two

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Cuando era más joven, era el tipo de persona que despreciaba todos los sentimientos. Nunca creí en la exageración que el mundo asocia con el primer amor... o el amor en general, en realidad. Nunca entendí la idea de amar a otra persona tanto como para valorar su felicidad por encima de la tuya, y tomar tus decisiones en base a eso. Que piensas en ellos con todo lo que haces.

Ahora soy una persona diferente.

Cuando nos conocimos, pensé que eras algo idiota. Me fascinabas, sí, pero te odiaba, porque los Gryffindors y los Slytherins están obligados a odiarse. Con sólo doce años, fuimos arrojados a nuestros propios mundos definitorios - a los Gryffindors se les dijo que eran valientes y caballerosos; a los Slytherins, astutos y ambiciosos. Cuando tienes doce años. Estos son tus rasgos más valiosos. Estos te definirán de ahora en adelante. Si no hubiera sido por esas casas, nuestra historia podría no haber comenzado de la manera en que lo hizo. Te odiaba, sí, pero sólo porque estaba programado para hacerlo.


FLASHBACK•


Cuando cae nieve, no hay mejor palabra para describir el mundo que "blanco". El blanco representa la pureza y la perfección. Eso es lo que sucede. Todos los defectos del mundo parecen desaparecer bajo una capa de nieve blanca y perfecta, al grado que la belleza de todo se amplifica abruptamente.

Aunque nos habían advertido que nos quedáramos dentro, la mayoría de la población estudiantil se encontraba en los terrenos de Hogwarts, aprovechando el clima helado para jugar en la nieve como niños pequeños. Yo me encontraba con Harry, Ron y Hermione, los tres irreconocibles bajo montones de ropa. Intentábamos hacer un muñeco de nieve, de hecho, el primer muñeco de nieve de Harry y sin ninguna magia. A nuestro alrededor, la gente corría y se reía, e incluso usaba la magia para conjurar ráfagas de nieve y mini castillos de hielo. Las bolas de nieve pasaban por mis oídos, rogándome que me uniera a la diversión, pero tenía un única misión: encontrar los brazos perfectos para nuestro muñeco de nieve.

Junto con Ron, caminé hacia una abertura en los árboles, donde algunas ramas habían caído. La luz del sol rebotaba contra la nieve hecha polvo, haciéndola parecer fluorescente en su palidez. Vagué por el bonito paisaje, en busca de una rama adecuada en forma de brazo.

Hasta que el frío glacial me llegó a la espalda.

Grité en indignación, haciendo que Ron carcajeara de risa a mis espaldas. Empecé a recoger nieve para traerlo de vuelta, pero él ya me había tirado sobre su hombro.

—¿Ves ese montón de nieve?—Me hizo girar para que lo mirara.

—Yo... Ron...

—Voy a tirarte justo en él. Lo siento si mueres.

—Bien, Ron, mira...

—¿Estás preparada para ser un ángel de la nieve?

—Ron

Él suspiró como si estuviera decepcionado.

—¿Qué?

—Hay alguien que nos está observando

—Hay alguien...—Ron se giró indignado.—¿Dónde?

—Junto al puente—señalé a la figura oscura que estaba en la esquina del muro de piedra, mirando hacia nosotros. La persona se giró apresuradamente mientras yo señalaba.

Ron entrecerró los ojos dramáticamente—No, lo siento. No veo a nadie.

—Mentiroso...

—Oh, soy un mentiroso, ¿verdad?—sonrió, agarrándome del brazo para apartar mi atención de la figura.—¿No fuiste tú quien me llenó la cara de nieve, luego de haber dicho que sería un abrazo?

dear draco, || TRADUCCIÓN ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora