eight

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Cuando comenzó el siguiente trimestre y regresé a Hogwarts, empecé a trabajar de inmediato. Los T.I.M.O's se acercan cada vez más, y la cantidad de trabajo que tengo que hacer es angustiante. Siento que me estoy quedando atrás, con el E.D, y sólo espero poder ponerme al día para cuando lleguen los exámenes.  

Un día triste, estoy sentada en la biblioteca con Ginny, que sólo está aquí para hacer sus deberes; algo más que envidiable a estas alturas del año. Estoy trabajando en un ensayo de pociones, pero es casi imposible. La clase de Pociones es por mucho mi peor materia, y para mi horror, Snape incluso me ha llamado para que lo haga. Estoy haciendo todo lo que puedo para ser menos terrible en ello.

Después de un tiempo, Ginny me da un codazo.—Iz.—susurró.—¿Por qué te mira Malfoy?—Se acerca más.—¿Otra vez?

Siento que mi cara se calienta.—¿Qué?—Miré a través de la biblioteca hasta que mis ojos encuentran a Malfoy, que está recostado en su silla...sus ojos se fijaron descaradamente en los míos. Aparté la mirada inmediatamente, mi corazón se acelera con la frustración.

—Creo que es la tercera vez que lo cacho mirándote en esta semana.—Ginny me mira con sinceridad con pequeños cabellos pelirrojos cayendo por su rostro.—Si te está molestando, estaré encantada de ayudarte a hechizarlo una o dos veces.

Negué con la cabeza y tomé la pluma.—Tal vez fue solo una coincidencia, Gin.—dije.—No le tomes tanta importancia.

Cuando Ginny se fue un poco más tarde, me levanté para buscar más libros para mi ensayo. No estoy llegando a ningún lado con él y si quiero una nota aceptable, voy a necesitar algo de inspiración.

Terminé de elegir mi tercer libro cuando Draco se apareció a mi lado.

—Buenas tardes.—dijo alegremente. Respondí con un gruñido que él ignora.—¿Cómo estuvo el resto de tu navidad?

—Bien ¿y el tuyo?

Se inclinó más cerca y apoyó su brazo en el escritorio más cercano.—¿Qué hiciste?

Lo miré de reojo.—Nada de tu incumbencia.

—Que fría.—dijo Draco, pinchando mi brazo. Lo miré mal.—¿Por qué estás así?

—Porque me estás hablando.

Draco soltó un zumbido.—Estabas mucho más platicona en la fiesta, ¿sabes?

—Supongo que estaba de buen humor.

—¿Estás de malas?

—Sí.

—¿Por qué?

—No te incumbe.

—Sabes, Belly.—habló Draco y lo miré.—No puedo seguir siendo amable contigo si es sólo es de mi parte. Voy a necesitar algo de cooperación aquí, o si no.—suspiró dramáticamente.—Supongo que tendré que ser malo contigo otra vez.

—Bien.—le dije mirándolo mal, cosa que devuelve con una simple sonrisa.—¿Cómo estuvo tu Navidad, Malfoy?

—Muy bien, gracias.—dijo ladeando la barbilla como si pensara en ello. Suprimí una sonrisa.—Mucho tiempo tranquilo, muchos regalos.—se inclinó hacia adelante.—¿Y qué regalos recibiste, Belly?

Mi mano se detuvo en el aire, donde estaba lista para seleccionar un libro de la estantería. Draco tiró suavemente de mi hombro como si me girara hacia él, pero yo me sacudo. Levantó las manos.

—Sólo intentaba echar un vistazo a...—Se inclinó hacia atrás, sonriendo, con sus ojos en mi cuello.—Eso. Bonita joya.

Lo miré fijamente. Casi había olvidado que el collar era casi seguro de él, y me siento avergonzada de que me atrape en él.

—Uh, sí.—tartamudeé.—¿Por qué...?

—Me dijiste que fuera amable.—respondió simplemente.

Sacudí la cabeza.—Increíble. Realmente eres demasiado rico para tu propio bien, ya sabes; si piensas que ser amable sólo significa muestras extravagantes de dinero, entonces puedes tener la estúpida cosa de vuelta...—Me echo el pelo hacia atrás, tratando de desatar el colgante de la estrella de mi cuello.

Él sacude la cabeza confusamente.—No estaba tratando de presumir de ser rico, yo... ¡oye!.—me quitó la mano suavemente del collar, y una vez más, mi mano se aleja. Él sonríe.

Se me pone la piel de gallina y en la mano me da un hormigueo tremendo cuando la toca. Aprieto mi mandíbula, mirando hacia otro lado y hacia los libros delante de mí, tratando desesperadamente de convencerme de que estoy actuando así porque su toque no me era familiar.

—Escuché que estás teniendo problemas con Pociones.

Gruñí.—Genial. Estupendo. Agradezco que lo sepas.

—Sabes, soy muy bueno en Pociones.

—Estoy feliz por ti.

—Siempre podría ayudarte.

—Prefiero reprobar.

Draco no respondió. En cambio, se inclinó contra el escritorio un poco más, viéndome recoger más libros. Pero lo que probablemente no se da cuenta es que no puedo seguir con él mirando... Después de varias torpezas, me vuelvo hacia él exasperadamente.

—¿Qué quieres, Malfoy?

Fingió estar muy sorprendido.—Sólo estoy parado aquí.

Golpeé los libros contra el escritorio.—¿Quieres parar? No sé lo que te he hecho, pero claramente me tienes manía, y... y estás tratando de hacer algo. No sé lo que es, pero comprarme regalos, todo este acto es realmente inmaduro y...—Me quedé atrás. La cabeza de Draco está ladeada y me mira con una sonrisa tan inocente que parece impropia en su pícara cara. Respiré profundamente.—Siento que te estás burlando de mí y me gustaría que lo detuvieras.

—No me estoy burlando de ti.—Draco responde, su sonrisa crece.—Sólo creo que eres interesante.

Una vez que comprendo que realmente acaba de decir lo que acaba de decir, me burlé en voz alta.—Es la cosa más estúpida que he escuchado.—Pero la sonrisa de Draco no se desvanece, causando que dé un paso atrás, sintiéndome muy asustado. Y como estoy confundida y asustada y en estado de shock por lo que está pasando en el momento, digo, antes de poder detenerme,—No creo que mi novio esté muy contento de oírte decir eso.

Y así, la sonrisa se le cae del rostro.—¿Tu novio?

—Mi novio. Ron.—miento descaradamente.—Pero, ¿por qué te importa?

—Por supuesto que no.—dijo amargamente. Se ríe falsamente.—Siento decepcionarte, pero no siento nada por ti, si es lo que pensabas, Young. En caso de que no lo hayas notado, estoy muy por encima del nivel de tus lindos traidores de sangre.

Es como una bomba, una bomba humana. Un momento es amable; demasiado amable, y al siguiente horrible y rencoroso, escupiendo palabras que no estoy segura de que realmente quiera decir. Pero mientras se aleja, dejándome en la biblioteca, sin aliento; de pie, sola y agarrando voluminosos y andrajosos libros a mi pecho, sé una cosa con seguridad: estoy fascinada por él, lo quiera o no.

dear draco, || TRADUCCIÓN ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora