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- Kara. - Lena quedó congelada por segundos en su lugar.

Ya era entrada la noche. Se quedó trabajando. Había bajado al laboratorio y cuando regresó a su despacho la vió sentada en el balcón.

Vestía una túnica azul con detalles en rojo. No dudaba que su traje estuviera debajo.

Sus pies colgaban y su mirada perdida en el horizonte. Viendo y escuchando algo que solo ella podía. El gélido viento moviendo el dorado cabello, dejándolo en un perfecto desastre.

Lena se acercó con paso dudoso. Se detuvo cuando la escuchó hablar.

- Voy a entregarme. - su voz era profunda. - Esto no parará hasta que no lo haga. - Lena no encontraba su voz. - Y... sólo así, Kal estará a salvo. Él está en un lugar seguro ahora. Por favor, cuando todo esto pase y tengas tiempo, ve a verlo. Cree que... decidiste ir por el camino erróneo. -

- ¿Y tú lo crees? - se maldijo. De tantas cosas que quería decir, aclarar, ¿preguntó eso? - ¿Kara? - presionó al no obtener respuesta.

- Creo que... lo que siento por ti es claro y eso... me hace creer que no. -

Kara escuchó los pasos deteniéndose detrás de ella. Escuchó el corazón latiendo aceleradamente. Sintió los brazos de Lena rodearla en un calido abrazo, apoyando su pecho y frente en su espalda. La escuchó respirar profundamente.

- No quiero que te entregues. - Lena susurró contra la espalda de Kara. Apretando más su agarre en el cuerpo de ella. - No quiero perderte. -

- No vas a perderme. No pueden hacerme daño. -

- Sí pueden. -

- No saben cómo. -

- ¿Y si lo descubren? -

Kara llevó sus manos a los brazos de Lena, apartándola con delicadeza. Volteó y bajó del balcón. La diferencia de estatura no impidió que Lena volviera a abrazarla y enterrar su rostro en la curva del cuello de Kara.

- Lena... - llamó suavemente.

- No quiero que te entregues. - se repitió. - Sé que es egoísta, y sé que lo haces por Kal, pero eres todo lo que tengo ahora... y en verdad me gustas, Kara. - como si pudiera acercarse más, lo hizo. - La declaración de Lex... yo solo lo hago porque quiero ayudar a esas personas. Kara, hay tantos alienígenas causando destrucción allá afuera y no quiero quedarme sin hacer nada. -

- Y hay muchos de ellos que solo quieren vivir una vida pacífica, y tampoco puedo quedarme sin hacer nada. Si eso implica entregarme eso haré. - la sintió negar suavemente. - Lena, también me gustas. - sus manos se posaron en la espalda baja, apretandola contra su cuerpo. - Lex Luthor no me hará daño, aún así descubra que la kryptonita es mi debilidad, porque tengo a Lena Luthor de mi lado. -

- ¿Por qué lo haces sonar como si fuera una despedida? -

- ...No lo es...- su sonrisa era apagada.

Sus manos, posadas en la cintura de Lena, la apartaron un poco. Elevó una hasta que se posó en la mejilla de la contraria, acariciando y memorizando.

- "Te amo." -

- ¿Qué? - Kara le sonrió plenamente. Se inclinó un poco, lo suficiente para darle tiempo a Lena. Con mucho cuidado y delicadeza, junto sus labios contra los de ella y era magnífico.

Lena se estiró más, queriendo sentir más. Fue ella la que movió sus labios, inclinando a un lado su cabeza para profundizar más el contacto de sus labios.
Se extasió al sentir por un breve momento la lengua de Kara en su labio.
En verdad no quería que se entregara, pero el gobierno empezaba a tomar cartas en el asunto, no lo habían hecho antes porque consideraban a Kara, o Supergirl, inofensiva, gracias al miedo inculcado por Lex, todo cambió. Las aguas fueron agitadas y no se calmarían hasta que Supergirl demostrara lo contrario.

Kara Zor-El/SupergirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora