reencontrar el día del funeral, Larry tuvo ocasión de abrazarla y consolarla sin levantar ninguna sospecha.
Pasados unos meses un día lluvioso de abril, Larry, fue a la biblioteca para reencontrarse con ella, ésta lo estaba esperando en la última mesa, escondida de las miradas.

–No te imaginas cuántas ganas tenia de verte –dijo Larry cogiendo su mano.
–Yo también, pero mi padre con lo que ha pasado apenas me deja salir sin su compañía –contestó tristemente, con enormes ojeras y una considerable pérdida de peso.
–No te preocupes nos veremos aquí, o en la cafetería.
–No he dicho nada de lo nuestro a la policía.
–Has hecho bien, lo nuestro no tiene nada que ver con lo sucedido –dijo él pasando de las manos a acariciar su cara.
–Encontraré la forma de que nos veamos, no debes preocuparte de nada, yo me encargaré de todo.

LA CARRETERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora