• CAPITULO 16 •

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>Ramiro<

Mentiría si dijera que no me sentía liberado, que ya no le temía a que él me viera como un débil. Evan era un caso excepcional en mi vida, era como el cálido sol de un amanecer y tan impredecible como una lluvia en una noche de invierno-

—Me estás pisando —Reía divertido mientras yo comenzaba a frustrarme, era imposible que yo aprendiera a bailar tan bien como él—. Estate más tranquilo y siente la música.

—¿Cómo carajo se hace eso? — lo solté de las manos mientras observaba mis torpes pies, creo que nunca debí pedir pasos más difíciles—. ¡No entiendo cómo lo haces!

—Tengo una idea, quítate los tenis y ven.

—¿Ahora qué se te ocurre? —Se subió a la cama como un niño pequeño y me hizo señas para qué me acercará a él—. En esa pequeña cabeza solo pasan ideas que nos ponen en problemas.

—Nos taparemos los ojos —Colocó una bufanda al rededor de mi cabeza y la amarró sin apretar demasiado—. Ambos estamos incapacitados para ver nuestros movimientos, así que solo nos toca sentir la música.

>Evan<

Tal vez siempre nos arriesgábamos a ciertas cosas, pero ¿qué mejor lugar para romperte algo qué el hospital?

—No siento que esto vaya a salir bien —Comenzó a mover sus manos frente a él mientras yo acomodaba mi cabello para lograr hacer un nudo con la bufanda—. Aparté si esto sale mal nos encontrarán en calzones.

Punto importante, yo estaba en ropa interior con una de sus playeras que me quedaban gigantes y él estaba con una playera que a mí me quedaría como una casa de campar.

—¿Y qué? —Por fin deje de verlo y solo observaba un vacío sin aquellas tonalidades canela de su piel—. Estamos en ropa interior, más no desnudos.

—Eso sería mejor.

—¿Ah, sí? —Tomé su mano delicadamente y la llevé a lo largo de mi cintura, la detuve donde mi trasero iniciaba—. Yo opino...

—¿Qué opinas? —A tientas llegué a su rostro y me puse de puntas para estar lo más cerca a sus labios. Ramiro no se daba cuenta de que en serio lo quería.

—Que no —No lo besé, solo hablé tan cerca a él para que me sintiera cerca.

—¿En serio? —Tomó mi mano y la recorrió a lo largo de su tonificado y fuerte brazo—. Creí que Evan era aventurado.

¿Qué estaba pasando?, Las muestras de afecto habían aumentado, pero eso era un nivel que no había explorado nunca en mi vida.

—Pues al parecer tiene sus límites —Cómo pude le coloqué "play" a la música.

—No creó —Tomé su mano y la llevé a mi cintura donde con más confianza me acercó a él—. Evan es una caja de sorpresas.

—¿Entonces yo soy el único así? —Comencé a mover los pies lentamente, arrastrando los suyos hacia atrás para que siguiera mi ritmo.

—¿Cómo es que eres tan bueno para todo? —Sus manos temblaban y cada vez perdían más agarre en mi cintura.

—Deja de ver con esto —Señalé torpemente su cabeza y delicadamente pase mis manos por donde deberían estar sus ojos—. Y concéntrate en sentir.

—El cáncer lo tenemos en los pulmones y tú en la sangre, pero no aquí —Señalé su pecho donde se supone se encuentra el corazón.

Coloqué mi cabeza en su pecho y lo abracé por completo, sentí como se relajaba y me acercaba más a él. Tal vez solo me perdí en la calidez de su cuerpo y en la música porque simplemente olvidé dónde nos encontrábamos.

HASTA EL ÚLTIMO SUSPIRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora