Capítulo 3

1K 116 14
                                    

KAO

Earth, mi pequeño duende, ha sufrido tanto. Necesito abrazarlo, besarlo, amarlo hasta que no pueda respirar. Quiero atrapar a ese bastardo y sacarle su apestoso corazón por la garganta. Pero por ahora guardaré esa ira y dejaré que mi amor por él repare el daño de su alma.

Lo cojo en brazos y lo llevo a la cama, lo que quiero hacerle no se pude hacer en el suelo del salón.

Él no deja de besarme y yo lo devoro como si no existiera nada más. Dejo pequeños mordiscos por su cuello y él se ríe con las cosquillas que le producen. Su risa se me clava en el corazón, eso es lo que quiero oír siempre, no haré nada más en mi vida que intentar hacerle reír así.

Le quito la ropa poco a poco y me deleito con su fina y blanca piel, tiene un cuerpo maravilloso, conozco cada rincón de él, cada lunar y esta noche los besaré todos.

Me desnudo del todo y acompaño a mi duende en la cama, acaricio su pelo y beso su cara, adoro a este hombre y hoy se lo demostraré.

Le doy la vuelta y me concentro en besar su columna hasta su precioso culo, beso sus nalgas y sigo por sus piernas. Lo giro de nuevo y paso mi lengua y mis manos por su torso, meto su polla en mi boca, subo y bajo por ella, me encanta esta sensación. Earth gime mi nombre y me agarra del pelo, está cerca ya lo noto, su cuerpo tiembla y se corre en mi boca con un gruñido.

Lo miro a los ojos veo que está llorando, me quedo de piedra, no quiero que sufra nunca. Me bebo sus lágrimas y las cambio por mil besos.

-Te quiero Kao, soy tan feliz ahora mismo, tengo mucho miedo- me dice entre sollozos.

-Ya no tienes que tener miedo, a partir de ahora yo te protegeré y te querré para siempre- le digo mirándole a los ojos, rezando para que me crea.

No me dice nada, sólo se sube a mi regazo y mete mi polla en su interior, yo deliro cuando hace eso, es mi postura favorita, porque puedo observarlo sin prisa mientras hacemos el amor. No puedo creer que alguien alguna vez haya hecho daño a este ser divino que ahora es todo mío. Earth arquea su espalda y gime mi nombre, yo cojo su polla y lo masturbo al mismo ritmo que cabalga sobre mí. Ya no aguantaré mucho más, pero quiero mirarlo cuando se corra, así que le doy la vuelta y lo coloco debajo de mi cuerpo, encajamos a la perfección. Lo penetro con cuidado y coloco mi frente sobre la suya, me muevo lentamente mientras lo miro a los ojos y me pierdo en ellos.

-Te amo tanto que me cuesta respirar, a partir de ahora somos uno, tú y yo para siempre- le susurro al oído.

Él me mira, une sus labios con los míos y yo me derrito por dentro.

-Más fuerte, más rápido, más....-me grita con su boca en la mía.

Yo le doy lo que me pide, no puede ser de otra manera.

-Me corro, por favor no me sueltes, te amo- me grita clavándome las uñas en la espalda.

Se corre entre nosotros y sus gemidos me llevan a mí también al orgasmo, abrazo a mi duende fuertemente y me corro en su interior.

SAINT

Llegamos al resort después de un viaje largo y agotador, Zee baja las maletas y las deja en el dormitorio. El lugar es precioso, tenemos sauna y piscina privada. La playa está a apenas 100 mts y el sol de la tarde hace que todo tenga un color especial.

-Me encanta esto, mi ángel- Zee me abraza por detrás y yo lo rodeo con mis brazos.

-Y a mí también-le respondo con un bostezo.

-Cariño, ¿estás cansado?- me pregunta mientras me besa el cuello.

-Un poco la verdad es que el vuelo me ha dejado exhausto- le respondo.

