●CAPÍTULO ONCE.

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Maratón 05/10

- ¡TIAGO!- Grito Griselda cuando vio salir al muchacho dando un portazo, no me saludó ni nada, solo pego la vuelta y se fue.

- Yo voy a hablar con él Gri, no se preocupe- dije mientras salía, hice un panorama del patio y no lo vi.

Escucho el portón y vi que estaba abierto, caminé un poco para mirar hacia la calle pero no había nada.

Ya lleva tres cuadras desde que salí de la casa de Tiago. Suspiré y temble un poco, se estaba poniendo frío y estaba oscureciendo.

Estuve pensando donde se podría haber metido Tiago, hasta que me acordé de aquel lugar. Molesta empecé a caminar rápido, me quedaba bastante lejos y no traje nada de plata, iba a tener que ir pateando hasta allá.

Ya estaba completamente de noche cuando llegué a la plaza, tenia tantos recuerdos este lugar.

Mire la banca, ahí estaba aquel chico que me robó suspiros tantas veces, no sabía que decirle exactamente, me acerqué lentamente y me senté junto a él.

- Me dejaste solo- dijo mientras soltaba el humo del cigarrillo, yo apreté mis manos, la verdad es que estaba cagada de frío.

- Yo no quise Ti- dije mirándolo, me tendió un cigarrillo, busco entre su campera y saco un encendedor.

Prendió el encendedor, lo acercó hacia mí, yo puse el cigarrillo en mi boca y lo prendí. Le di la primera calada y solte el humo.

- Contame, decirme todo- dijo mientras apagaba su cigarrillo en la banca. Por primera vez desde que llegue me miró a los ojos. Su mirada me ponía tan nerviosa.

- Cuando llegamos a Bariloche mi papá me sacó el celular por un año, no tenia otra forma de comunicarme- solte rápidamente, cuando estaba nerviosa era de hablar muy rápido.- Después no me dio la cara para buscarte, había estado un año sin hablarte, supuse que ya habías seguido tu vida-. Dije bajando la mirada a sus labios, les juro que fue sin querer, la quité rápidamente.

- Seguis hablando rápido cuando estas nerviosa- dijo sonriendo, Dios mio, su sonrisa me sacó el aire pero después volvió a estar serio.- Pero no me parece escusa, tendrías que haberme buscado- dijo cruzándose de brazos y sacando trompita.

- Pareces un nene caprichoso- dije riendo, lo miré atentamente, su pelo despeinado por su mano, sus ojitos mirando distraídamente hacia otro lado, su nariz que arrugaba cuando alguna ocurrencia pasaba por su cabeza, y sus labios gruesos que mordía en señal de inquietud.

- Me vas a ojear- dijo tapándose la cara, yo me sonroje porque me había atrapado apreciandolo. Se levantó de la banca y me miró.

- Vamos que mamá nos está esperando para comer- dijo mientras se ponía en marcha hacia la calle. Ahora ibamos a tener que caminar hasta su casa y era como 15 minutos hasta allá.

Me pare rápido y trote un poco para posicionarme a su lado. Pase mis manos sobre mis brazos porque tenía frío.

Él me miró de arriba a abajo y bufo molesto. Se sacó la campera y me la puso arriba de los hombros de mala gana.

- Si tenes frío y te molesta no me la des- dije sacandomela enojada, no entiendo, ya sabia todo porque sigue así de ortiva. Si va a hacer las cosas de mala gana que ni las haga.

Molesta le tiré la campera en la cara y caminé más rápido así me alejaba un poco más. Podía amarlo mucho pero tengo un carácter se mierda y él lo sabe.

Escuche sus pasos acercase rápidamente, sabía que no quería hablar con él, ya me había hecho enojar.

- Y bueno, tendrías que salir con campera así no te paso la mia- dijo mientras volvía a ponerme la campera, esta vez lo dejé porque tenia frío, aparte el tenia un buzo también, pasé mis brazos por las mangas y cerré la campera. El perfume de Tiago inundó mis fosas nasales, esto es mejor que cualquier droga.

Caminamos en silencio y con cara de culo los dos. No lo entendía pero bueno, que se re maneje. Yo le expliqué como fueron las cosas si él quiere seguir enojado es mambo suyo.

Llegamos a su casa, y entramos, su mamá nos miró con una sonrisa. Yo simplemente negué con la cabeza y me senté en la mesa.

En la cena hable mucho con Ambar y con Gri. No reímos mucho, recordando cosas de cuando éramos más chicos. Tiago no habló en ningún momento, y miraba el celular.

- Hijo ¿cuando sale tu próxima canción?-Pregunto Gri con un brillo en los ojos, sabía que ella estaba muy orgullosa de su hijo y era su fan número uno.

El levantó la cabeza y me miró, después la miro a su mamá.

- Después te digo ma- dijo, no se porque senti una punzada en el corazón, como si el no confiara en mí. Yo simplemente bajé la cabeza y miré mi plato.

Después de eso terminamos la cena en silencio. Gri saco el postre y nos sirvió, me pregunto qué si iba a seguir haciendo twich y le dije que si.

Termine de lavar los plato y salí al patio, a tomar aire, mire el cielo y estaba despejado lleno de estrellas. Mi ojos se llenaron de lágrimas al recordar a aquella mujer de ojos verdes y pelo rojo, mi mamá, muy poco la recordaba, me dolía recordarla.

Solo quería sentirme bien, por unos momentos. Quería que Tiago me recibiera con una sonrisa y un abrazo, en cambio se la pasó ignorándome y esquivandome.


ojitos tristes - Tiago pzkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora