>Evan<
Con mis pulmones aún agonizando por falta de oxígeno, me forcé a llegar a Ramiro, que tenía pulso, pero parecía respirar con mucha dificultad. Tres de las personas que estaban en el piso se levantaron tambaleantes y comenzaron a correr.
—Ramiro —Llevé mis manos a sus mejillas intentando despertarlo, aunque no parecía responder y mi dolor en el pecho parecía estar aumentando, aunque mi prioridad era ver sus ojos abiertos—. Por favor despierta.
Mi celular estaba a metros de mí y buscaba a tientas el suyo, cuando lo encontré marqué al hospital que en segundos atendió la llamada, no tenían una sala de urgencias como tal; sin embargo, sí atendía emergencias en pacientes oncológicos.
—Necesitamos una ambulancia, nos atacó un grupo de personas y mi acompañante está inconsciente —Mi voz se entrecortaba y cada vez me sentía al borde de un colapso—. Por favor, calle palmera cerca de una escuela, parece un kínder.
—En minutos llegará una unidad, por favor no mueva el cuerpo de la persona inconsciente.
Era tanta la desesperación de no poder respirar bien, que me arrastre por el piso hasta llegar a mi oxígeno y colocarlo de nuevo, creí que el alivio sería inmediato, pero tenía un orificio que dejaba salir gran parte del contenido, la única solución fue taparlo con mi dedo hasta que llegara la ambulancia.
Observé en el pavimento un par de gotas de sangre, no sabía de dónde salía, pero comenzaba a angustiarme, tenía golpes en todo el rostro y apuesto que yo igual.
—Ramiro, necesito que despiertes —Lo único que me mantenía calmado era ver que su pecho se seguía moviendo y mientras me arrastraba hacia él, su respiración era cada vez más extraña.
Escuché la sirena a lo lejos mientras su cabeza se encontraba frente a mí, parecía tener el pulso cada vez más bajo o tal vez solo era una ilusión mía gracias a los golpes que recibí.
—¿Qué pasó? —Se acercaron para colocarlo en una camilla inmovilizando su cuerpo de pies a cabeza. En la ambulancia venían paramédicos conocidos con los que alguna vez tuvimos la oportunidad de hablar.
—Lo golpearon, pero no sé qué más sucedió.
—Parece no poder respirar bien —dijo uno de los paramédicos mientras lo subían a la ambulancia— posiblemente alguna costilla fracturada.
—Tiene sangre —Me subí a la ambulancia, fingiendo estar bien, mostré mis manos llenas de ese líquido denso y rojo—, no sé dé dónde sale... por favor hagan algo
—Tranquilo —Cortaron su playera para dejar a la vista que tenía una pequeña herida en el costado—. No es muy profunda, va a estar bien.
—Tiene leucemia, no puede perder tanta sangre —Me entregaron su playera mientras intentaban hacer que la sangre se detuviera—. Por favor hagan algo.
—Necesitamos que estés tranquilo, recuéstate por favor —Hice caso omiso y me senté a su lado esperando a que abriera los ojos.
—Ramiro, sé que me escuchas —Entrelace nuestras manos y me pude dar cuenta de que mis nudillos estaban rojos e inclusive sangraban—. Todavía te necesito aquí, aunque sea un par de meses, pero te necesito.
Cuando llegamos al hospital lo bajaron media decena de doctores y a mí me dejaron arriba de la ambulancia con un par de médicos que me atendían para percatarse que estuviese bien.
—¿Cómo te llamas?
—Evan —No me podía concentrar en las preguntas de rutina cuando él acababa de entrar lleno de sangre a una posible terapia intensiva o cirugía.
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HASTA EL ÚLTIMO SUSPIRO
Teen FictionEl cáncer siempre fue un impedimento para amar, hoy es el que me lleva a conocerte y a tener momentos muy lindos a tu lado, momentos que terminan hasta el último suspiro. (TERMINADA) No se permiten adaptaciones.