El tercero en la ecuación

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Mis dedos se cierran alrededor del pestillo de la puerta y un instinto primitivo me dice que adelante, que la abra, pero otra parte de mí, la más rencorosa, quiere hacerlo sufrir un poco más. Al fin y al cabo, estos son los recuerdos que llevaré conmigo el resto de mi vida, los que usaré para chantajearlo y que me compre siempre todo el helado que me apetezca.

Para ponerlos en contexto sí, Izuku Midoriya volvió a hacer de las suyas.

Izuku: Oh vamos ocha! 

Protesta desde el otro lado de la puerta. Me lo imagino, su cuerpo poderoso apoyado contra el marco, la frente sobre la superficie de la puerta. Seguro que tiene los puños cerrados. Incluso existe la posibilidad de que abra un agujero en la pared de un puñetazo. 

Izuku: No quería pegarle, te lo juro.

Resoplo, me siento en el suelo con la espalda contra la puerta y me llevo las rodillas al pecho. Cada vez que pienso en ello, no puedo evitar sentir una vergüenza increíble. Pues claro que sabía que la comida a la que nos invito Tamaki Aisawa  no iba a ser un paseo, y menos con Deku formando parte de la ecuación.

Me prometió que se comportaría como Dios manda, que intentaría controlar sus tendencias cavernícolas y, como soy tan estúpida, me lo creí. Obviamente, las cosas no han salido como esperaba.

Ochako: ¿Qué pretendías exactamente cuando le has dado un puñetazo y lo has mandado volando por encima de la mesa del restaurante?

Digo las palabras en voz alta y no puedo evitar que se me escape una mueca. No me saco de la cabeza la imagen de Tamaki recostado en la camilla hacia la ambulancia. Y tampoco es que la necesitara.. Deku no le ha hecho tanto daño, solo unas heridas superficiales sin importancia, nada que haga temer por su vida. Pero está claro que a Tamaki le gusta  el drama y lo primero que ha hecho ha sido llamar al teléfono de emergencias. 

Izuku: Sabes perfectamente que se lo merecía..no paraba de hablar de lo que no sabe.

Casi puedo notar la ira que irradia su voz. Aún no se ha tranquilizado del todo y yo me alegro de que Tamaki siga en urgencias, a pesar de que no tenga motivos para estar allí. 

Ochako: ¿Y? Se me ocurren otras formas de cerrarle la boca. Ya nos íbamos, te había dicho que me esperaras, que tenía que ir al baño. Imagínate mi sorpresa cuando volví y me encontré al hijo del prometido de mi madre volando como si fuera el hada tinkerbell. 

Deku se rio, de una manera exagerada.. no era gracioso.

Izuku: En cuanto tú te has ido, se ha puesto aún más pesado, bizcochito. Si no le hubiera cerrado la boca a tiempo posiblemente todo hubiera sido peor.

Me aterroriza imaginar semejante escenario, pero lo que más miedo me da es que los padres de Izuku descubran lo que ha pasado. En estos momentos, lo último que necesita es que lo acusen de agresión. La sola idea me provoca un escalofrío. 

Me levante del suelo, me limpie las manos en mi pobre vestido blanco, que se ha manchado de sangre, y abro el pestillo. No me da tiempo a abrir la puerta que ya  Izuku ingreso rápido como una exhalación y me atrapo contra su pecho. Apoyo la barbilla sobre mi cabeza y me aprieto hasta dejarme sin aliento.

Izuku: Lo siento, cariño, no quería estropearte el día.

Ochako: Ahora no te hagas el santo, porque eso es exactamente lo que pretendías.

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