Cuando Larry estaba a punto de montarse en el camión, Paul lo interrumpió;
—¿Quién lo iba a decir?, el ejemplar trabajador, marido y esposo seduciendo a una jovencita — pronunció Paul lleno de sarcasmo.
Larry no podía creer lo que estaba oyendo y se dio la vuelta, para poder creerlo, Paul se acercaba hacia él lentamente, y con cara de maldad.
A Larry le entraron ganas de que se tragara las palabras, pero respiro profundamente y sin decir ni una palabra se montó en el camión.—Eso vete, con la colita entre las piernas, maldito
pervertido, verás como se entere René — gritó en tono de amenaza.
—¿Qué ocurre?, para pegar esas voces — preguntó Gordon.
—Tu empleadito, que no tiene ni un pelo de tonto, a mi me quería engañar —dijo feliz de haberlo pillado.
—Ponte a trabajar y déjate de estupideces, mira ya se ha ido y tú aún holgazaneando por aquí —contestó el hombre entregándole unos papeles.
—Voy jefe —dijo poniéndose serio y apresurándose a montarse en el camión.Larry se encontraba muy nervioso, maquinando diversas maneras de librarse de aquel engendro de ser. Varios coches le pitaron por su manera de conducir, y entonces volvió en sí y se tranquilizó.
Empezó a pensar en la tarde que había pasado con Sara y que jamás había sentido nada parecido con otra mujer. Sentía que los dos estaban hechos el uno para el otro y ambos se necesitaban, en este mundo incomprencible. Pensó en qué estaría haciendo en estos momentos, y cómo se sentiría al haber perdido la virginidad con él. Le hubiese gustado haber estado junto a ella, pero el trabajo no lo podía descuidar. Estaba ansioso por llegar y llamarla, pero tuvo que aguantarse durante diez largas horas.
Mientras le faltaba poco para llegar, vio a lo lejos el río, y todo vino a su mente como si hubiese pasado ayer. Los árboles en el camino también ayudaron a recordárselo, la foto de la chica aunque algo deteriorada por el clima, estaba colocada, con flores en la parte de abajo. Se quedó mirando sin ningún tipo de sentimiento.
Paró en la gasolinera, miró el reloj, marcaba las cinco de la tarde y creyó conveniente llamarla, porque pensó que se encontraría en casa.
En la primera llamada tuvo que colgar porque comunicaba. Esperó unos minutos y volvió a probar de nuevo.—Si, la casa de los Richards —dijo René la madre de Sara.
Este se quedó en silencio durante tres segundos y luego colgó. No se atrevió a llamar más, y se fue a descargar la mercancía, luego desde el hotel la llamaría a ver si tenía más suerte —pensó.
Después de unas horas aburrido en el hotel, su cabeza empezó a fraguar un asesinato y así "matar dos pájaros de un tiro", todo empezó a cobrar vida en su interior, hasta tal punto de ver sólo esa única salida.
Descolgó el teléfono, para no volverse loco y marcó el número de la joven.—¿Diga? —preguntó la joven.
—Por fin, soy Larry, he estado todo el día pensando en ti, no sabes como te echo de menos —respondió con voz afligida.
—¿Le has pedido mi teléfono a tu hija?— preguntó ella confusa de cómo lo había adquirido.
—No, se lo cogí de la agenda, mientras dormía, necesitaba llamarte, para que sepas que estoy trabajando y no regreso hasta el martes. Ayer con las prisas se me olvidó decírtelo.
—No puedo hablar mucho, mi madre no para de pasar. Me alegro de escucharte... —paró de hablar porque su madre se paró para escuchar.
—Adiós, Cathia mañana nos vemos —dijo Sara colgando el teléfono.
Larry se dejó el teléfono unos minutos en la oreja, hipnotizado con el ruido que emitía, y volvió a escuchar las dulces palabras de la chica grabadas en su cabeza.
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LA CARRETERA
Mystery / ThrillerLarry un hombre de familia, trabajador y socialmente estable, cometerá una serie de crímenes, que nunca pensó que haría, a gente que se irá encontrando en la carretera, marginada en la mayoría de los casos. A medida que va matando; crece su autoes...