Los ojos del corazón.
Capítulo 12.
—Especial Rina—
Me rasco la barriga con desesperación, odio verme así de gorda, nada me queda y todo me fastidia. Al comienzo todo era más fácil, pero ahora no puedo ni caminar.
—Cómo odio estar así panzona —gruño con desesperación cuando me levanto del mueble—. Maldita sea la hora en la que salí embarazada.
—Deja de quejarte —habla mamá que lleva horas metida en su celular. Pasa más tiempo aquí que en su casa porque no falta mucho para dar a luz—. Ya casi tienes al bebé y puedes salir, ¿dónde está tu esposo?
Mi esposo, «eso solo es un nombre», cada vez es más complicado estar juntos, no puedo negar que hace lo posible para que esté bien, pero cada vez anda más distraído, es como si algo más lo preocupara. Yo no soy tonta y sé que todo cambió entre nosotros desde que apareció Jazmín, él se enamoró. ¿La odio? No lo hago, ella no tiene culpa que mi esposo haya visto en ella lo que no vio en mí.
—Puedo quejarme porque es mi casa y no sé por qué te hice caso y no me cuidé —gruño entre dientes para las dos—. Estoy harta de esta vida, mamá, y debo aguantar todo porque la familia de Jacob te mantiene todos tus putos vicios.
—Cállate, no vengas con moral ahora porque no te queda.
Estoy por recitar un insulto cuando se escuchan unos pasos, espero unos segundos hasta que aparece Jacob vestido con pantalones negros, suéter manga corta en el mismo color y sus tenis blancos, es muy guapo. Me sonríe para acercarse, pienso que besará mis labios, pero besa mi frente seguido de mi barriga.
—¿Saldrás? —le pregunto cuando se reincorpora—. No me dijiste nada.
—Quedé con mis papás, sabes que no voy muy a menudo a verlos —acaricia mi barriga—. ¿Necesitas que te traiga algo de comer?
—Solo quiero que te quedes —hago que me mire—. Mamá casi se va y me duelen mucho los pies, no puedo hacer todo sola.
Espero su respuesta y solo se queda callado.
—Deberías atender más a tu esposa, pasa mucho tiempo sola —interviene mamá haciendo que la miremos—. ¿Qué? Digo lo que mi hija no es capaz de decir.
—¿No te ibas ya? —me dirijo a mamá que me hace mala cara, al final se termina por ir y se lo agradezco.
Mi madre y Jacob no es que se la lleven tan bien hace un tiempo, a él le molesta que ella opine en nuestra relación como esposos. Es molesto verlos discutir todo el tiempo.
—¿Sí te quedarás? Prometo no hacerte berrinches, pero no me dejes sola —rompo con la distancia dejando un rápido beso en sus labios—. Por favor…
—Lo pensaría si me dejaras hacerte un masaje —sonríe mostrando todo sus dientes—. Se ven muy hinchados, te pondré a tibiar un poco de agua.
Da unos pasos para ir a la cocina y vuelvo hablar.
—¿Te enamoraste de Jazmín? —sus ojos se abren y sus labios quedan apretados. No esperaba hacerle esta pregunta porque sé la respuesta—. ¿Te enamoraste de esa chica?
—¿Por qué me preguntas eso?
—Desde que la conociste no eres el mismo chico que conocí en la escuela, esa chica te robó toda la atención.
—Rina, yo no…
—No te voy a reclamar nada, yo entiendo que ella es guapa y seguro tiene cosas mejores que yo.
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Los ojos del corazón
Teen FictionNunca un amor te va doler tanto como ese que te muestra un mundo el cual desconoces y se va dejando un gran vacío en tu alma, nunca te va doler tanto saber que ese amor que te dio fuerzas de seguir ya no estará a tu lado y que sólo lo verás con...lo...