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Una semana había pasado desde que Kara iba a diferentes partes del mundo por comida, estaba más que hipnotizada por esta y sus diferentes sabores. Esta vez iría nuevamente a National City, pero con la diferencia que llevaría a Kal.

El niño se emocionó mucho ya que sería su primera vez que iría más allá de la Fortaleza de la Soledad.

La noche estaba a punto de caer y Kara llamó a su primo, ambos se despidieron del robot Kelex. Kal-El se subió a la espalda de la mayor ya que él aún no podía volar, y así ambos prendieron viaje en dirección a National City.

-"¡Esto es increíble!"- dijo entusiasmado el pelinegro sentado en la espalda de su prima.

-"Pasaremos por ropa para ti, y luego iremos a donde sea que quieras ir a comer."-

-"¿La ropa es cómoda? Te he visto con ella cada vez que regresas a la Fortaleza. ¿Comprarás para ti hoy o traes la que ya has comprado?"- el pequeño Kal-El era muy alegre y entusiasta. Él disfrutaba pasar tiempo con su prima, le gustaba entrenar con ella, estudiar sobre cosas de Krypton y la Tierra o simplemente hablar de cualquier cosa.

A medida que él iba creciendo y entendiendo, Kara le fue explicando poco a poco sobre su planeta, su cultura y el como este murió hace muchos años. Kara, le había devuelto su cristal con el símbolo de la casa de El, le explicó lo que significaba ese símbolo y le dijo que cuando él se sintiera preparado podía introducir el cristal en su hueco correspondiente en la sala de mando.

-"Compraré más, lo haré de un solo ya que veo que se nos hará costumbre estar comprando comida por estos rumbos."- le respondió sonriente. -"Y sí, es cómoda"-

Llegaron a lo alto de National City, la tienda estaba justo abajo de ellos.

-"Bien, agárrate bien de mi, entraremos con la Supervelocidad y tú pagarás, ¿De acuerdo?"-

-"De acuerdo."- dijo Kal, agarrando el grueso abrigo de Kara con sus manos. -"Vamos"- Kara asintió.

Tal y como lo había estado haciendo desde la primera vez, Kara entró utilizando su Supervelocidad, tomó zapatos, camisas, pantalones y suéteres, se dirigió a la caja y, Kal dejó el dinero.

Los empleados aún no se acostumbraban a sentir esa ráfaga de viento y los clientes solo quedaban atónitos. Ya habían revisado varias veces las cámaras de seguridad y solo lograban ver una mancha café con blanco. De ese color era el gran abrigo de Kara.

-"¡Eso fue asombroso!"- exclamó muy sonriente -"Eres realmente rápida prima. Cuando sea grande, quiero ser como tú."-

Kara rió contagiada por la alegría de su primo. -"Cuando seas grande serás mejor que yo."- ambos rieron.

Kara, aterrizó en el callejón de siempre, le dió las ropas que usaría Kal y le dijo que se cambiara, ella se dio la vuelta esperando a que él terminara. Luego fue el turno de ella.
Cuando terminó, dejó su ropa y la de su primo que utilizan en el Ártico en el mismo escondite, junto a la demás ropa que habían comprado.

Ella utilizaba una camisa de botones azul, pantalones negros y los zapatos de siempre.
Kal-El, utilizaba una camisa roja manga larga y pantalones negros y zapatos de igual color.

-"Es cómodo."- dijo tocando su ropa con ambas manos. -"¿Cómo me veo?"- ahora miro a su prima.

-"Te ves muy cómodo."- el niño sonrió. -"Anda, vamos a buscar comida. Recuerda que en este lugar hablan inglés."-

-"Copiado."- dijo tomando la mano de Kara, así ambos empezaron a caminar saliendo de ese callejón.

Llevaban un buen rato caminando, hablando y riendo entre ambos, aún no se decidían en qué lugar comer y qué comer. En uno de los lugares que pasaron habían varios televisores apuntando hacia afuera, estaban puestos en el canal de las noticias y la verdad a ninguno de los primos le hubiera llamado la atención si no fuera porque en ellas aparecían diferentes vídeos de diferentes lugares donde una mancha café o negra ayudaba en diferentes circunstancias.

Kara Zor-El/SupergirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora