19. El baile II

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Los ojos del corazón.

Capítulo 19.

—Jazmín Tanner—

Arreglarme un poco no estuvo tan mal, me han dicho que me veo muy guapa. Mamá siempre me ayudaba hacerlo para decirme lo linda que era, creo que desde entonces aprendí a diferenciar mi ropa y todo lo que sea mío, los olores me ayudan mucho y el desarrollar el resto de mis sentidos es de gran ayuda.

Siento mi piel erizarse, mi respiración acelerarse y una mano tocar la mía. No estoy sola: Jacob ha llegado. Quito mi mano con miedo de caer de nuevo y ruego que aparezcan los chicos, lo menos que quiero es estar sola con Jacob.

—No deberías estar sola —no respondo y sigue—. Ok, merezco tu indiferencia, pero no me iré. Entiendo que te molesta mi presencia y tampoco me iré por eso.

Empiezo andar mis uñas y a jugar con los adornos de la mesa ignorando su presencia, todo está tranquilo hasta que siento que tiran de mi brazo y eso me hace reaccionar.

—¡No sé bailar! —Gruño cuando me pega a su cuerpo.

Sí sé bailar, solo no quiero.

—Te enseño —es una canción suave, sus manos se posicionan en mi cintura y no me gusta tanta cercanía—. Déjate llevar.

—Si quieres dejarme en ridículo no lo hagas aquí —me dejo llevar y solo escucho su risa, no sé qué demonios le pasa cuando hace rato me trató tan mal—. De verdad, no tenemos que estar aquí donde todos te ven con una ciega.

—Ya cállate, Tanner.

Decido quedarme callada y me dejo llevar de sus pasos, sinceramente, pienso que lo voy a dejar sin dedos por todos los pisotones que le he dado esta noche. «Todos a la maldad». Pasan algunos minutos y por más que le pida que me deje sentar no me lo permite.

—Te necesito —un susurro me deja inmóvil, no esperaba que dijera algo como eso. Siento que mi corazón quiere salirse—. Necesito besarte, tenerte en mis brazos y decirte cuánto te quiero.

—No me hagas esto —casi le supliqué en el mismo tono de voz—. No podemos estar juntos.

—Solo por esta noche olvidemos todo, ¿quieres?

Tal vez, hubiese dicho que no en otro momento, pero ahora mi respuesta solo fue «llévame lejos de aquí», sé que al decir eso estoy arriesgando mucho porque la mamá de Jacob es realmente una persona sin escrúpulos, pero, cómo decirle al corazón que deje de querer, cómo olvidar a la persona que amas. Son sentimientos que nadie puede borrar y Jacob hace parte de mí como yo hago parte de él.

Mis oídos se percatan del sonido tranquilizante que se siente cuando nos apartamos de todos, mi tacto puede percatarse que la tierra está fría y el resto de mis sentidos pueden sentir y ver lo que mis ojos no son capaces de ver. Una gota de agua cae sobre mi brazo haciéndome saber que va a llover, una sonrisa se forma en mis labios cuando más gotas se hacen presente y efectivamente no me había equivocado.

Volteo mi mirada hacia Jacob que está a mi lado y sabía que algo así pasaría, puedo ver su cuerpo en color azul, no distingo con claridad su cuerpo, pero sí su rostro, esto me ha pasado desde que perdí la vista y es que puedo ver distorsionado cuando las personas están debajo de la lluvia. Sonrío dando unos pasos quedando frente a Jacob, levanto mi mano llevándola hasta su mejilla, toco sus labios grabándome cada línea, no logro verlo con claridad, pero siento la mayor felicidad al tener la dicha de unos segundos.

—Yo también te necesito, nunca me has asfixiado, te quiero y lo que dije que eras mi pase libre para salir, era mentira —empiezo por hablar—. No hay nadie más porque te quiero, Jacob Becher.

Noto cómo su sonrisa se hace más grande y el agua cae con más intensidad sobre nosotros, me acerco hasta quedar cerca de sus labios y me adueño de ellos, el solo roce de sus labios sobre los míos hace que quiera todo con él, hace que me olvide que estoy echando todo a un barranco por lo que me hace sentir. Sus brazos me rodean para dejarme pegada a su cuerpo y en segundos el beso aumenta de ritmo, el agua ha disminuido, pero es lo que menos nos interesa ahora.

Sus labios besan mi cuello y sus manos ahora se pasean por mi cuerpo, llevo mis manos hasta su cuerpo para saber qué clase de ropa tiene, cuando siento los botones los suelto con toda la torpeza que puede existir. Trato de buscar sus labios de nuevo y me separa un poco para sacarme el vestido.

—¿Quieres que lo hagamos aquí? —Pregunta mientras baja los tirantes de mi sostén—. Alguien puede vernos.

—Solo sigue haciendo lo que haces y cállate —le exijo sacando mi sostén por completo.

El contacto de su boca en mis pezones hace que se me escape un gemido, puedo sentir las gotas que caen, pero mi vista ya está nublada. Deslizo mis manos por su cuerpo y sus brazos hasta conseguir el broche de su pantalón y lo suelto para sacarlos, me dejo llevar hasta que los dos nos dejamos caer sobre el pasto, está húmedo y el olor a tierra mojada es de lo mejor. Empiezo a sentir sus labios sobre mi cuerpo y sigue bajando para sacar mis panties, dejo mis piernas afirmadas dándole una mejor vista.

No he estado con más nadie, pero sé que esto le gusta por cómo gime mi nombre y porque la noche anterior me susurraba cuánto le gustaba verme expuesta ante sus ojos.

—Jazmín… —lo escucho gemir antes de posicionar su boca en mi parte íntima. Estaba mal cuando pensé que esta vez todo sería lento, pero no. Su lengua se ha empezado a mover en mi sexo mientras sus dedos me acarician por fuera, siento cómo un cosquilleo aumenta en la parte baja de mi abdomen mientras su lengua se mueve y de vez en cuando se pasea por mis labios, mi clítoris palpita sin contemplación alguna cuando empieza a manipularlo y a succionarlo.

Mi cuerpo se contrae cuando siento como si una explosión de sensaciones me abarcara, mi cuerpo se descontrola y he tenido un orgasmo.

—¡Ah…!

Se ubica encima de mí y me penetra sin previo aviso, gimo al sentir cómo mis paredes vaginales lo reciben, arde un poco porque todavía estoy muy estrecha. Sus labios vuelven a los míos y luego a mis senos jugando con ellos mientras se empieza a mover. Cada embestida, cada gemido, cada palabra sin sentido que sale de nuestros labios y cada beso me hace sentir tantas sensaciones que me hace saber que esto no está mal, los dos nos queremos y no estamos haciendo nada malo.

—¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! —Gimo con cada embestida, puedo sentir cómo entra y sale de mí, sus movimientos y los míos encajan de manera perfecta. Sus gemidos hacen que quiera cada vez más, así que por primera vez me atrevo a decirlo—. Quiero más, muévete más.

Mis manos no dejan de tocarlo, sus embestidas son ágiles y certeras, el solo hecho de sentir sus manos sobre mi cuerpo me debilita de manera única, no había sentido esto nunca antes.

Sudor.

Excitación.

Gemido tras gemido.

Tantas cosas en una que no soporto más y me corro sin control alguno, un par de movimientos más y se viene dentro de mí, me lleno de él. Sale de mí, tumbándose a mi lado, puedo escuchar su respiración agitada tanto como la mía, necesitaba esto, necesitaba tenerlo cerca y no sé qué voy a hacer, pero lo quiero y no precisamente lejos de mí.

Con ayuda de Jacob me termino de vestir y él también hace lo mismo, me siento abrazando mis rodillas y los dos nos quedamos en silencio, la lluvia ha cesado y lo único que no me gusta es que ya todo volvió hacer como antes porque no puedo ver nada, solo colores distorsionados como de costumbre.

—¿Por qué me mentiste? Me sigues queriendo —acaba con el silencio que reinaba entre los dos—. Pude sentir en tu manera de tocarme que cada palabra que dijiste para alejarme es mentira.

¿Por qué seguir ocultando la verdad? ¿Por qué hacerlo?

