Una mentira pone en duda todas las verdades restantes...
No entendía mis recuerdos, a parte de ser aleatorios, eran bastante confusos a la hora de dar con algún dato que me ayudase a saber algo de mi vida. Así que no estaba del todo confiada en que viviera en aquel edificio lujoso, pero de alguna forma había estado allí antes y tenía la llave. Tal vez, no fuera mi casa, pero al menos sería de alguien cercano.
Kay decidió entrar primero como si nada, sin interrogatorios o con órdenes judiciales de por medio. Primero quería asegurarse de que abriera alguna puerta, principalmente la 6°, así que entramos y subimos directamente al ascensor para ir a esa planta, antes de comprobar las doce restantes. Al salir, tan solo vimos una única puerta de frente, lo que quería decir que solo era un departamento por cada planta.
Nos acercamos observando las flores, cuadros y muebles lujosos que decoraban el espacioso rellano. Saqué la llave del bolsillo de mi pantalón de chándal y la introduje en la cerradura sin titubear; la abrí. Kay fue el primero en entrar por si hubiera alguien, pero todo parecía estar vacío.
Revisé el salón con la mirada, pero no había gran cosa, salvo un par de muebles. Fui a la cocina y abrí la nevera, había algo de comida, aunque tan solo había un tetra brik de leche medio lleno, agua fría y unos yogurest azucarados. Revisé los armarios, pero tan solo encontré un vaso, un plato y un par de cubiertos. El resto estaba completamente vacíos.
- Ble - La voz de Kay me sobresaltó.
Lo busqué por las habitaciones, hasta encontrarlo en la principal, la cual se encontraba como el resto, salvo el vestidor; estaba lleno de ropa aún con las etiquetas puestas. Había de vestidos de lujo a ropa poco llamativa y simple. Abrí otros cajones, viendo bolsos de marca, ropa interior, zapatos de todo tipo...
- ¿Entonces vivías aquí? - Dijo extrañado.
- No estoy segura... - Podría ser la casa de un familiar o una amiga.
Volví a la habitación principal, buscando entre los muebles, pero todos estaban vacíos, hasta que en una de las mesillas de noche encontré otras tres tarjetas de crédito idénticas a la que encontré, otras dos llaves de repuesto de la casa y llaves de coches que desconocía su paradero.
- Me da que sí que es tu casa... - Levanté la mirada de la mesilla viendo a Kay con numerosos pasaportes y DNIS.
Me acerqué, para verlos de cerca; todos tenían un nombre distinto, número, fechas de cumpleaños, apellidos, países... Nada coincidía, salvo las fotos que eran en todos la misma.
- No entiendo nada... - Me pasé una mano por el pelo con nerviosismo, intentando entender o recordar algo, pero estaba en blanco - Tal vez, alguno de estos sea tu documentación real - Miré los pasaportes y DNIS, sabiendo de antemano que todos los nombres eran falsos, aunque los documentos no estaban falsificados, sino que eran reales de alguna forma.
- ¿Para qué necesitaría identificarme con otros datos? - Pensé en alto volviendo al vestidor.
- Tal vez, ¿huías de alguien? - Me siguió, quedando en el umbral de la puerta revisando uno a uno los nombres.
- No lo sé... - Dije tomando unos pantalones militares negros, unas botas a juego y una camiseta blanca de manga larga - Aprovechando que estoy aquí tomaré algo de ropa y me cambiaré - Expliqué al ver que se me quedaba mirando; asintió conforme.
- Dúchate si quieres, mientras tanto buscaré a ver si encuentro algo más - Me dejó algo de privacidad, permitiéndome coger la ropa interior y meterme al baño de la habitación.
Fue una ducha rápida, aunque esos siete minutos fue la mejor experiencia del día. Me vestí lo más rápido que pude mientras observaba los moretones de mi cuerpo, descubriendo cicatrices en brazos y espalda, aunque parecían de hace muchos años. Observé mi tatuaje, haciendo que un recuerdo pasara por mi mente...
Entraba en mi habitación con rapidez, seguida de alguien, al cual no veía la cara. Llevaba una caja negra bastante grande entre mis brazos; fui directa al vestidor, haciendo espacio por la parte superior de uno de los armarios, escondiéndolo.
Me puse la camiseta con rapidez antes de salir. Busqué en ambos armarios, hasta que mis manos sintieron la caja en uno de ellos, la saqué con cuidado, ya que pesaba bastante. La apoyé en la suave alfombra de piel sintética y la abrí, haciendo que mi respiración se entrecortara. Una 9 mm reposaba al final de la caja, la tomé con desconfianza, viendo que su única grabación era "1692", igual que mi tatuaje. Estaba recargada, aunque habían otros tres cargadores dentro. Debajo, había numerosas fotos, anotaciones, balas usadas en una bolsa de plástico...
Kay apareció detrás mío, observando con la misma confusión que yo el contenido, pero no comentó nada al respecto, hasta que tomó el arma y los cargadores para guardarlo dentro junto con la documentación falsa y las otras tarjetas de crédito; cerró la caja y me miró.
- Toma algo de ropa y dejemos este departamento, hablaremos con Jasper cuando volvamos - Asentí buscando algo para meter la ropa, hasta dar con una bolsa azul de deporte vacía.
Tomé la ropa más normal que tenía, la doblé para que me entrara un par de deportivas negras y la ropa interior y cerré la bolsa, antes de colgármela al hombro. Busqué a Kay por la casa, hasta dar con él en la entrada con la puerta abierta, esperándome. Salimos los dos del departamento y cerré tal como estaba anteriormente. Bajamos en completo silencio en el ascensor, hasta llegar al coche donde me puso la caja en el regazo antes de arrancar y marcharnos de allí.
- No entiendo nada... - Susurré desesperada intentando entender aunque sea una mínima cosa, pero nada tenía sentido.
- Estoy igual que tú, pero el que tengas un arma, fotos, balas usadas, casa de lujo casi sin amueblar... - Enumeró pensativo - Se nota que estabas investigando algo o a alguien - Me miró de reojo, antes de volver su atención a la carretera.
Me mordí el labio con nerviosismo mientras miraba la caja pensativa, hasta que la volví abrir y saqué una de las fotos. Nada más verla mi respiración se entrecortó, mi corazón se aceleró por la rabia y sin darme cuenta la arrugué hasta hacerla una pelota en mi mano. Mi mano tembló por un segundo y el nudo en mi garganta se intensificó, aguando mis ojos sin sentido. Kay me arrebató la foto, abriéndola con cuidado de no romperla, la puso frente a su volante haciendo que su ceño se acentuara un poco.
Aquellos ojos verdes que me cruzaban la mente desde que encontré la tarjeta de crédito, pertenecían a aquel chico que aparecía en la foto, y por algún motivo, al verle, sentía mucha tristeza y rabia. Apoyé la cabeza en la ventanilla, ocultando mis ojos con una de mis manos, evitando que Kay me viera llorar o me hiciera preguntas que no podía contestar.
No tenía un motivo para llorar. No lo recordaba en absoluto, pero necesitaba llorarlo aunque fuera por unos segundos. De repente, recordé haberme apuntado en el brazo con un retulador un número, haciendo que mi ceño se frunciera levemente extrañada.
"2483"
¿Por qué me había apuntado ese número?
"1692"
¿Tendrían algo que ver con el de mi tatuaje?
Sentí que ambos números sí que tenía una conexión, pero no sabía de dónde venían, ni si quiera sabía por qué me lo había tatuado. Tenía que haber un significado con sentido; un año de nacimiento, una fecha, una hora...
Y de nuevo, volvía al inicio de todo.
Pero tarde o temprano todas las piezas acaban encajando...
*Creo que a partir de ahora solo publicaré los Domingos, porque no tengo tiempo para tenerlo antes...
Recuerda dejar tu ⭐ para más y mejor.
Os quiero. Yo más*
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Tu nombre
Teen Fiction"2483" "Protégete hasta que vaya a por tí" "¡Traidor!" (...) - ¿Por qué te están buscando? - No lo sé. - ¿Quién te torturó? - No lo sé. - ¿Quién más a parte de ellos te está buscando? - No lo sé... *©Pro...