Bakugou Katsuki y ___ están juntos desde su primer curso en la U.A. Pero ahora, la vida como héroes profesionales empieza para ellos. Y es dura. Muy dura.
Los acontecimientos arrastrarán a ____ a tomar decisiones difíciles. Tal vez, incluso, la má...
Y pasó una semana que parecieron años. Los nervios a penas me dejaban descansar. No podía parar de pensar en Katsuki. ¿Estaría a salvo?¿Habría entendido mi mensaje? Le echaba tantísimo de menos.
Aquella noche, en plena madrugada, mientras miraba al techo intentando dormir, mi móvil vibró. Era un mensaje.
Me incorporé y cogí el teléfono. ¿Kiri?¿Qué querría a estas horas?
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Contuve un grito. No. No podía ser. Katsuki no había sabido leerme entre líneas.
El pánico me invadió. La persona que más me importaba en el mundo estaba destrozada. Por mi culpa.
Me faltaba el aire y las lágrimas brotaban de mis ojos de forma descontrolada. El dolor me ahogaba.
- ¿____? - Shouto se asomó por la puerta.
Al ver mi estado, se acercó deprisa.
- ____, tranquila. Mírame. - me levantó la cabeza - Respira conmigo.
Tras unos minutos de profunda agonía, Shouto consiguió que volviese a respirar con relativa normalidad.
- Shouto... gracias. ¿Te... he despertado? - susurré intentando recomponerme. - No. Me he levantado porque tenía sed... - levantó el vaso de agua que llevaba en la mano - y te he escuchado...¿Qué ha pasado?
Me sentía incapaz de explicárselo, así le mostré el mensaje de Kirishima. Al leerlo, su expresión cambió.
- Joder... - se sentó en la cama. - No... lo ha... entendido. Yo... de verdad pensaba que... sí que... - no pude terminar la frase. El llanto volvió apoderarse de mí.
Todoroki me abrazó con mucho cariño y me dio el vaso de agua había preparado para él. Se lo agradecí con un movimiento de cabeza.
Bebí un trago y se lo devolví. Él lo dejó sobre la mesita de noche.
- ¿Quieres que me quede? - me miró con preocupación. - No tienes por qué. No quiero molestarte - dije sollozando, pero lo cierto era que no quería estar sola. - Decidido entonces. Me quedo - se tumbó a mi lado. - Gracias - suspiré, volviendo a tumbarme yo también.
Nos quedamos en silencio unos instantes. Tenerle cerca me ayudó a calmarme un poco, aunque no podía parar de llorar.
- ¿Estás segura de que no lo ha entendido? - se giró hacia mí. - Sí. - asentí sin dudar - Si lo hubiera hecho, nunca hubiera permitido que Kirishima le viese tan afectado. Seguro que hubiese actuado como si no le importase, como si no tuviera sentimientos. Ya sabes cómo es.
Shouto entendió enseguida mi razonamiento y me dio la razón.
- ¿Tan cruel era la nota? - susurró. - Mucho. Dejé muy claro que no me importaba y que no quería volver a verle. - respondí entrecortadamente - Lo escribí de la forma más horrible que se me ocurrió. - Tranquila. Era lo que tenías que hacer. Le estás protegiendo. Cuando todo esto pase y se lo expliques seguro que lo comprende - trató de animarme. - Me odia. Está sufriendo por mi culpa. No me lo voy a perdonar nunca - le di un puñetazo a la almohada. - Todo se solucionará, ya verás - intentó sonreír. - Y Kirishima también me odia. Soy una mierda de persona. - ___, no digas eso. Sabes que no es verdad. No llores más, por favor - murmuró acariciándome la cabeza.
