6. Veinticuatro horas

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Fueron las dos horas más horribles de mi vida. Katsuki se quedó conmigo, abrazándome con fuerza y acariciando mi cabeza de vez en cuando. Poco a poco, fui encontrándome mejor, aunque estaba bastante decaída.

No podía que creer que aquello me hubiera afectado hasta ese punto. En ese momento, me sentía la persona más débil del mundo.

- Ya ha pasado, Katsuki. - susurré abriendo los ojos y acariciando su espalda.
- ¿Estás de segura, ah? - me miró nervioso.
- Estoy bien, tranquilo. - asentí tratando de incorporarme.

Me soltó despacio, sin apartar la vista de mí.

- Me doy una ducha rápida y después hablamos - me levanté lentamente de la cama.
- No, de eso nada, ¿me oyes? - se puso en pie de un salto y se dirigió al baño con rapidez.

Le seguí poco a poco. Para cuando llegue ya había terminado de llenar la bañera y se estaba quitando la ropa. Le miré sin entender nada.

- No pienso dejar que te duches y además sola. Ni de coña. ¿Y si te desmayas, qué? - gruñó.
- No me voy a desmayar... De verdad, me encuentro bien... - traté de convencerle.
- Me da igual, paso de arriesgar. Me voy a bañar contigo y punto.

Me sentía fatal. ¿De verdad era tan frágil? Se acercó e intentó quitarme la ropa. Aquello ya era demasiado.

- ¡Katsuki! - le paré - Puedo desnudarme sola, no me hagas sentir todavía más inútil de lo que ya me siento - mi voz se quebró.

Paró en seco y dejó que lo hiciese yo, pero sin quitarme los ojos de encima. Frunció el ceño al ver la marca de mi espalda. Después se metió en la bañera y me ayudó a entrar. El agua estaba perfecta.

Me senté entre sus piernas apoyando la espalda en su torso. Cerré los ojos y respiré hondo.

- Ayer también te mareaste, ¿ah? Por eso el mitad y mitad te agarraba así - suspiró Katsuki, empezando a comprender lo que había visto.

Asentí, jugueteando con el agua, creando formas abstractas.

- ¿Cuánto tiempo llevas así?
- Unas dos semanas - respondí, preparándome para su explosion.
- ¡¿Y se puede saber por qué coño no me has dicho nada?! - ahí estaba la explosión.
- Porque me está pasando a causa de algo que... no quería contarte - bajé la cabeza.
- Maldita sea, ¡explícamelo de una vez! - se desesperó.

Me giré para quedar sentada de lado y poder mirarle a la cara. Volví a respirar profundamente antes de continuar.

- Hace un par de semanas, encontramos a unos villanos con un comportamiento extraño. Algunos huyeron sin ni siquiera intentar luchar con nosotros, a pesar de ser bastante poderosos. Evidentemente, pasaba algo que se nos escapaba.
- Igual simplemente eran imbéciles - intervino Katsuki.

Le sonreí, poniendo los ojos en blanco.

- Se lo contamos al jefe y puso mala cara, dijo que no estabamos preparados para una misión así.
- Pero no le habéis hecho ni puto caso - entendió.
- Deku, Shouto y yo decidimos investigar por nuestra cuenta. - asentí - Desde entonces, quedamos por la noche en su casa para recopilar información.
- Y por eso no estás descansando una mierda - siguió uniendo cabos.
- Exacto, dormiré unas tres horas al día. - le reconocí - Cuatro con suerte. Estos días quería estar contigo y les dije que no iría...
- Pero como eres idiota no quisiste dejarles tirados del todo y ayer fuiste una hora después del trabajo. - Katsuki vio la luz y suspiró - Joder, soy imbécil, y yo pensando que...
- No pasa nada, entiendo que lo malinterpretases - negué con la cabeza, acariciando su mejilla.

Hazme explotar 2 (Katsuki Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora