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Kara volaba sobre las nubes, sintiendo el aire en ella, ondeando su capa roja. Todo era espectacular. Nunca se imaginó ser una superhéroe, ayudar y/o salvar a las personas que lo necesitaban.

Kara amaba National City. En esa ciudad encontró a humanos de confianza, ella podía admitir que quería a esos humanos, eran parte de su familia. Ahora ya no se trataba de Kal-El y Kara Zor-El, es verdad que siempre protegería a su pequeño primo, su única familia de sangre, pero esos cinco humanos que los rodeaban, formaban parte de ellos dos ahora. Ya no estaban solos.

Kara sonrió debajo de la máscara y empezó a descender con rapidez. Había terminado su trabajo con Max en la empresa, Kal estaba con Maggie y con la vecina/agente Alex, entonces ella quería ir a ver a una persona.

Aterrizó silenciosamente en el balcón de esa oficina tan frecuentada y conocida por ella. El ventanal de vidrio estaba abierto, podía ver la espada de la silla negra, el cabello negro suelto y una camisa color vino manga larga, perfectamente contrastando con esa tez blanca.

- ¿Piensas quedarte ahí o vas a entrar? – la silla giró y Lena la veía con una amplia sonrisa en su rostro.

Kara colocó sus manos en su cadera. – En realidad, venía a hacer una proporción. –

Lena levantó una ceja sin dejar de sonreír. Se puso de pie y caminó unos pasos frente a Kara. – ¿Qué podría ser eso? –

- Deseo tu permiso para poder cortejarte. – dijo en voz suave.

-...-

Toda confianza de la pequeña Luthor acababa de esfumarse. Un fuerte y muy notable sonrojo se extendió por su piel pálida.
La chica alienígena acaba de decirme que le gusta... Bueno, no exactamente eso, pero es lo mismo, ¿Verdad?

Debajo de esas máscara, Kara estaba igual o peor de roja que Lena. Ella solo estaba haciendo lo que Nia le aconsejó, seguir lo que su corazón le diga, aunque ella lo dijo como un "Deja que tu corazón hable", ella se preguntó si era algo posible entre los de la raza de Nia, luego Winn le explicó. Ahora aquí estaba, pidiendo a la humana que hacía sacar su torpeza, nerviosismo y hasta tartamudez, una cita... ¡No! No era una cita.

- ¿Es una forma de pedir una cita? – preguntó rápidamente comenzando a ponerse nerviosa, sacando de su estupor a Lena. – Porque quiero una cita. Digo... Eres una mujer humana hermosa y haces que mi coronel hable. Ya sabes, no habla exactamente, pero...– se detuvo ante la risa suave de Lena. – ¿Qué? –

- Dijiste coronel. –

- ¿Dije coronel? –

Lena asintió. – Dijiste coronel. –

- ¡Corazón! – corrigió rápidamente extendiendo los brazos a Lena en forma de corrección. – Haces que mi corazón hable, pero no habla, los corazones no hablan, pero sí por medio de los sentimientos, o eso me dijo Winn y...–

- Kara. – Lena tomó su mano para callarla. Guió su otra mano a la máscara de la rubia y apretó el botón, haciendo que la máscara desapareciera. Vió directamente esos ojos azul cielo. – Me encantaría ser cortejada por ti. – se colocó de puntas y besó la mejilla de Kara, quién, cuando Lena se separó, quedó quieta por varios y aparentemente largos segundos.

Ambas mujeres se miraban fijamente. El verde y azul perdiéndose el uno en el otro. Cuán hermosos pueden ser los ojos de las personas, no por su color.

- Gracias... – apenas terminó de decirlo, el celular de Kara empezó a sonar. Separaron la vista y Kara sacó el teléfono de su bota derecha. – Hola Wi... Voy para allá. – colgó.

Kara Zor-El/SupergirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora