7. Aquí y ahora

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Un quejido ahogado me despertó en mitad de la noche. Era Katsuki, que no paraba gemir en voz baja y retocerse.

- Katsuki, ¿estás bien? - susurré.

No me contestó y encendí la luz preocupada. Estaba dormido, pero por sus gestos parecía que no estaba soñando nada bueno. Su respiración se aceleraba más y más.

- Hey - le moví un poco.

De pronto, se incorporó bruscamente soltando un grito y lanzando una explosión, que golpeó de lleno a la silla de mi escritorio. A mí, solo me rozó el brazo.

Me miró desconcertado, con miedo en sus ojos.

- Tranquilo, solo era una pesadilla - hablé con voz suave, sujetándole las manos.

Aún con la respiración agitada, vio cómo había quedado la silla y la marca en mi brazo.

- Mierda... Yo no... - murmuró asustado.
- No es nada, no me duele. - me acerqué más a él - Respira.

Soltó mis manos y se tapó la cara. Inspiró hondo, tratando de relajarse.

- Joder...
- ¿Qué soñabas? - le rodeé con mis brazos.
- Nada - me abrazó con fuerza - Olvídalo.
- ¿Ya estás bien? - susurré preocupada.

Asintió sin soltarme.

- Vuelve a dormirte - besó mi frente.
- No te vas a librar, mañana me lo cuentas.

Volví a tumbarme, pero él se levantó de la cama.

- ¿Se puede saber a dónde vas? - pregunté sabiendo la respuesta.
- Al sofá.
- ¿Tú eres idiota?
- Es peligroso que duerma contigo - contestó muy serio, con la vista fija en mi brazo.
- Vale, eres idiota. - resoplé empezando a cabrearme - Katsuki, hace casi tres años que dormimos juntos y nunca ha pasado nada. No le des más vueltas.

No se le veía nada convencido. Se sentó en la cama y clavó sus ojos en los míos.

- Maldita sea, ¿has visto cómo está la silla? ¡Podrías haber sido t...! - no fue capaz de terminar la frase. Tragó saliva.
- Si ocurre de nuevo te despertaré rápido antes de que hagas explotar nada. - hice salir un potente chorro de agua de mi mano - Vuelve aquí, por favor.

Extendí los brazos hacia él, intentando convencerle. Suspiró y volvió a tumbarse, pero bastante alejado de mí, dándome la espalda. Me valía, por el momento.

- Vale... descansa - apagué la luz y cerré los ojos.

Cuando volví a abrirlos por la mañana, sus brazos ya me rodeaban. Sonreí, estrechándome más contra él.

Le observé detenidamente mientras seguía dormido. Tenía una expresión muy relajada, me encantaban la forma en la que sus labios se quedaban mínimamente entreabiertos. Acaricié su nariz de arriba a abajo con mi dedo índice, apenas rozándole.

Sus ojos comenzaron a abrirse poco a poco. Se dio cuenta de que estaba abrazándome y torció el gesto.

- ¿Ves como no pasaba nada? - hablé en voz baja, sonriéndole.

Gruñó con disconformidad y le besé suavemente. Su mano bajó hacia mis glúteos, acariciándome con calma.

- ¿Me lo cuentas ya?
- Tsk. No puedo. - su boca bajó por mi cuello - Estoy jodidamente ocupado ahora - murmuró lamiéndome y dándome pequeños mordiscos sin parar.
- Vale, vale. - me reí - Ya caerás.

Hazme explotar 2 (Katsuki Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora