Promesa de muerte

capitulo 22

Dimitri y yo nos quedamos solos en el vestidor, me gire dándole la espalda con una sonrisa en los labios, pero aún seguía apenada por mi descontrol de hace unas horas atrás

-Rose - empezó Dimitri pero yo lo interrumpí antes de que continuara

-Lo siento – dije con una pequeña voz y mi diversión de hace un momento se había ido – lamento haber perdido el control – él se acercó a mí, me rodeo con los brazos, sus manos quedaron entrelazadas encima de mi abdomen y su barbilla quedo recargada en mi hombro

-No tienes nada de que disculparte, lo que paso no fue tu culpa, se debe a los estúpidos prejuicios de Johnson y la envidia que su sobrina siente por ti – dijo con voz amarga

-Pensé que estabas decepcionado de mí, por mi falta de control, yo lo estoy – admití me sentía muy mal por todo

-Eso jamás paso por mi cabeza – dijo con una cálida voz - lo que ella dijo no fue nada agradable, yo hubiera reaccionado de la misma forma si alguien hubiera dicho eso de mi sobre Iván – dijo con voz comprensiva – lo que paso con Mason no fue tu culpa y sé que aun te duele, como a mi aún me duele la perdida de Iván, incluso su sola mención me provoca un sentimiento desagradable y es algo con lo que se aprende a vivir – me giro hacia él para que estuviéramos frente a frente y me acerco para besarme en los labios, fue un beso dulce pero con mucha pasión, terminamos nuestro beso solo porque debíamos de respirar – sé que estas cansada pero dejando de lado todo lo que paso el día de hoy debemos de hablar sobre lo que paso en la junta de consejo – me dijo con seriedad y preocupación a la vez, sabía que no podía seguir ocultándole todo, así que decidí que ya era hora de contarle la verdad, me senté en el piso del vestidor y Dimitri se sentó a mi lado, quizás lo más lógico era ir a la sala o la habitación pero me sentía cómoda ahí, era más privado, me recosté en las piernas de Dimitri y empecé desde mis sueños hasta la vez que vi al fantasma de Rhea Dragomir junto a Lissa, el cepillaba una parte de mi cabello con sus manos mientras escuchaba atentamente todo lo que le decía, no me interrumpió en ningún momento y lo mejor de todo es que no dudaba sobre lo que le decía sabía que no mentía, pude notar preocupación en su semblante pero también confianza en que lograríamos salir de esta como en todo lo que nos ha pasado, cuando terminamos de hablar nos levantamos del piso para ir a dormir.

A la mañana siguiente lo que paso no fue lo que esperaba, el entrenamiento fue muy duro con los nuevos, sin contar que ya se habían esparcido los rumores de mi pequeño descontrol en contra de Katherine Johnson, sus amigas me daban miradas de odio cuando creían que no las veía sin embargo por miedo no se atreverían a decir nada en contra de mi a menos que quisieran terminar igual que Katherine quien para su des fortuna tuvo que presentarse al entrenamiento ya que sus lesiones no fueron graves, además que ella fue quien se buscó la paliza, se veía avergonzada y molesta, no fue capaz de mirarme a la cara ni una sola vez al igual que su estúpido tío, el cual traía un moretón terrible cerca del ojo, no hizo ningún comentario estúpido y se comportó como debía de haberlo hecho desde el primer día, el entrenamiento fue el doble de duro que el día anterior, ya que ayer solo los dejamos correr, hoy les exigimos toda su resistencia y en las clases de combate, bueno varios se llevaron una paliza, Dimitri se encargaba de supervisar desde lo lejos mientras Johnson, mi madre y yo nos encargábamos de calificarlos uno por uno desde cerca, Dimitri no se involucraba mucho en lo físico ya que él tendría entrenamiento con los de combate con magia, en esos entrenamientos agregamos a los chicos de dieciocho para que aprendan algunas técnicas solo por si acaso, en dos días se llevaría a cabo la reunión donde dhampirs y Morois recién graduados de todas las academias se reúnen para conocerse y así los Morois pueden elegir al mejor candidato para ser su guardián.

-¿Tú golpeaste a Johnson? – le pregunte a Dimitri una vez el entrenamiento había terminado

-No sé de qué hablas – dijo con su cara seria pero yo sabía que me mentía