—Aquella vez en el hospital que te pedí que fueras por comida tu mamá llegó —suelto un poco de aire por la nariz para volver hablar—. Me amenazó con hacerle daño a mi hermano y con quemar la panadería de mi papá si seguía contigo, me dijo que no le ibas a dar el amor que necesitaría tu hija si seguías conmigo. Ella me exigió que te dejara y por eso lo hice.

—¿Mi madre? Cómo pudo hacer algo así —noto la rabia en su manera de hablar—. Mi madre no tiene idea del dolor que me causó al pedirte que me dejaras, pensé todas estas semanas que no me querías, te traté mal en muchas ocasiones cuando solo fuiste una víctima de su manipulación. ¿Por qué no me dijiste lo que pasó desde antes? ¡Mierda, Jazmín, me mentiste de la peor manera!

—¡No podía decirte nada! —Me desespero y hablo en voz alta—. ¡Es tu mamá! Cómo pretendías que te dijera que tu mamá me amenazó. No, Jacob, no todo es tan fácil como tú lo piensas.

—¿Tienes idea de todo lo que pasó por mi cabeza cuando te alejaste de mí? —Inquiere, molesto—. Pensé que habías empezado una relación con…

—Una relación con Adrián —termino por él—. Estás mal si piensas que me voy a meter con él, lo que pasó con nosotros fue cuando éramos niños, ahora no tiene caso y menos cuando… —me callo—. Olvídalo, pero no pasa nada con Adrián.

—Entonces, anda conmigo.

—¿Ah?

—Que seas mi novia, quiero que seas oficialmente mi novia.

Bueno, eso suena muy interesante

—¿No te importa lo que diga tu mamá o que yo sea ciega? —Pregunto con cierta duda—. Sabes que no soy tan común, también sabes que no estaré por mucho tiempo, estoy enferma, Jacob.

—Lo que dije en la habitación fue de rabia, no lo pensé y me dejé ganar de la rabia, a mí nunca me ha importado tu enfermedad y menos que no puedas ver —acaricia mi brazo—. Quiero estar contigo.

—Y yo contigo —sonrío cuando siento un beso en mis labios—. Regresemos donde los demás, deben de estar preguntando por nosotros.

—No parecías tan preocupada si preguntaban por nosotros hace un rato —suelto una risita mientras niego con la cabeza—. Ah, pero te ríes.

—¿Será porque alguien no me dejaba hablar bobadas? —Frunzo el ceño divertida—. Los dos estamos iguales así que calladito te ves muchísimo más guapo.

(….)

—¡Perrea, Javi, perrea! ¡Otra, otra, otra! —Empezamos a gritar todos mientras Javier baila. No he dejado de reír desde que regresamos al baile, Jacob me ha dicho todo lo que hacen los chicos y solo las imágenes que se hacen en mi cabeza me hacen reír.

Siento tan bien estando aquí con todos mis amigos y con Jacob, me he divertido y al parecer el agua lluvia no hizo que esto se acabara porque puedo sentir lo emocionados que están todos. Se siente muy bien.

No sé qué pasará cuando regresemos a la ciudad, pero sea lo que sea le voy a poner la cara porque no puedo dejar que pasen por encima de mí, no cuando me he dado cuenta de que no todas las personas son buenas, y que no todos los amores llegan de la mejor manera. La mamá de Jacob puede tener todo el dinero del mundo, pero es una persona vacía y está mal si piensa que daré mi brazo a torcer por un capricho suyo.

Mamá era de las personas que sobreprotegen cuando quieren a alguien, de las que dan el todo por el todo, pero si algo me enseñó fue a luchar por lo que quiero, y en este momento lo que quiero es a Jacob y no lo dejaré ir por segunda vez. Entiendo que será papá en poco tiempo, pero eso no impide que mi amor por él siga latente como cuando me di cuenta de que podía ver a Jacob con los ojos del corazón.

—Nota—

Aquí conmigo, ¿allá con quién?... Jajaja nahh mentiras. Amores, esta es una historia bastante corta, por lo que el final será en pocos días, espero que hayan disfrutado hasta este punto y que disfruten de los pocos capítulos que resta, los quiero a todos y que mi Dios me los bendiga donde estén.

¡Lancasticos besos!

Los ojos del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora