Capítulo 3

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Dagger

- ¿Entonces se está inventando todo? - Pregunté ocultando las manos en los bolsillos de mi pantalón.

- Me dio esa posibilidad la médica que la revisó, es muy posible que realmente no se acuerde de nada, pero tampoco podemos saber a ciencia cierta si es verdad o está fingiendo - Se encogió de hombros - Además de que redujo a Angel y lo encañonó sin motivo, se le veía asustada en ese momento, pero de cierta forma creo que nos está ocultando información...

- ¿Y si no es así?

- Entonces estamos igual de en blanco que ella - Suspiró - Ni si quiera podemos identificarla o ayudarla, salvo encargarnos de ella hasta que descubramos algo o que alguien aparezca diciendo que la conoce...

Se incorporó de la silla, haciendo que lo siguiera con la mirada y bajara los pies de su mesa para incorporarme con un suspiro de cansancio; salimos de su despacho hasta el ascensor, bajamos hasta el último piso, donde estaban las celdas. Después de firmar, Jasper se quedó con dos de seguridad para dar la orden de sacar a dos detenidos que habían pasado la noche allí, en cambio, yo seguí hasta la última celda; la abrí. Me quedé en la puerta, a la espera de verla salir o asomarse, pero no lo hizo. Entré en la pequeña habitación, haciendo que me paralizara en el umbral; estaba completamente vacía. Salí corriendo, viendo a Jasper andar hacia mi, pero lo esquivé.

- ¡Se ha escapado! - Grité volviendo al ascensor.

- ¿Cómo que se ha escapado? - Preguntó con confusión entrado justo cuando las puertas se cerraban.

- La celda estaba vacía - Tomé mi radio y di una orden de búsqueda, pero no sabía hace cuanto que se había ido.

- ¿Características? - Preguntó uno de los agentes.

- Pelo largo, castaño. Ojos azules, muy claros. Estatura de 1.64, más o menos - Enumeré - Vestida con un pantalón de chándal, camiseta blanca y tiene numerosos hematomas y cortes, tanto por el rostro como brazos o resto del cuer...

- Señor... - Me interrumpieron - Hay una chica así en la planta principal, en la zona de espera, estaba a punto de...

- Que no se mueva de ahí - Ordené.

Jasper me miró con una ceja elevada, ya que tendría que ser él quien diera la orden, pero le ignoré y me centré en los números del ascensor hasta que se abrieron las puertas. Ambos salimos, encontrándonos a algunos compañeros despachando a algunas personas, hasta que uno de ellos se acercó a nosotros y nos apuntó una de las salas. Nos acercamos a la pequeña sala de espera, viendo a algunas personas mirando con cautela y confusión hacia un lado de la sala; me asomé. Ahí estaba sentada con despreocupación, con las zapatillas llenas de sangre y con los hematomas aun más visibles que ayer.

Levantó la mirada de sus manos y me miró con una pequeña sonrisa que me hizo fruncir el ceño. Se acababa de escapar y no parecía preocupada por las consecuencias. Jasper se acercó a ella, sin antes posar una mano en mi hombro, se puso de cuclillas frente a ella con una sonrisa amistosa.

Ni que fuera una niña pequeña...

- ¿Cómo te has escapado? - Preguntó Jasper.

- Por la ventilación, es muy fácil quitar la rejilla, deberíais arreglarlo - Nos aconsejó.

- ¿Por qué te has escapado de la celda si te ibas a quedar aquí esperando? - Pregunté. Me miró abriendo levemente la boca, pero se arrepintió de lo que iba a decir y se quedó callada - ¿Por qué? - Insistí cruzándome de brazos.

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