9. No lo dudes nunca

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Aquel día vimos el amanecer desde la cama, cubiertos únicamente por la sábana, yo sentada de lado entre sus piernas.

De repente, Katsuki gruñó.

- Tsk. Se suponía que tenías que recuperar horas de sueño, maldita sea.
- No pasa nada - le sonreí - Hoy tengo turno de tarde. Puedo dormir un poco... después - mi expresión cambió.

Me di cuenta de que en ese "después", él ya no estaría conmigo. Katsuki se percató de lo que pasaba por mi cabeza y besó mi frente.

- No me acompañes a la estación, ¿ah? - murmuró con ternura.

Asentí. A ninguno de los dos nos gustaban las despedidas dramáticas.

Sus brazos me estrecharon más contra él e intenté sonreírle de nuevo sin demasiado éxito. Rodeé su cuello y le abracé con fuerza, respirando profundamente mientras nuestros labios se buscaban.

- ¿Quieres desayunar? - pregunté sin muchas ganas.

Puso cara de asco, ambos teníamos el estómago un poco revuelto por la bebida de la noche anterior.

- ¿Hacemos café? - sugirió sin demasiado entusiasmo.
- Eso sí - bostecé.

Me sonrió, acariciando mi cabeza y salimos de la cama. Como siempre, yo me puse una de sus camisetas.

Cuando el café estuvo listo me senté sobre la mesa de la cocina y Katsuki se quedó de pie delante de mí.

- ¿Esta noche vais a volver a quedar, verdad? - frunció el ceño, dando un sorbo a su taza.
- Sí- le reconocí. No tenía sentido tratar de ocultárselo.

Resopló, nada conforme con la respuesta.

- Voy a estar bien - traté de sonar despreocupada.
- Más te vale.

Katsuki terminó y fue a hacer el equipaje mientras yo recogía un poco la cocina, intentando no llorar. Cuando acabé y llegué a la habitación él ya estaba cerrando la maleta.

- ¿Lo llevas todo? - pregunté apoyándome en el marco de la puerta,  disimulando la tristeza.

Me miró fijamente y se acercó para acariciar mi mejilla. Me di cuenta de que todavía llevaba puesta su camiseta.

- Es verdad, toma - hice ademán de quitármela.
- No te miraba así por eso, idiota. - me abrazó deteniéndome - Quédatela - murmuró hundiendo la cabeza en mi cuello.

Sus labios recorrieron mi cuello y mi mentón hasta llegar a mi boca. Me besó dulcemente, con mucho amor.

Recogió la maleta y se encaminó hacia la entrada. Me miró intensamente,  suspirando.

- Buen viaje. Avísame cuando llegues, ¿vale? - tragué saliva, aproximándome a él.
- Tsk, maldición, tranquila, que no me voy a perder - me sonrió burlón.

Volvimos a estrecharnos el uno contra el otro y Katsuki abrió la puerta, dándose la vuelta para irse.

- Katsuki - sujeté su mano apresuradamente.

Se giró y me miró confuso.

- Aún me queda un deseo - le sonreí.
- ¿Qué quieres, ah? - acercó su cara a la mía.
- Que no pasen otros dos meses hasta que pueda volver a hacer esto - mis labios se posaron sobre los suyos apasionadamente.

Hazme explotar 2 (Katsuki Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora