15) Confesiones

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Lixabeth se giró encarando a Tom y tragó saliva nerviosa, su corazón latía con rapidez y su respiración era irregular.

- ¿Po-porque dices eso? - susurró temerosa y Tom sonrió al ver el efecto que causaba en ella.

- ¿No deseas eso? Ya no estamos en Hogwarts, aquí podemos hacer lo que queramos - se acercó a ella pero la niña interior de Lixabeth salió a flote.

- ve a tu cuarto - logró decir y rápidamente salió corriendo, bajó las escaleras con el corazón agitado y dejó a Tom confuso.

El pelinegro ingresó a su ahora cuarto, ordenó sus pertenencias y miró por la ventana, el día estaba gris y parecía que iba a llover en cualquier momento.

Lixabeth miraba por una ventana de la sala, maravillada por los colores del cielo, grises, negros y hasta verdes.
¿Llovería tanto? Se preguntaba y un suspiro escapó de sus labios.

- ¡Déjame solo! - la puerta fue fuertemente azotada y Lixabeth se sobre saltó.
Vladimir ingresó furioso y subió las escaleras rápidamente.

- pe-pero....yo - Anette venía detrás de él, empapada en lágrimas.

- Anette... - susurró Lixabeth y corrió hacia ella, la abrazó y la pequeña niña sollozó en su hombro.

- l-lo a-rru-ine - susurró entre sollozos y Lixabeth la consoló.
Ambas se sentaron en un sillón y Anette comenzó a calmar su llanto.

- ¿Que ha pasado? - preguntó cuidadosamente la rubia, Anette limpió sus lágrimas y suspiró antes de poder hablar bien.

- estábamos pasando por un lago, habían unas chicas allí, ellas le coquetearon a Vladimir, me enoje y lo bese sin permiso - Lixabeth asintió y Anette suspiró bajando su cabeza.

- supongo que se enojó, ¿Por eso lloras? - Anette asintió pero volvió a sentirse triste recordando lo sucedido.

- me dijo cosas hirientes - susurró y aclaró su garganta - cuando lo bese, me apartó bruscamente y dijo que jamás corresponderá a mis sentimientos, que soy una niña tonta e insignificante - Lixabeth frunció su ceño molesta y acarició la espalda de la niña.

- no le hagas caso, es un... - cerró su boca al oir los pasos bajando las escaleras, Vladimir traía una maleta con él.

- más te vale no estar hablando de mí Lixabeth, aquí no esta Abraxas para defenderte - advirtió severo y Lixabeth bajó la cabeza controlando su odio.

- ¿Es m-mi maleta? - susurró Anette y Vladimir sonrió de medio lado con malicia.

- si, te vas de mí casa ya mismo - ordenó y Lixabeth se puso de pie molesta.

- ¿Porque? Yo deseo que se quede - protestó la rubia y su hermano la miró con diversión.

- ¿Tu deseas? Nadie, absolutamente nadie preguntó que mierda deseas, cierra tu boca y sube a tu cuarto - espetó firmemente y Lixabeth apretó con fuerza sus puños.

- no... Lixabeth tranquila - Anette tomó la mano de Lixabeth y le sonrió débilmente - me iré así puedo hacer comidas con mamá, será genial - fingió estar entusiasmada y la rubia suspiró.

- está bien, ve con cuidado por favor y salúdame a tu madre - besaron sus dos mejillas y Anette se fue cabizbaja, escoltada por Vladimir.

Lixabeth resopló molesta y prefirió ir a la cocina por un té, cuando terminó su tranquilizante té de hierbas, subió las escaleras para poder dormir un poco.

Un estruendo hizo vibrar toda la casa, un rayo había caído cerca retumbando fuertemente.

- ¡Aaah! - chilló Lixabeth y tapó sus oídos con miedo, cerró sus ojos con fuerza y trató de tranquilizarse.

Otro rayo más cayó, más cerca y más fuerte.
Lixabeth volvió a gritar asustada y tembló de miedo.

- tranquila - susurró en su oído, los firmes brazos de Tom la rodearon y ella automáticamente lo abrazó buscando refugio.

- te-tengo mi-miedo - dijo entrecortado y sintió sus ojos arder.
Tom la protegió con sus brazos y dió leves caricias en su cabello.

- todo está bien, yo estoy contigo ¿Confías en mí? Soy el mejor en defensa contra las artes oscuras - orgullosamente alardeaba de su buena nota en esa materia, ella asintió y lo abrazó con más fuerza.

- gra-gracias - susurró aterrada y él sonrió levemente.
Los rayos seguían cayendo y la lluvia comenzó a mojar lo que había a su paso.

- iré a dormir... - susurró ella pero Tom sabía que mentía, moría de miedo seguramente.
Lo notaba en su temblar, ella estaba mintiendo y moría del terror.

- iré contigo - se apresuró a decir él, abrió la puerta del cuarto de ella y se adentró con Lixabeth abrazada a él.

- lo siento, perdón - susurró avergonzada por esta situación y él negó con la cabeza.

- jamás te avergüences de tus miedos, ahora mejor duerme y mañana será un mejor día - ella se separó de él y buscó un camisón para dormir.

- ¿Puedes girarte asi me cambio? - preguntó con las mejillas rojas, Tom asintió y se giró dándole la espalda.

Ella rápidamente se quitó los zapatos, luego el hermoso vestido y se colocó el camisón.

- listo - dijo sonriendo y se acomodó en su cama, Tom imitó su accionar y se acomodó a su lado.

- cuando empecemos las clases, ya no te tendré así como ahora - susurró él y ella sintió su corazón latir con fuerza.

- pero ahora estás aquí conmigo, ¿Que importa lo demás? - soltó ella sinceramente y él sintió algo extraño en su interior.

¿Me estoy enfermando? Se preguntó confundido, algo en él se removió, la sinceridad y la frescura que ella le sorprendía.

- deberías estar así con Abraxas - espetó molesto y ella suspiró con tristeza.
¿Porque tenía que mencionarlo?

- no deseo estar con Abraxas - susurró cerrando sus ojos y apoyando su cabeza en el pecho de él.

- ¿Porque no? Si planean tener hijos juntos, además ya te hizo su mujer así que, nada más importa ya - ella negó con la cabeza sin abrir sus ojos.

- no es lo que tú piensas... - él carcajeó irónicamente y negó con la cabeza.

- ¿No lo es? Lixabeth no seas inmadura, no tienes porque verme la cara de estúpido - el tono de él subió haciendo que Lixabeth se enojara.

- ¡Esa noche no pasó nada! - gritó sentandose de golpe, él la miró sorprendído y Lixabeth lo miró molesta - esa noche que tu no hiciste nada para ayudarme, use un hechizo en él, lo dormí y él creyó cosas que no pasaron porque estaba ebrio - Tom abrió sus ojos enormemente y ella volvió a acostarse dándole la espalda.

- lo siento, de verdad lo siento - confesó pidiendo disculpas por primera vez con total sinceridad.




La abrazó y se quedaron en silencio, él internamente feliz de saber que ella sigue siendo la chica pura y tierna que tanto llama su atención, y ella sintiendo el corazón de él palpitar fuertemente contra su espalda.

Amortentia (Tom Riddle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora