Después de mucho conducir, se paró en un bar de carretera, le apetecía tomar un par de tragos, no se percató que era un bar de alterne. Nada más entrar vio a unas cinco chicas casi desnudas, paseando sus lindos cuerpos, delante de los hombres.
–Sólo me tomaré unas copas y me iré –se dijo mientras ponía un billete de cincuenta dólares en la barra, para que la rubia sexy le sirviera.
–¿Qué te sirvo guapo? –le preguntó la chica, bajando el cuerpo para enseñarle el escote.
–Un Ginebra tónica, por favor –contestó él.
El ambiente se iba caldeando, Larry rechazó a varias mujeres, porque se había quedado embobado con la rubia de la barra, de grandes pechos.
–¿Me dices tu nombre preciosidad? –preguntó él. Conforme más bebía más perdía la vergüenza, tenía pensado regresar a casa, pero bebiendo se le olvidó.
–Pamela. Veo que estás cogiendo un buen pedo, ¿No quieres irte a la habitación con alguna de las chicas? –preguntó esta acercándose cada vez más.
–Estoy bien aquí –repuso sin quitarle ojo.
Miró la cartera y observó que le quedaban sólo veinte dólares, así que salió fuera y se sentó en un banco, que estaba en la puerta del club. Se quedó dormido sin darse cuenta, hasta que apagaron las luces del bar y lo despertaron.
–¿No tienes casa? –preguntó Pamela cerrando la puerta del bar.
–Te estaba esperando –dijo levantándose del banco, en el que se había dormido.
–Te equívocas yo trabajo de camarera –contestó la chica.
–Ahí dentro han quedado algunas chicas libres, entra y elige la que quieras –dijo dejándolo atrás.
–En la barra te has insinuado como si quisieras algo conmigo, no te hagas ahora la estrecha –contestó yendo detrás de ella y sosteniéndola por la cintura.
–Protocolos de la empresa chico, ¿donde has estado metido todo este tiempo? –reía mientras lo decía.
–No me hables así zorra de mierda –vociferó agarrándola fuerte por el brazo.
–¡Déjame!, ¡eres horrible!. Sólo tendrías una mujer pagando –dijo quitándose las manos de Larry de encima y apurándose a llegar a su coche.
–No sabes lo que dices estoy casado y tengo una amante –dijo deteniéndola a cada paso.
–Pues vuelve con tus mujercitas y no me molestes más –contestó metiendo la llave en el bombín.
Larry buscó en el suelo algo pesado, pero no encontraba nada, la volvió a detener para hacer tiempo. Se agachó a coger una piedra que vio cerca de la rueda del coche, e hizo como si le diera un ataque al corazón. Entonces la chica, se creyó que le ocurría algo de verdad y se volvió preocupada, se agachó para ayudarlo y este aprovechó para atizarle en la cabeza. Tras varios golpes, la dejó inconsciente, cosa que aprovechó para llevarla a la parte trasera del camión, le ató los brazos y le amordazó la boca.
Mientras subía al camión y arrancaba el coche decía:
–Deberías haber accedido a pasar la noche conmigo, ¡zorra estúpida!. Tú te lo has buscado, tú te lo has buscado —repetía una y otra vez.
Mientras hablaba abstraído, se cruzó con un coche de la policía, y se puso tan pálido como un muerto.
En la parte de atrás la chica se dio cuenta donde se encontraba, empezó a moverse y a gemir. Miró a su alrededor y vio varias cajas de plástico, de las que suelen contener frutas y verduras, nada útil para liberarse. Se movió hacia las cajas, para ver si revolviéndose encontraba algo, pero no encontró nada. Con las piernas dio continuas patatas a las puertas del camión.
Larry al parar el motor escuchó los golpes, fue a parte de atrás y se metió dentro junto con la chica.
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LA CARRETERA
Mystère / ThrillerLarry un hombre de familia, trabajador y socialmente estable, cometerá una serie de crímenes, que nunca pensó que haría, a gente que se irá encontrando en la carretera, marginada en la mayoría de los casos. A medida que va matando; crece su autoes...