12. ¿Todavía tienes hambre?

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Estaba disfrutando de unos días de absoluta paz y tranquilidad junto a Katsuki. Nos estábamos dedicando a aprender a hacer surf, escalar y tomar el sol.

Pero sobre todo, intentábamos aprovechar para descansar y desconectar todo lo posible. Ambos lo necesitábamos. Aunque lo cierto era que a mí me resultaba imposible dejar de preocuparme por mis compañeros y por cómo estaba la situación cuando me fui.

Una mañana, me despertó un breve destello de luz acompañado de un ligero "click". Enseguida supe lo que estaba pasando.

- Katsuki, ¿me has hecho una foto? - murmuré resistiéndome a despertar del todo.

No hubo respuesta, así que hice un esfuerzo por abrir los párpados. Katsuki, tumbado a mi lado y con cara de inocente, simulaba estar dormido. Puse los ojos en blanco.

- ¿A quién crees que engañas? - le di unos golpecitos en la mejilla con mi dedo índice - Sé que estás despierto.

Nada, no se movió lo más mínimo. Tendría que usar métodos algo menos delicados. Con un rápido movimiento, me tumbé encima de él.

- Katsuki, bórrala - susurré en su oído.

Tampoco reaccionó, pero sentí como su corazón se aceleraba.

- Pues nada, tú mismo. Voy a desayunar - resoplé con resignación, sonriendo para mis adentros.

Mis labios se deslizaron por su cuello, dándole pequeños mordiscos. Siguieron el recorrido por su clavícula, su pecho, su abdomen, adentrándose poco a poco en las sábanas. A Katsuki seguía empeñado en mantener su falso sueño, aunque cada vez le costaba más.

Mi lengua se paseó tranquilamente por su cadera, al tiempo que su erección empezaba a crecer. No me lo pensé ni un segundo antes de hacerla entrar por completo en mi boca.

Katsuki se sobresaltó y trató de incorporarse atropelladamente.

- ¡Estoy despierto!¡Estoy despierto! ¡Espera! Esper... aahh...

Apoyé mis brazos en su torso, haciendo que volviera a tumbarse y mis labios se apoderaron de su miembro con fogosidad. Katsuki acarició mi cabeza y se dejó llevar.

Tras unos minutos, mi mano sustituyó a mis labios y ascendí devorando cada centímetro de su piel. Mientras, él se retorcía, jadeando, estrechándome contra su cuerpo.

Mordí su labio inferior con deseo, y ya no aguantó más. Soltó un intenso gemido, liberándose.

- Te odio - gruñó de forma entrecortada, mirándome fijamente, sin soltarme.
- Yo también te quiero. - acaricié su mejilla, sonriendo burlonamente - Venga, bórrala.
- Ni de coña. - negó rotundamente con la cabeza - Estoy seguro de que ayer en la playa tú me hiciste doscientas, ¿ah?
- Bueno... tanto como doscientas... - desvié la mirada, sonrojándome un poco - a lo mejor un par menos...
- ¡Ja!¡Lo sabía! No pienso borrarla. - dijo tajante, mordiendo mi cuello.

Supe que no podría hacerle cambiar de opinión y me rendí a regañadientes.

- Tsk. Me voy a la maldita ducha - murmuró torciendo el gesto, mirando el desastre derramado sobre su abdomen.

Sonreí satisfecha y salí de la cama. Poco tiempo después, escuché unos gritos procedentes del baño. Parecía que Katsuki estaba hablando por teléfono.

Hazme explotar 2 (Katsuki Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora