CAPÍTULO 18

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HANSOL

Dos días después de haber cuidado a mis sobrinos, volví a pasar todo el tiempo en la biblioteca. Una parte de mí se preguntaba si debería invitar a Seungkwan otra vez, ya que su visita el otro día había sido interrumpida, pero al final, solo dejé la biblioteca para dormir y comer.

Estuve tan cerca de besarlo la última vez que nos encontramos. Todo en mí me había gritado que lo hiciera. Todo menos la diminuta y pequeña voz de la razón en la parte posterior de mi cabeza. Si me hubiera permitido probarlo, no me habría detenido allí. Habría querido tenerlo entero.

Demonios, todavía lo hacía, pero era más fácil mantener las fantasías a raya cuando no tenía recuerdos reales de donde sacarlos.

Suspirando, pasé una página en mi libro y me di cuenta de que no tenía ni idea de qué se trataba la historia. Lo dejé de lado al mismo tiempo que oí abrir la puerta de la biblioteca. Probablemente uno de los sirvientes de mi madre a quien se le ordenó que buscara un libro para ella o me entregara un mensaje.

Pero estaba equivocado.

Fue mi madre la que ingresó a la biblioteca.

Levanté ambas cejas cuando se sentó en una silla frente a mí.

– ¿Cómo estás disfrutando de tus vacaciones? – Preguntó ella.

Eso no era realmente lo que quería saber, pero estaba segura de que llegaría al punto más pronto que tarde, así que la complací.

– Me están gustando, gracias – Eché un vistazo a la pila de libros a mi lado, deseando poder volver a ellos. No me habría importado una conversación amistosa con mi madre, si hubiera tenido alguna ilusión de que fuera ese el motivo por el que había venido aquí. No había habido muchas conversaciones amistosas entre ella y yo que pudiera recordar. A ella no le gustaba la forma en que yo vivía mi vida y no me gustaba que me dijeran cómo ser mejor dragón o mejor hijo o algo mejor, realmente. Hemos peleado mucho, a lo largo de los años.

Eventualmente llegamos a una especie de entendimiento tácito en el que limitábamos la comunicación a unas pocas veces al año para no enloquecernos el uno al otro. Sabía que a su manera, ella solo peleaba conmigo porque se preocupaba por mí, pero era más fácil recordar eso desde la distancia.

– Estoy de acuerdo en que es importante tener una buena lectura, pero no tienes que pasar toda tu estadía aquí.

Y ahí estaba su primer punto de crítica.

– Sabes que este es mi lugar favorito en esta isla.

O lo sabrías, si prestaras atención cómo soy, en lugar de a quién te gustaría que fuera.

– Sea como fuere, hay otras cosas de las que un hombre de tu edad debería preocuparse por sí mismo.

Levanté una ceja hacia ella.

– Madre, sabes que estas conversaciones entre nosotros nunca terminan bien.

– Todavía siento la necesidad de impartir algunos consejos maternales.

– Creo que he escuchado todos tus consejos.

– Y sin embargo, nunca has tomado ninguno de ellos – Ella se movió un poco en su silla, enderezándose – Tu padre me contó recientemente sobre ese incidente que tuviste cuando eras adolescente.

– ¿Qué incidente? – ¿Y cuándo habían hablado los dos?

– El que te hizo rehusar a cambiar.

Oh no. Oh Dios, no.

Yo no era Seungkwan, pero la idea de que mi madre lo supiera me encendía el rostro de todos modos.

– Voy a matarlo – Pronuncié. ¿Cómo había pensado por un momento que estaba bien hablar de eso? Él había prometido no hacerlo.

– Por favor, Hansol, no hay necesidad de estar tan avergonzado. Las cosas se calentaron, te emocionaste y el fuego salió volando de tu boca.

Sucede. 

Reprimí la necesidad de esconder mi cara en mis manos. Esta conversación realmente no podría estar sucediendo.

– Lo quemé, mamá – La primera vez que tuve sexo con alguien, quemé al chico. Probablemente todavía llevaba las marcas en el hombro donde lancé el fuego. No había sido capaz de contenerme, no había podido salir de eso hasta que escuché a mi compañero aullar de dolor. El sonido todavía atormentaba mis sueños algunas noches.

Mi madre negó con la cabeza ligeramente.

– Lo que pasó es lamentable, pero no hubiera sucedido si tu compañero hubiera sido un dragón.

– No hubiera sucedido si yo no lo hubiera sido.

– No puedes cambiar quién eres, hijo.

– Tal vez no, pero puedo intentarlo con todas mis fuerzas. No he lastimado a nadie después de esa vez.

– Porque estás rechazando una parte de ti mismo. ¿Esa es tu solución? – Su voz se había vuelto inusualmente suave y carecía del juicio que había llegado a asociar con ella. En cambio, sonaba casi triste.

– Si eso es lo que tengo que hacer para mantenerme bajo control, entonces sí – No quería que mi fuego lastimara a nadie nunca más.

Mantener a mi dragón interno bien encerrado me había funcionado bien hasta ahora. Fue solo hace poco que lo sentí moverse, porque estaba pasando demasiado tiempo en esta isla y porque... Cerré los ojos brevemente y pensé en Seungkwan. Algo en él llamó a la bestia en mí, a una bestia que quería encender fuego sobre los que yo amaba. Él no se merecía eso.

– No tendrías que intentar tan duro si volvieras aquí. No puedes quemar a otro dragón.

Negué con la cabeza.

– Me gustan Las Vegas y me gusta mi trabajo. Me gusta mi vida – En su mayor parte, de todos modos – Aprecio tu preocupación, pero es innecesaria. Lo he hecho funcionar durante los últimos años, y lo haré funcionar en los próximos años.

– ¿Y después? ¿Nunca querrás cambiar otra vez? – Madre a menudo me decía que estaba rompiendo su corazón, pero la forma en que me miraba ahora me hizo creerlo por primera vez. No podía imaginar vivir la vida que había elegido para mí, y tampoco que yo pudiera ser feliz con eso.

Ella pensó que me había fallado. Ella no lo dijo, pero tenía que decirlo.

– Lo siento, Madre – Era todo lo que podía pensar antes de levantarme y dejarla en la biblioteca.

– Lo siento, Madre – Era todo lo que podía pensar antes de levantarme y dejarla en la biblioteca

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EDDSS - VERKWANWhere stories live. Discover now