ღ 𝚂𝙰𝙲𝚁𝙸𝙵𝙸𝙲𝙸𝙾 ღ

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𝑰𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂 𝒔𝒂𝒄𝒓𝒊𝒇𝒊𝒄𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒑𝒐𝒓 𝑪𝒊𝒏𝒄𝒐.




Ambos asesinos estaban dispuestos a todo en aquella lucha. Con  movimientos veloces y sincronizados bastó para que la misión estuviera completa


—Bien, creo que ya está—mencionó el más joven pateando la cabeza de su objetivo. 


—Tantos guardias y ninguno pudo hacer nada—la morena se burló al pasar su vista de forma rápida por los cuerpos mutilados encontrados en el piso. 


—Debemos irnos, amor mío—dijo el azabache mientras entrelazaba los dedos con los de la contraría. Iniciando su camino hacía la salida. 


La morena sintió un sudor frío a sus espaldas, observó de reojo como uno de los sujetos  había disparado a la espalda del adolescente. 


Soltaste de forma abrupta la mano de Cinco, haciendo que te viera confundido al estar frente a él. Su rostro se transformó en menos de un segundo al divisar la sangre que empezaba a chorrear de tu abdomen. 


Con enojo desapareció  transportándose al lado del sujeto, rompiendo su cuello. 


Te sostuvo antes de que cayeras de rodillas por el mareo en tu cabeza, acostándote con la vista al techo mientras él intentaba detener tu hemorragia. 


Soltaste una risa


—No es momento de gracia, _______—regañó tu novio, aguantando el picor de sus ojos. 


Estaba a punto de quebrarse. 


—Cariño, está bien. No hay nada que se pueda hacer—sostuviste su rostro entre tus manos, llenando sus mejillas de tu sangre.


—¡Deja de hablar ya!—gritó con voz lastimera, observaste con nostalgia como aquellos ojos estaban repletos de lágrimas, sin poder resistirlas por más tiempo.



Aquellos hermosos ojos verdes. 



Aquellos ojos llenos de miedo y desesperación. 



Fue lo único que viste, antes de dejar este mundo. 









—Cinco. ¿Estás bien?—llamó la atención Diego al ver a su pequeño hermano con la mirada perdida.


—Estaba recordando algo—dijo con voz neutra—Recordé a una persona, pensé en que hubiera podido salvarla si hubiera dominado el salto de segundos aquella vez. 


—Oh—articuló el adulto—Lo siento, tal vez no la conocimos, pero... Estoy seguro que está orgullosa de ti.


—Tienes razón—se limpió una lágrima—Es hora de irnos, Diego. Reúne a los otros.


El de cabello largo decidió obedecer.


—Amor de mi vida, estés en donde estés, nos volveremos a ver—comentó mientras su voz se quebraba y observaba al cielo.



Besó de forma ligera una foto.



 Aquella foto de su primera cita.








𝑬𝒔 𝒖𝒏𝒂 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒔𝒂




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𝙾𝙽𝙴 - 𝚂𝙷𝙾𝚃, 𝙸𝙼𝙰𝙶𝙸𝙽𝙰𝚂 𝚈 "𝙺𝙸𝙽𝙳 𝙾𝙵"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora