Los ojos del corazón.
Capítulo 21.
—Jazmín Tanner—
Cuando menos lo esperas pueden pasar tantas cosas que te van enseñando que nada es perfecto, que el amor no es como en las historias chiclé que acostumbras a leer en muchas plataformas y que no todo puede salir como a veces queremos. Somos seres humanos que nos contaminamos segundo a segundo con toda la basura que hay en el mundo, nos enseñan a juzgar, pero nunca a mirar hacia atrás y ver que hemos hecho daño a personas que no lo merecen, y que más de una vez hemos sido lo que más odiamos.
Con los días me he dado cuenta de tantas cosas que al comienzo de mi vida pensaba que eran lo más insignificante del mundo, y no. La cena en la casa de Jacob fue lo más desastroso de mi existencia, fue donde me di cuenta de que ellos lo tienen aparentemente todo, pero en el fondo están vacíos y con ganas de destruir a todo el que no consideren con clase. Qué estupidez tan grande.
Esa misma noche la pasé con Jacob y cuando regresé a casa me dieron el sermón del año que, aunque no lo crean, valió la pena, porque Jacob habló con mi padre para decirle que éramos novios y ahora podemos vernos sin necesidad de escondernos. Fue una noche explosiva y no he podido olvidar todo lo que hicimos y todo lo que aprendí, no puedo negar que han sido días donde he estado con Jacob y hemos hecho el amor muchas veces y otras veces es algo más rápido, pero mi papá nunca lo deja quedarse porque dice que no vamos a irrespetar su casa. «Lo siento, papito, la hemos irrespetado muchas veces».
Rina dio a luz hace una semana y es una bebé preciosa, Jacob me dejó conocerla y lo hice de la única manera que puedo, con mi tacto. Su piel era tan suave como su cabello, me la imaginé tan hermosa en mi cabeza que sonreí con ella en mis brazos. Tengo tan claro en mi cabeza el día que Jacob la llevó, estaba Rina con él y segundo después llegaron los papás de Jacob y la mamá de Rina quienes empezaron atacarme con ofensas y me pidieron que me fuera, estuve a punto de hacerlo cuando la voz de Rina nos sorprendió a todos diciendo:
—Jazmín no tiene que irse, los únicos que deben irse aquí son ustedes que no se cansan de ofender a todos. Ya está bueno de humillaciones contra ella que no tiene culpa de nada de lo que pasó con Jacob y conmigo, los dos se quieren y eso no me molesta, así que les pido que se vayan porque no voy a permitir que la ofendan como todo este tiempo.
Pensé que solo quería quedar bien, pero cuando quedamos junto con Jacob ella me pidió una disculpa por lo mala onda que ha sido conmigo. No puedo decir que somos amigas porque sería una mentira, pero es mejor llevar la fiesta en paz con alguien que ahora tiene una hija con el chico que amo y sería injusto armar un drama porque por más que Jacob me quiera está por encima de todo su hija y no puedo arruinar su felicidad, no cuando él ha hecho todo lo posible para que yo sea feliz todo este tiempo que ha pasado.
—¿Puedo pasar? —Escucho la voz de Estela y me termino de vestir, me estaba duchando.
—¡Pasa! —Sonrío cuando sé que está en mi habitación—. No me avisaste que venías.
No escucho su voz, pero sí unos sollozos que me hacen saber que está llorando, me guío por el llanto, al tenerla cerca la estrujo en mis brazos dándole un abrazo y su llanto se hace más grande. Puedo sentir el dolor en las pocas palabras que dice y debió pasar algo para que Estela esté llorando como una bebé, ella es muy fuerte y desde que la conozco es la primera vez que siento que está derrumbada y me duele no saber lo que está pasando para ayudarla.
—Todo pasará —susurro, acariciando su cabello y sigue llorando cada vez más—. Saca todo lo que sientes, te hará bien.
—Yo… yo le fallé —balbucea en medio del llanto—. Sabía que no estaba bien y dejé que pasara, yo no soy una buena chica…
—Eres una de las mejores chicas que conozco, Estela, no puedes decir eso.
—¡¿Crees que una de las mejores chicas le pondría el cuerno a su novio?! —Escupe con amargura, dejándome callada—. Yo nunca debí poner mis ojos en nadie más, no debí dejar que el juego siguiera y que empezara a sentir amor por alguien que no es mi novio, todo estaba bien y debía aparecer él. ¿Sabes qué hice? Me dejé besar de Adrián, dejé que me tocara y lo peor es que lo quiero. Lo quiero incluso más que a Miguel que solo me ha cuidado. No merezco nada, no después que le fallé a mi novio.
Me había preparado para todo menos para escuchar que Estela se había metido con Adrián, esto puede desatar muchos problemas, y más cuando se enteren de que mi prima ha empezado a sentir cosas por Miguel que solo va a sufrir con esto que pasó.
—¿Te acostaste con Adrián? —Me atrevo a preguntar—. ¿Se lo dirás a Miguel?
—Sí, ayer quedamos en ir a cine en plan de amigos, cuando me llevó a mi casa lo invité a pasar y no sé en qué momento terminamos acostándonos —musita con lentitud—. Acepto que cuando lo vi me pareció guapo y cada vez que lo veía sentía que lo deseaba, pero ya no es simple deseo, lo quiero y me duele que Miguel me vaya a odiar porque no puede ser que lo haya dejado de querer, hemos sido novios desde casi siempre.
—¿Te arrepientes de lo que pasó con Adrián?
—No, me gustó estar con él, nunca había estado con otro chico desde que empecé andar con Miguel, pero llegó Adrián y fue como si me hiciera sentir cosas diferentes que nunca sentí.
—Estela, yo te conozco y si te acostaste con Adrián es porque de verdad lo quieres, entiendo que no es fácil esto, pero debes hablar con Miguel sobre lo que pasó —siento el peso de su mirada sobre mí—. Miguel no es un mal chico y te quiere, no merece que te calles algo así.
—Me odiará —susurra en un hilo de voz—. Le fallé como una maldita perra.
—Oye, no, tú no tienes culpa que tus sentimientos hayan cambiado, Adrián no es un mal chico y si estuvo contigo es porque algo debe sentir.
—No nos hagamos las bobas, Adrián está enamorado de ti y lo único que siente por mí es deseo y atracción sexual.
—¿Te ha buscado desde ayer?
—Sí, pero he ignorado sus mensajes y sus llamadas, no quiero verlo porque debe estar pensando que soy una fácil.
—Si no quieres que piense eso entonces cuéntale todo a Miguel, una mentira te llevará a otra y será peor.
—Eso haré —siento un repentino abrazo—. Gracias por escucharme, debía sacar todo lo que sentía y sabía que no me ibas a juzgar. Quiero pedirte un favor.
—El que quieras, para eso somos amigas.
—Que nadie se entere de lo que pasó, no quiero que piensen lo que no es.
—No pensaba decir nada.
Nos damos un abrazo y le deseo suerte para lo que va a hacer. Estela no es una mala chica, pero su pecado fue pensar que estaba enamorada de Miguel cuando solo estaba con él por costumbre, lo quiere y no se puede negar, pero si puso sus ojos en alguien más es porque encontró todo lo que su corazón guarda y, tal vez, no fue la mejor manera, pero así es el amor y ella debe enfrentar su presente y todo lo que se viene.
—Especial Miguel—
He recibido un mensaje de Estela pidiéndome que vaya a su casa, anda muy rara conmigo y creo que llegó el momento de hablar porque no puedo estar sin saber qué pasó con nosotros. Me subo en mi auto y prendo el estéreo, canto a todo pulmón las canciones de Halsey mientras sigo conduciendo.
Pasan algunos minutos cuando llego a casa de Estela, me sorprende ver a Adrián cerca de mi novia y parece que discuten. Camino a paso lento y justo cuando estoy por hablar escucho lo que le grita Estela.
—¡Te dije que no me vinieras a buscar cuando me llamaste hace un rato, habernos acostado solo fue un error y no pretendo volver a lo mismo!
—¿Te acostaste con él? —Las palabras salen arrastras, siento que si digo algo más me voy a soltar a llorar y no les daré el gusto de verme destruido.
—Mi… Miguel —Estela se voltea a verme con sus ojos empapados de lágrimas. Me giro para irme porque no tiene caso quedarme, estoy por llegar al auto y me toma del brazo haciendo que me suelte con brusquedad—. Déjame explicarte cómo pasó todo, no puedes irte así.
—¿Qué me vas a explicar? —La miro de arriba abajo con asco—. ¿Que te acostaste con este chico porque todo lo que sentías por mí era una farsa o que tus excusas para no verme eran porque te estabas revolcando con otro? Porque si es así ya me quedó claro que eres una pe…
—¡Ni se te ocurra ofenderla! —Adrián me señala—. Estela no tiene culpa de nada.
—Nadie te pidió tu opinión, llegaste a meterte con la chica que amo y a romper todo —me le acerco—. ¿Tanto disfrutaste meterla en tu cama?
—Miguel, solo pasó una vez.
—¡Una maldita vez que acabó con nuestra relación, Estela! —Le doy un golpe a mi auto sin importar que me lastime la mano—. Te pregunté muchas veces qué pasaba y decías que nada, ¡por Dios, te estabas tirando a otro!
—¡Lo siento! —Me grita con desesperación—. No puedes culparme de todo cuando fuiste tú quien se alejó primero de mí, muchas veces me acerqué a ti para saber qué pasaba y nunca tuve una pinche respuesta.
—Un lo siento no quita que seas una fácil —levanta su mano para darme un golpe y la detengo tomándola por la muñeca—. Ni se te ocurra ponerme un dedo encima —bajo su mano con fuerza.
Intento irme de nuevo y me vuelve a detener.
—¡Que me dejes ya! —La empujo—. ¡Acabaste con todo y no pretendas que te tenga lástima!
—¡Con Estela no! —Adrián me da un empujón y me ha colmado la paciencia. Le mando un golpe directo a su pómulo y me lo regresa sin pensarlo.
—¡No se peleen! —Estela se pone en medio de los dos con sus mejillas todavía llenas de lágrimas, y deja su mirada en mí—. Miguel, yo sé que te fallé, pero yo no escogí sentir algo por Adrián, te quiero, aunque tú sabes que entre los dos ya no quedaba nada.
—Eso no te daba derecho a ponerme los cuernos.
Le quito la mano y esta vez sí me subo al auto alejándome de la chica que un día pensé que lo era todo para mí. Me ha causado el peor dolor que he sentido y no se lo voy a perdonar nunca porque yo siempre fui sincero con ella y me hace algo así.
Mi vista se nubla con las lágrimas y me detengo para mandarle un mensaje a Cinthya, ¿por qué pienso en ella? Porque hasta el momento es quien no me ha fallado.
—Hola, Cinthya, ¿puedes ir a mi casa en media hora?
Lo envío y espero su respuesta.
—¡Hey, hola! Claro que puedo, allá nos vemos.
Guardo el celular y vuelvo a conducir, necesito sacar todo el dolor que ahora siento, no pensé que una traición dolería tanto, pero lo que siento ahora me está quemando por dentro de la peor manera. Necesito alcohol para pasar este dolor que me carcome y me hace saber que no soy lo suficiente para alguien más.
(…..)
—Apestas a alcohol —Cinthya me ayuda a subir a mi habitación porque no puedo hacerlo solo. Cuando llegué la conseguí esperándome y se veía preocupada. Terminamos de subir y me deja caer en mi cama—. Te voy a preparar una ducha para que se te baje la peste a alcohol, solo a ti se te ocurre tomar conduciendo.
—No me regañes —me quejo como un bebé y solo la veo buscar el baño y se tarda un buen rato.
Estoy por quedarme dormido cuando unos golpecitos me hacen abrir los ojos.
—Te llevaré que te duches para que te duermas —Cinthya me ayuda a poner en pie y me recalco en su hombro para poder caminar. Entramos al baño y por más que me quejo me mete debajo de la regadera dejando caer el agua fría sobre mi cuerpo—. Deja de quejarte y de echarme agua, estás peor que un bebé. Bueno, hasta un bebé se porta mejor que tú.
—Es… está fría —titubeo. Retrocede para que no la moje y la tomo del brazo dejándola debajo del agua, trata de salirse, pero no la dejo y cuando se queda quieta me percato que su sostén negro se marca en la blusa transparente—. ¿Cinthya?
—¿Sí, Miguel? —Susurra mirando mis labios y parece nerviosa.
—Creo que deberías salir y secarte, te empapé toda —asiente, alejándose—. Salgo en unos minutos.
—Cuidado te duermes de la borrachera que te cargas —me guiñe un ojo sin dejar de sonreír y sale del baño.
—¡Si me duermo tienes que sacarme para luego vestirme y no querrás verme al desgarra vagina! —Bromeo en voz alta para que me escuche.
—¡No me apetece ver al cheeto que llevas guindando, descerebrado!
Escucho su risa desde el baño y no me queda de otra que hacer lo mismo. Desahogarme con Cinthya me hará muy bien y eso es lo que necesito en este momento.
Este tiempo al lado de Cinthya me ha servido para conocerla y me he dado cuenta de que es una chica muy transparente. Hubiese sido mejor conocerla antes y no ahora que puedo hacerle daño porque estoy tan destruido que quisiera dejar de sentir tanto dolor por la traición de Estela.
Estela me falló de la manera más baja, pero no la culpo de todo porque tal vez lo nuestro era solo conocernos y no estar «juntos para toda la vida» como pensábamos cuando nos conocimos. Todo se fue al demonio y no pienso hacer nada para regresar de nuevo, no cuando me ha lastimado.
—Nota—
¡Preciosos! Estuvo para morirse este capítulo.
¿Qué tal lo que pasó con Adrián y Estela? ¿Será solo esta vez?
¿Qué me dicen del acercamiento de Miguel y Cinthya? ¡Alarmante!
Se acerca el final mis Lancasticos.
ESTÁS LEYENDO
Los ojos del corazón
Teen FictionNunca un amor te va doler tanto como ese que te muestra un mundo el cual desconoces y se va dejando un gran vacío en tu alma, nunca te va doler tanto saber que ese amor que te dio fuerzas de seguir ya no estará a tu lado y que sólo lo verás con...lo...