Me ofrece una ducha y una cena ligera para poder ir a descansar, mañana nos espera un día agitado y necesitamos recargar las pilas.

Yo acepto enseguida y en poco rato estamos abrazados en la enorme cama de nuestra habitación, es la mejor sensación del mundo.

El látigo resuena en la habitación y el eco de su sonido se me clava en el alma. El primero duele muchísimo, el segundo es atroz. Mi piel se abre bajo el cuero de ese látigo y la mano que lo sostiene es fuerte y el odio de su dueño me traspasa el corazón. Oigo como me grita que será el último en tener mi cuerpo, su promesa resuena en mis oídos, pero antes de eso me hará pagar cada día de dolor que ha sufrido.

Intento gritar, llamo a Zee con todas mis fuerzas pero mi cuerpo está paralizado, no puedo moverme pero mi cerebro registra cada gramo de dolor que Lhong me inflige.

-Nooooo- grito y mi voz resuena en la oscura habitación.

-Saint, amor, ¿qué te pasa? –Zee ha encendido la luz y me abraza con fuerza.

Mi cuerpo está cubierto de sudor y me duele la garganta, no puedo parar de llorar y mis sollozos me hacen estremecer. No quiero que Zee me vea así, no quiero verlo sufrir. Maldita sea, soy un débil que no sabe recomponerse.

-Háblame mi ángel, por favor no te lo guardes para ti- me dice dulcemente cuando he podido calmar mi llanto.

Decido contarle lo que me ha estado pasando estos días, no quiero ocultarle nada, pero no me gusta hacerlo sufrir con esto.

-Llevo unos cuantos días teniendo pesadillas con Lhong- le digo con la voz todavía ronca.

-¿Por qué no me lo has contado?, no quiero que pases por esto solo, somos una pareja Saint- me dice un poco herido.

-No quería estropear nuestras vacaciones, tampoco quiero que te sientas culpable por nada.

Me coge la cara entre sus manos y me obliga a mirarlo.

-Aquí lo importante no soy yo mi ángel, lo único que necesito para estar bien es que tú lo estés, necesito que me cuentes lo que te hace sufrir. Tú me lo dijiste una vez, los fantasmas hay que airearlos para que no duelan tanto- me dice con un amor infinito y yo noto mis lágrimas asomar otra vez.

Lloro en sus brazos por un tiempo muy largo, le grito al mundo que odio a Lhong por lo que me hizo, que estuve terriblemente asustado y que deseaba que se pudriera.

-Muy bien cariño, grita todo lo que quieras, llora y maldice que yo estaré aquí- me besa suavemente mientras me mira a los ojos.

-¿Sabes que es lo que más me asustaba cuando estaba paralizado y en manos de ese chiflado?- le pregunto.

-¿Qué?- me dice.

-La posibilidad de no volver a verte, para pedirte que me perdonaras por todo, por mentirte. Me aterraba que vivieras una vida culpándote por todo. Esos pensamientos hicieron que resistiera. Oí tu voz llamándome, pero mis pulmones no me respondían. Quería gritarte que estaba ahí pero mi voz se había ido. Quería decirte que te amaba y tenía miedo de no tener la oportunidad de hacértelo saber.

-Todo eso ya pasó y ahora estamos juntos y jamás permitiré que alguien más te haga daño, te lo juro Saint, aplastaré a cualquiera que se atreva siquiera a toserte- me dice firmemente y yo le creo.

-Seguro que con estos brazos puedes matar a cualquiera, así que deben tener cuidado- bromeo para relajar el ambiente.

-Eres la persona más fuerte que conozco, eres tan formidable que espero no te arrepientas de haber aceptado quererme.

-Eso jamás pasará, estoy orgulloso de amarte y de que me ames, para siempre. Promételo- le pido.

-Para siempre mi ángel, lo prometo- me dice y esa verdad relaja mi ansiedad.

Elección acertada - ZeeSaint (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora