>Ramiro<
—¿Sabes por qué siento que me clavaron algo en el costado? —Entrelazo nuestras manos lentamente mientras le daba pequeños besos a mi clavícula—. No siento dolor, pero sé que hay algo mal.
—Porque literalmente casi lo hacen, solo fue un corte superficial —Levantó mi playera, tenía sobre la piel lo que parecía un gran parche que cubría la zona que me molestaba—. Dicen que lo más probable es que lo hayan hecho con una navaja.
—Definitivamente, esto no termino bien —Me llevé la mano al cuello, pero no encontré mi collar—. Mierda, ¡Evan, perdí el collar, ¡No puede ser!
—Tranquilo, tranquilo —Me intenté levantar, pero me lo impidió con algo de fuerza—. Está bien, yo lo tengo, está bien.
—¿Qué? —Paso sus manos por detrás de mi nuca y me acercó a él en un beso pequeño que no duro lo suficiente para enredar mis dedos en su cabello.
—Aquí está, no lo has perdido —Sentí un leve peso en mi cuello que solo significaba una cosa—. Tranquilo, aún lo tienes.
—Por un momento creí que esos imbéciles me lo habían quitado.
—No lo han hecho, está aquí contigo —Su voz era como ser arrullado y definitivamente me tranquilizaba por completo—. Está con nosotros.
>Evan<
Después de que se quedará dormido regresé más tranquilo al cuarto para descansar, mágicamente mis dolores parecían desaparecer y me perdí entre las sábanas. Ramiro estaba bien, fuera del cáncer, claro, pero estaba vivo.
Aquel tiempo decidimos ocultar un poco lo que había pasado en el viaje, cada que nos preguntaban sobre nosotros evadíamos la pregunta. Éramos una "amistad", solo eso, claro, como si un par de amigos se besaran a escondidas en cada ocasión que pudieran.
Mi madre decidió tomar un tiempo, estaba confundida por todo y solo quería "aceptar" algunas situaciones, no quería separarme de ella, así que decidí darle ese tiempo, aunque no lo tuviera.
Los doctores habían dicho que un descanso del tratamiento sería lo mejor, eso no nos salvaba de que cada hora nos llamarán la atención, les parecía que teníamos una energía muy extraña para ser enfermos con un cáncer tan avanzado, como si nuestros cuerpos estuvieran exhaustos, pero nuestro corazón nos pidieran emociones o estar activos.
Llamaron a un par de psicólogos que servían en la otra planta del lugar, es así que descubrí que el centro tenía un centro psiquiátrico y por ahora nos daban terapia grupal donde el centro de todo era que moriríamos.
La recuperación de Ramiro iba muy bien, aún tenía el yeso en su brazo, pero movía la mano con más libertad y por la misma razón de que no podíamos quedarnos totalmente quietos todo el día, decidieron abrir talleres para los pacientes de oncología, los talleres eran demasiado aburridos aunque nos distraían un poco.
—¿Cómo me quedó? —Me mostró una pulsera que acababa de hacer, ninguna de las figuras y colores combinaban.
—Horrible —Sonreí, él hizo un puchero muy tierno, mire a todos lados para percatarme de que nadie nos observará y lo bese—. Pero me gusta, ¿me la regalas?
—Pero si está fea —Era claro que estaba un poco consternado por el beso.
—Eso que importa, la hiciste tú y eso para mí es lo fundamental —Coloqué mi mano para que me la pusiera—. Para mí es hermosa y especial.
—Eres tan sincero y cursi a la vez —Sonreía como un idiota mientras me colocaba la pulsera—. Me encantas.
—Lo sé, aparté tu brazo roto puede ser como un pretexto para apiadarme de tu talento para hacer pulseras.
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HASTA EL ÚLTIMO SUSPIRO
किशोर उपन्यासEl cáncer siempre fue un impedimento para amar, hoy es el que me lleva a conocerte y a tener momentos muy lindos a tu lado, momentos que terminan hasta el último suspiro. (TERMINADA) No se permiten adaptaciones.