17. Ya no importa

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Los ojos del corazón

Capítulo 17. 

—Jazmín Tanner—

Si tienes amigas sabes lo cansonas que pueden ser cuando les dices «no» a uno de sus caprichos. En este caso, sería yo la que quiere salir corriendo de mis amigas que me quieren llevar no sé a dónde por las dichosas vacaciones, es muy extraño que ninguno de los chicos vayan porque según irán a otra parte. «Es muy raro».

Estoy en la sala de mi casa con las chicas que no dejan de hablar sobre todo lo que harán en Bower, es una de las ciudades más cercanas donde se encuentra el mar y muchos lugares para divertirse. Querían ir a otro lado, pero supongo que será para fin de año o no sé qué demonios pasa con ellas. La verdad no tengo nada de ganas para salir de mi casa, no después que siento que mi vida se ha convertido en un absoluto desastre desde que salí del hospital, ¿motivo? La mamá de Jacob.

Ese día que me dejó llorando por todo lo que me dijo actué como si nada pasara, pero por dentro estaba deshecha. Efectivamente, pensé que eran simples amenazas lo que dijo su mamá, hasta que pasó lo del incendio. La señora cumplió su palabra y cuando se dio cuenta de que no me alejaría de su hijo actuó de la manera más baja: causando un pequeño incendio demostrándome que era capaz de todo. Pensé que era lo mejor alejarme de Jacob y no le vi otra salida que romperle el corazón, le dije tantas cosas que todavía recordarlas duelen.

Desde que papá se enteró de que había estado con Jacob ha cambiado su actitud conmigo, no digo que me trate mal, pero ya no me trata como una niña. Cuando me confesó lo que le dijo el doctor no soportó y rompió en llanto. Fue duro para Pablo saberlo porque no podemos negar que hemos formado un vínculo muy bonito desde que arreglamos las cosas, en un comienzo sentía que él tenía culpa de que mi papá me fallara y aunque no lo aceptaba en el fondo sabía que guardaba resentimiento por él. Ya eso quedó atrás.

—Ay ya no seas pesada y ven con nosotras, tu excusa era que no ibas porque Jacob estaría, ¿ahora qué dirás? Él no va.

—Endry, deja de ser tan intensa, jodes más que novio feo. No puedo ir porque…

—Porque sigues mal por lo de Jacob —termina de hablar Estela.

—Vamos, prima, ¿si? —Cinthya me abraza haciéndome sonreír—. Solo serán unos días, si te quieres venir yo me vengo contigo.

—Promete que si quiero venirme me traerás —me hago a un lado—. Promételo, Cinthya.

—Lo prometo.

Soy débil ante mis amigas, es que puede que me divierta estando con ellas. Mi papá no está en la casa porque salió con Pablo hace un rato, sé que si lo llamo para pedir permiso me va a decir que no, así que es mejor dejar una nota para que sepa donde estaré. Mis amigas parece que tenían todo planeado porque hasta mi maleta tienen hecha, mi prima Cinthya me ayudó a buscar algo que ponerme y accedí, ya que no tenía de otra.

—Jacob Becher—

En las facetas de la vida podemos aprender tantas cosas que a veces hasta nos conocemos a nosotros mismos y sentimos miedo de encontrar algo que ni siquiera nosotros sabíamos que éramos, tantas veces pensamos que somos algo muy diferente a lo que somos o nos negamos a aceptar lo que nosotros ya sabíamos.

En tan solo meses seré papá y me da mucha ilusión saber que tendré a mi pequeña en mis brazos, pero sé que en el fondo mi corazón está hecho añicos, extraño a Jazmín y me duele no verla todos los días y saber que los dos evitamos estar donde está el otro. Una de las razones por las que acepté venir con mis amigos a una de las ciudades cercanas fue porque necesito distraerme, siento que me voy a volver loco entre los sermones de mis papás y todos los problemas que tengo en estos momentos.

Los ojos del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora