6) Dudas

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Lixabeth se encontraba en la clase de historia de la magia, totalmente concentrada e intentando ignorar la presencia de Tom.
El recién nombrado se encontraba en las filas del fondo junto a su pandilla.

Vladímir seguía siendo su fiel amigo después de la disputa de ayer, aunque Tom no recordaba ducha pelea.

- ¿Irás a Hogsmeade? - Lixabeth levantó la vista y miró confundida a Abraxas.

- ¿a Hogsmeade? No, ¿Porque iría? - se hundió de hombros y siguió escribiendo.

- este fin de semana, nos dejarán ir ¿Quieres tener una cita? Podríamos beber algo, pasear un poco - la rubia lo miró una vez más y él sonrió ampliamente.

- ¿Sin segundas intenciones? - dijo alzando una ceja y Abraxas asintió rápidamente.

- sin segundas intenciones, solo quiero llevarme bien contigo - admitió relajado y ella inconcientemente miró hacia Tom.

Tom estaba sumergido en sus pergaminos, leyendo y copiando lo importante.

- está bien, iré - dijo rendida y Abraxas sonrió orgulloso por su logro, ella le dijo que si solo para que la deje en paz.

- bien, mañana entonces - Lixabeth volvió a sumergirse en sus pensamientos y a intentar terminar las actividades.

- he terminado - entregó sus pergaminos y la profesora la dejó salir.

Ahora sin Tom a su lado, todo le parecía aburrido.
Hasta hacer la tarea era aburrido sin él, necesitaba un motivo para sonreír.
Para despejar su mente, dejó sus cosas en su cuarto y se transformó en el cuervo celeste que era.

Salió volando por su ventana, el aire fresco llenó sus pulmones y sacudió sus plumas.
Amaba la sensación al volar, era libre o así se sentía cuando lo hacía.

Voló en dirección al lago negro, su lugar favorito.
El aire allí era más frío, más silencioso y tenebroso.
Dejó de volar cuando algo o mejor dicho alguien llamó su atención.

Era Tom, parado recto mirando el lago.
Tan oscuro como su vida hasta ahora, no recordaba ni un momento feliz en toda su vida.
Respiró hondo y giró hacia los árboles.

¿Cuando fue la última vez que respiró tanta calma? Él no recordaba eso, el cuervo celeste pasó frente a sus ojos y él se asombro al ver tanta hermosura en ese animal.

- ¿Celeste? Que extraño - susurró para si mismo pero él ave no era un cuervo común.

Se detuvo en el suelo y Tom abrió sus ojos a tope cuando vió a la menor de los Rosier transformarse.

- tu... - dijo con molestia y caminó hacia ella.

- ¿Q-que? - tartamudeo Lixabeth y él la tomó del cuello de la túnica.

- tengo muchas dudas y tu tienes todas las respuestas - susurró mirandola fijamente y ella tragó saliva con dificultad.

- ¿Yo? N-no sé de que hablas - dijo evitando mirarlo y las puntas de sus cabellos se tornaron azules.

- sabes bien de que te hablo, Rosier dime ¿Que hacía yo en tu cuarto? - se acercó más a la rubia intentando intimidarla pero ella solo bajó la mirada al suelo.

- no lo sé, cuando desperté tu estabas ahí - dijo ella mirandolo a los ojos.

- ¿Crees que no lo sé? Eso ya sé pero aún falta explicar que pasó para que yo termine en tu cama y sin ropa - ella se sonrojó inmediatamente y Tom la miró confundido.

- pues no tengo idea, debo irme - intentó alejarse pero Tom fue más rápido.

- tu hermano habló conmigo - Lixabeth tragó saliva con miedo - ¿Así que te defendí? - Tom la miraba serio y daba miedo.

- eso fue por un mal entendido - se excusó la rubia y Tom la tomó del brazo deteniendo su paso.

- yo jamás defiendo a nadie, mucho menos a una niña como tu - eso le había dolido a Lixabeth.

- no es asunto mío tus preferencias, ni yo entendí porque me defendíste de Vladimir - Tom frunció su ceño y la soltó.

- seguro fue por lástima, solo eres una niña insignificante - dió media vuelta y se alejó a paso lento.

- ¿A qué te refieres? Si fuera insignificante no hubieras atacado a mí hermano · escupió furiosa y Tom sonrió ampliamente.

- repito, fue lástima - dijo seco y frío.
Lixabeth mordió su labio inferior con ganas de llorar y se exigió a si misma no hacerlo.

- lástima me das tu, inadaptado - soltó molesta y se fue dejando a Tom con la boca levemente abierta.

Llegó a su cuarto y se encerró totalmente furiosa, ese no era el Tom Riddle que ella conoció.
Quería que vuelva a ser su amado Tom.
El amoroso.

Se quitó la túnica, los zapatos y se acostó en su cama hecha una bolita.
Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y sollozó.
Le dolía mucho todo esto, odiaba el maldito amor que sentía por él.

Una luz verde iluminó su cuarto, Lixabeth no se percató de ello, mientras tanto Tom salió de su chimenea y la vió en su cama.
Llorando a mares, algo en él se removió ¿Que me pasa? Pensaba el pelinegro sin entender.

- Lixabeth - susurró acercándose y la joven se sobre saltó por el susto.

- Tom - susurró con la voz rasposa.
Tom la miró atento y suspiró al verla tan triste.

- ¿Porque lloras? - dijo observandola y ella negó con la cabeza.

- por nada en particular, ¿Que haces aquí? - quiso cambiar de tema rápido.

- vengo a insistir, quiero saber la verdad - la miró fijamente y Lixabeth evitó mirarlo.

- ya te dije la verdad, si no entiendes es tu problema - espetó molesta y él frunció el ceño.

- ya verás - con un movimiento de varita, pegó los pies de Lixabeth al suelo y le quitó su varita.

- ¿Que haces? Esto no es divertido Tom, déjame en paz - ella intentaba caminar pero no podía.

- oh vaya que es divertido, ahora puedes decirme la verdad o amanecer ahí parada - Lixabeth dejó que algunas lágrimas escaparon de sus ojos y suspiró con pesadez.

- ¡Te dije la verdad! ¡No sé que hacías aquí! ¡No lo sé! - gritó rompiendo en llanto otra vez.

- ¿Abuse de ti? - preguntó con una expresión de susto y ella negó con la cabeza.

- n-no - susurró y él volvió a respirar.

- entonces... ¿Tuvimos relaciones sexuales? - volvió a preguntar y soltó los pies de la chica que estaban pegados.

- no, eso no pasó porque yo no quería - soltó la rubia y Tom la miró más sorprendído.

- ¿Cómo? No entiendo - susurró frunciendo el ceño.
Lixabeth respiró hondo y miró los ojos de Tom con nerviosismo.

- solo te diré que querías hacer el amor conmigo pero me negué, ahora vete - dijo molesta y salió de su cuarto dando por terminada la conversación.

Tom se quedó totalmente confundido, tenía muchas dudas en su mente y ninguna tenía respuesta concreta.

Amortentia (Tom Riddle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora