Capítulo 4

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* Imagen de Kay Dagger *

Me apoyé sobre uno de los frigoríficos con los brazos cruzados, a la espera de que la castaña se decidiera por algún sándwich. Los ciudadanos que pasaban por nuestro lado nos miraban con curiosidad, más a mí, que aún estaba de servicio y en vez de estar trabajando estaba a la espera de que una chica eligiera algo de comer. Tampoco tenía prisa, estaba atento a la radio por si pasaba algo y parecía que todo estaba muy calmado.

- Llévate los tres y ya está - Dije al verla indecisa. Me miró con sorpresa.

- ¿De verdad? - Asentí con el ceño un poco fruncido, qué mas me daba comprarle un sándwich que tres, si hubiera sido cualquier otra cosa me hubiera negado, pero simplemente era comida. 

Tomó los tres con una enorme sonrisa y caminó hacia la caja, pero antes de seguirla me fijé en el frigorífico en el que estaba apoyado y tomé lo que parecía ser un batido de fresa. Me acerqué a ella, viéndola esperar en la caja entre otras dos personas que la miraban con algo de horror por las heridas de su rostro y por su ropa; agachó la cabeza algo incomoda mientras esperaba que fuera su turno.

- Trae, puedes esperarme en el coche - Me miró con una pizca de alivio antes de dejar todo en la caja y huir hacia el coche.

Me esperé pacientemente a pagar, para después dirigirme hacia mi patrulla, donde vi a través de su ventanilla a la castaña con el mentón apoyado en sus rodillas y sus brazos rodeando sus piernas. Rodeé el coche y me senté con un suspiro antes de darle las cosas, pero ni si quiera pareció notar mi presencia, ya que miraba el salpicadero pensativa. Le dejé la comida a su lado y arranqué, con intención de ir de vuelta a comisaria, pero preferí dar una vuelta por la ciudad preguntando cada cierto tiempo novedades por la radio, pero no había nada interesante.

- ¿Te encuentras bien? - Pregunté llamando su atención.

- No estoy segura... - Susurró apoyando su mejilla en su rodilla para mirarme - Tengo la sensación de que hice algo mal, pero no sé qué.

- ¿Por qué lo dices?

- Porque tengo pequeños flashback en mi cabeza que llegan a ser muy confusos, no sé qué creer y qué no - Me explicó volviendo su atención al salpicadero - Intento conectar la poca información que recuerdo, pero nada llega a tener sentido, solo me da la sensación de que hice algo mal y alguien estaría dispuesto a venir a por mi, así que solo me toca esperar ver qué pasa...

- ¿Y si al final recuerdas lo que hiciste pero no te gusta? ¿Qué harás? - Se quedó callada durante unos largos segundos hasta que una pequeña sonrisa adornó sus labios.

- Aceptaré las consecuencias sin quejas - Asentí conforme, creyendo su palabra.

Se acomodó bien en el asiento y tomó la bolsa con los sándwich y el batido de fresa, el cual sacó algo extrañada, ya que ella no lo había elegido pero sonrió agradecida antes de empezar a comer mientras me preguntaba cosas sobre la ciudad o del trabajo. Solía preferir ir en completo silencio cuando tenía a un compañero o detenido en mi coche, pero no me molestaba contestar a sus preguntas, ya que se notaba que pensaba bien sus preguntas antes de decirlas, procurando no tocar lo privado, lo confidencial en el trabajo o lo absurdo.

- ¿Hay de alguna manera en la que te pueda llamar sin referirme a ti como "desconocida"? - Pregunté rompiendo el silencio que se había instalado hace media hora.

- No me acuerdo de mi nombre... - Dijo con una mueca mirándome apenada.

- Lo sé, pero podemos ponerte un apodo o cualquier cosa para referirnos a ti - Se quedó pensativa.

- Pónmelo tú, a mi no se me ocurre nada - Dijo cuando aparqué en el parking de comisaria.

- Pensaré en algo - Salí del coche a la vez que ella.

Me aseguré de cerrar el coche y entramos en el edificio, donde ella se dirigió a la papelera para desechar los envases de los dos sándwiches que se había comido. Subimos al ascensor hasta la última planta, donde nos encontramos de cara a Jasper con numerosas carpetas llenas de informes que revisar. 

Mierda...

- Vaya, que grata sorpresa - Sonrió ampliamente haciéndome fruncir el ceño - Tus informes correspondientes - Me pasó la mitad de su montaña; bufé con molestia - Los quiero para mañana - Ordenó.

- Tenga, Señor - Dijo la castaña quitándose el abrigo y regresándoselo - Gracias por prestármelo, ya no tengo tanto frío - Jasper lo aceptó con una pequeña sonrisa y se la puso doblada en el brazo, antes de permitirnos salir del ascensor y meterse él.

- Suerte, Dagger - Sonrió antes de que las puertas se cerraran por completo.

- Vaya, tenéis una rivalidad muy extraña - Dijo la castaña siguiéndome hasta mi despacho.

- No lo sabes tú bien... - Susurré revisando el primer informe de camino.

Abrí la puerta de cristal de mi despacho y esperé que pasara, pero al ver que no lo hacía levanté la mirada del papel buscándola con la mirada, viendo que se iba a sentar en una de las sillas junto a la ventana. Dejé los informes sobre la mesa y salí de nuevo de camino hacia ella, quien había dejado el batido y el sándwich que le quedaban, sobre una mesita con revistas a su lado. Retiró la mirada de la ventana y la fijó en mi, a la espera de que hablara u ordenara algo. Le hice un gesto para que viniera conmigo, tomó sus cosas y le permití entrar a mi despacho.

- Puedo esperar fuera mientras lees los informes - Dijo parándose frente a la mesa.

- No me importa que estés por aquí mientras no hagas mucho ruido - Asintió dejando su comida en una esquina de la mesa - Puedes sentarte donde quieras - Dije al ver que se quedaba de pie observando el despacho con detalle, pero caminó hacia una librería que estaba llena de ficheros con documentación e informes importantes, libros de distintos tipos de leyes, cuadernos llenos con apuntes de investigaciones resueltos...

Tomó uno de los libros de leyes y lo ojeo por encima antes de colocarlo de nuevo en su sitio, para después proseguir con los cuadernos, pero enseguida los volvía a dejar.

- ¿Qué buscas? - Me miró mordiéndose levemente el labio inferior.

- Algo que leer... - La miré pensativo.

- Jasper seguro que tiene en su despacho algún libro para prestarte - Dije antes de volver al informe.

Ella salió de la habitación para dirigirse a la de al lado, aunque no estaba seguro de que Jasper hubiera vuelto, pero minutos después volvió a aparecer con una amplia sonrisa y un libro en su mano. Según se acercaba leí el título: "La milla verde" de Stephen King. Sin darme cuenta hice una mueca de disgusto, me le había leído muchas, era muy duro ese libro, pero era uno de mis favoritos.

La castaña tomó el batido y el sándwich junto con el libro y se acercó al ventanal, sentándose en el suelo, junto a una de las esquinas con la espalda apoyada en la pared y las piernas cruzadas. Abrió el libro por la primera hoja y comenzó a leer en completo silencio, así que me propuse hacer lo mismo con la montaña de informes que me tenía que leer para mañana y redactar el mío, pero en vez de centrarme me puse a pensar distintos nombres o motes para referirme a ella.

Tomé mi móvil y empecé a buscar, pero nada me servía o me gustaba. Me la quedé mirando durante unos segundos, pensando, hasta que se me ocurrió después de muchos intentos un apodo en otro idioma. Lo escribí en un pósit y lo pegué a un lado de la mesa antes de esta vez, leerme todos los informes sin interrupciones y redactar el mío.

* Recuerda dejar tú ⭐ para más y mejor, nos vemos el próximo sábado/domingo.

Os quiero. Yo más *

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