18. La última vez

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Me quedé sentada durante un buen rato, releyendo una y otra vez mi conversación con Katsuki. Aquello no podía estar pasando. Las lágrimas caían por mi rostro sin que pudiera hacer nada para contenerlas.

Deku me envió un mensaje diciendo que vendría a por mí en su coche para ayudarme a trasladar mis cosas.

Respiré hondo y me dispuse a hacer la mudanza. Tenía que recogerlo todo y llevarlo a la nueva casa en unas pocas horas, así que decidí coger solo lo que realmente necesitaba.

Al abrir el armario para escoger qué llevarme, me di cuenta de que casi la mitad de la ropa era de Katsuki. Suspiré con profunda tristeza. No era capaz de dejar ninguna de aquellas prendas atrás.

Al final, las pertenencias que consideraba esenciales para mí quedaron reducidas a un par de maletas grandes y una bolsa de viaje.

Deku y Shouto pasaron a recogerme una hora después. Cargamos las cosas en el coche y nos pusimos en marcha. Durante el trayecto, nadie se atrevió a decir ni una palabra.

Al entrar a la casa, vi que ellos ya habían traído sus cosas. También se habían decantado por ir a lo básico y solo habían dejado un pequeño puñado cajas en la entrada.

Apenas le presté atención a la que sería mi nueva vivienda. Escogí mi habitación e hice ademán de meterme en ella.

- ____, espera. ¿No quieres hablar? - me paró Deku, nervioso.
- No, gracias. - respondí en voz baja, totalmente ausente - Mañana tengo que coger el tren muy temprano. Me voy a la cama.
- Intenta descansar - Shouto me dirigió una mirada llena de preocupación.

Evidentemente, no descansé. Tenía una sensación de angustia enorme y me costaba respirar. La conmoción era tan grande que no podía pensar con claridad. Para mí, aquello era algo imposible de asimilar.

En cuanto amaneció, salí de la cama aturdida y me preparé para marcharme. Cuando lo tuve todo listo, busqué a Deku y a Shouto por la casa. Les encontré desayunando en la cocina.

Me quedé parada en el marco de la puerta y les observé, totalmente pálida.

- ¿Ya te vas? - Shouto se levantó rápidamente de la mesa al verme.

Asentí con la cabeza, despacio.

- T-te enviaré un mensaje cuando esté a punto de llegar, ¿vale? - Deku se acercó a mí.
- Tranquila, todo va a salir bien - Shouto trató de sonar convincente.

Volví a asentir y salí de allí. El viaje en tren se me hizo eterno, tenía un nudo en la garganta que apenas me dejaba tragar.

Por fin, llegué a casa de Katsuki. Abrí la puerta y me senté en el sofá. Pasé dos horas mirando a la nada y con los latidos a mil hasta que le escuché llegar.

Respiré profundamente antes de levantarme para saludarle. Al verle, mi corazón dio un vuelco. Me aproximé a él lentamente.

- Katsuki... - mi rostro no pudo disimular el miedo que sentía.
- Sí, joder, soy yo, no pongas esa cara. Es mi maldita casa. ¿Quién esperabas que fuera? - esbozó una media sonrisa, caminando hacia mí.

Solté una risa nerviosa. Él me rodeó con sus brazos levantándome del suelo. Mis labios buscaron los suyos de forma ansiosa. Le besé casi desperada hasta quedarme sin aire.

- Tsk, idiota. - se mordió el labio - ¿Tanto me has echado de menos?

No fui capaz de responder. Solo pude abrazarle y esconder mi cara en su hombro. Katsuki me llevó hasta su dormitorio y nos dejamos llevar por la pasión.

Hazme explotar 2 (Katsuki Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora