°Psicóloga°

693 94 7
                                    

Desperté con unos brazos rodeando mi cintura y totalmente fundido en mi, intente moverme pero el solo me abrazó más y pego sus labios a mi espalda que estoy seguro que si hubiera estado desnudo eso me hubiera causado un escalofrió.

-Emi despierta- Dije despacito mientras desataba sus brazos de mi cintura.

Al momento los recuerdos de la noche anterior me invadieron y me sonroje, ¿qué se supone que sigue ahora? ¿tengo permiso de besarlo cuando quiera? ¿somos algo? Me quede pensando hasta que el me obligo a darme la vuelta quedando frente a frente.

-Buenos días bonito- Dijo el y pude ver un brillo especial en sus ojos.

Me robo un pequeño beso y yo solo atine a cubrir mi cara con la sabana.

-Ay ahora si muy penoso ¿no? Pero ayer el que me robo el beso fuiste tu, en realidad los dos besos- Dijo en un tono tierno.

Comenzó a quitar mis manos de mi cara delicadamente, para después rozar su nariz con la mía. Estoy en el cielo.

-¡Emilio!- Escuchamos a su padre y enseguida Emilio me miro asustado.

Me infiltre en su casa ya que aun seguía castigado pero no esperábamos que lo llamara tan temprano, me metí debajo de la cama esperando que fuera un buen escondite.

Debimos haber pensado en que no era buena idea quedarme un Viernes cuando su padre al día siguiente no trabajaba.

-¿Qué paso pa?- Supe que su tono era de miedo.

-¿Por qué la puerta esta cerrada con seguro?- Emilio corría de un lado a otro escondiendo mis cosas- ¿Trajiste a una niña ayer?- Su tono era de picardía y por alguna razón ese comentario dolió.

Su padre entro a la habitación y una vez más yo quería ser invisible. Afortunadamente no me noto y después de una platica con Emilio acerca de su ida al psicólogo salio de la habitación. Emilio volvió a cerrar con cerrojo y me indico que podía salir.

Yo no me aguante y decidí preguntar.

-¿Has traído niñas?

-Amm pues Brisa ha estado aquí y mi hermana- Dijo nervioso.

-No te hagas tonto... sabes a lo que me refiero- Mi voz se quebró un poco.

Ni siquiera se porque me pone triste, si las trajo ¿a mi que? no somos nada, el podría salir con cualquier chica y yo no podría reclamar.

-Pues... si osea antes de ti... pues si algunas.

Lo que decía Daniel era verdad, nunca lo dude pero quería escucharlo de su boca.

-Bueno- Comencé a buscar mis cosas con la cabeza baja.

No estaba molesto, ni decepcionado es decir el puede hacer con su vida amorosa lo que quiera, solo me dio tristeza y no quiero ponerme a llorar por esa estupidez enfrente de el.

-Joaco... ven- Dijo extendiendo su mano hacia mi, yo la tome acercándome a el.

-Si, si traje más chicas no pienso negarte eso pero ninguna de ellas me ha hecho sentir lo que tu, se que suena a cliche y que seguramente estés pensando en que lo digo para que no te vayas. Pero es enserio Joaco, eres un chico maravilloso y realmente haces latir mi corazón a mil por hora, me da miedo... muchísimo miedo pero no vale la pena negar mis sentimientos hacia ti. No te enojes conmigo ¿si? Y quita esos ojitos tristes, que todo lo que paso antes de ti ya no existe y después de ti ya no hay nada más que tu- Tomo mi rostro entre sus manos y me dio un beso tierno en mi nariz.

-Bueno- Dije con mi cara totalmente sonrojada - Ya me tengo que ir ¿cómo salgo?

-Voy por la escalera

Regla No.5//EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora