El Ataque de La Órden Oscura

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El treinta de mayo, dos semanas después de que Visión apagara su rastreador, la ciudad de Edimburgo amaneció lluviosa. Wanda, que estaba con una remera blanca larga que tenía guantes sin dedos, despertó. Visión ya estaba levantado y sentado en una silla de la mesa circular.

- Buenos días, Vis - dijo Wanda cuando se levantó de su cama y se colocó una bata gris.

- Buen día, Wanda - dijo con algo de tristeza Visión.

- ¿Sucede algo? - preguntó la chica y se acercó a la mesa. Visión tenía su celular en sus manos y dijo:

- El Secretario Ross quiere que vuelva al complejo. Dice que la misión que Stark me había encomendado ya fue anulada por las Naciones Unidas - contestó. - Debo regresar mañana.

- ¿No hay alguna forma de hablar con Stark? - dijo ella con mucha tristeza.

- No lo creo. Trataré de hablar con Tony cuando vuelva para ver si puede inventar alguna otra cosa - contestó Visión. - No creo que mañana se encuentre en el complejo. Su casamiento con la Señorita Potts será en unas semanas así que deben de estar organizando todo.

- Sí este es nuestro último día, aprovechémoslo al máximo - dijo Wanda. Intentó sonreír, pero su angustia crecía. Después de dos años viviendo allí, el día que más temía había llegado.

Visión no objetó. A pesar del lluvioso día, Wanda y él fueron al cine y almorzaron en su restaurant favorito. Pasaron por la Estación Waverly a verificar los trenes y cuál tomaría Visión al día siguiente.

Con la ayuda de internet, decidieron realizar un tour sobre Harry Potter, ya que en esa ciudad había nacido la idea de los libros. Wanda, al ser fanática, la pasó genial el resto del día junto con su novio, aunque probablemente sería el último.

Mientras visitaban el Cementerio Greyfriar, Visión tuvo una punzada en la Gema. Eso alteró a Wanda porque en las últimas dos semanas, eso no había sucedido. El temor de Wanda aumentó cuando al anochecer le volvió a punzar la Gema. Jamás había pasado dos veces en un día seguido. Quizás el hecho de que al día siguiente se separaran estaba alterando a Visión y por eso las punzadas sucedían. Pero, aunque Wanda no lo quería admitir, ella presentía que algo sucedería. A pesar de que Visión intentaba disimularlo para que Wanda no lo supiera, ella veía como se tocaba la frente y gemía.

Al caer la noche, la lluvia se había vuelto tan fuerte que decidieron volver al departamento. Ambos se quitaron sus abrigos. Visión se colocó su pijama azul oscuro y ordenó sushi para la cena, su primera comida y su favorita. Wanda se colocó otra vez su remera blanca mangas largas con guantes sin dedos y un corto pantalón con el que dormía.

A los treinta minutos, llegó la comida. Pasaron largo rato comiendo y recordando lo que hicieron en el día y durante dos años.

Cuando ya se hizo media noche, Wanda se metió a la cama. Había pedido un té a Ted y leía un libro que Visión le había regalado ese mismo día durante el tour. Visión también se había metido a la cama y se rascaba con preocupación la frente.

Wanda, que miraba de reojo, notó que Visión había hecho aparecer la Gema en su frente, cuando solía hacer que la Gema fuera invisible para quien lo ve. Este se volvió a rascar la frente y se levantó suavemente de su cama.

Se dirigió a la ventana de la derecha y abrió las cortinas. La lluvia seguía pegando fuerte en la ventana.

De pronto, un sonido chillante se escuchó de Visión y, luego, este emitió un gemido. Wanda, ya preocupada, levantó su cabeza del libro lo observó cómo se tocaba la Gema.

La Historia de Wanda MaximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora