thirty-six

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UN M E S D E S P U É S.

D R A C O 'S P. O. V

Belly y yo nos quedamos en casa después de Pascua, en lugar de regresar a la escuela.
Hogwarts ha ido tan mal que a estas alturas no sé qué es peor, la escuela o mi casa, pero mis padres no me dan opción. Mientras mi madre habla entre lágrimas sobre lo peligroso que se ha vuelto el mundo mágico, cómo no puede soportar pasar otro día conmigo fuera de su vista, mi padre se queja de cuánto más útil seré en casa que en ese colegio; qué suerte tuvieron de que yo estuviera en casa.

En las vacaciones de Pascua fue exactamente cuando atraparon a Harry Potter, y todo eso.

La madre de Belly se puso furiosa cuando regresó a casa después de estar aquí más de una semana. Alternando entre sollozos y gritos, diciendo cuánto la necesitaba después de la muerte de su padre, y cuando Belly desapareció, pensó que también la había perdido. Belly dice que no se arrepiente de haber venido aquí, pero que nunca se había sentido tan culpable en su vida.

No nos vemos mucho; ambos tenemos nuestros propios hogares, nuestras propias responsabilidades. Me escribe cartas, bien redactadas y rebosantes de amor e interés. No son nada comparado con tenerla a mi lado, pero espero seguirlas recibiendo. Hace un par de años, a mis padres les habría importado que Belly viniera, con toda su fiereza y coraje, pero en el caos que es hoy, no parecen darle mucha importancia. Mi padre apenas duerme y mi madre se ha mordido las uñas hasta convertirse en colillas, pero en lo que respecta al amor, mi felicidad en mis términos no es algo que quieran rechazar. Por una vez.

Dicho esto, Belly no siempre es ideal. No solo es insegura, sino que los mortífagos que entran y salen de la casa a menudo están locos de aburrimiento, y consideran la oportunidad de meterse con una linda chica de diecisiete años como un placer.

Acabo de alejarla de Yaxley, quien tuvo el descaro de jugar con su cabello, y la llevé afuera para trepar por la fuente en medio del jardín. Los mortífagos apenas salen, pero incluso si lo hicieran, el jardín es enorme y nunca nos encontrarían ahí. Subo detrás de ella, mirando cómo cuelga las piernas sobre el borde de la alta pared de piedra de la fuente, estirando el cuello para ver si todavía puede ver a Yaxley a través de las grandes ventanas de vidrio de la casa.Afortunadamente, el sol se está poniendo y solo podemos vernos nosotros.

Sus ojos marrones brillan, maravillosamente oscuros contra su cabello rubio.

—Es bastante asqueroso.

Gruñí en respuesta mientras me siento a su lado, todavía luchando contra el impulso de regresar y golpearlo.

—Sin ofender.—dijo Belly—Pero la gente aquí es bastante aterradora. Casi me hacen extrañar a Snape.—Hizo una pausa y luego agregó:— Pero no a los Carrows. Siguen siendo los peores.

Asentí lentamente.—Snape no es tan malo como podrías pensar, ¿sabes?

—Después de haber sido aterrorizada por él durante casi seis años seguidos, me cuesta creerlo.

—Es malo—admití—Pero no es horrible.

Cuando Belly no responde; esperando pacientemente una aclaración, suspiré

—Snape, uhm.—Me encogí de hombros con torpeza—Hice un trato con él a principios de año. Si lo ayudaba, solo con cosas al azar, él sería bueno. Supongo que cumplió.

Belly me miró fijamente.—Por eso siempre estabas merodeando por su oficina.

—Yo no lo llamaría merodeando.

—Y es por eso que viniste a mi detención, cuando Snape necesitaba a Filch para algo.

Asentí con la cabeza.—En mi defensa, no sabía que eras la alumna descarriada detenida.

dear draco, || TRADUCCIÓN ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora