17) Casa Malfoy

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Abraxas llevó las cosas de Lixabeth hasta su cuarto, con movimientos precisos de su varita acomodó las pertenencias de ella.

- ¿Dormiré contigo? - preguntó temerosa y Abraxas la miró sonriendo.

- si, pero no te preocupes si te incómodo me iré a dormir con Melanie - Lixabeth frunció su ceño y guardó silencio.

- me hubieses dejado en mí casa, allí estaba bien - se quejó y el rubio la miró sorprendído.

- ¿Estás celosa? - susurró acercándose peligrosamente a la menor.

- ¿Que dices? Claro que no, pero por lo menos allá estaba con Tom - él se detuvo y la miró molesto.

- ¿Cómo te atreves... - ella lo enfrentó con la mirada y sonrió irónicamente.

- no me reclames nada porque tu te acuestas con Melanie Black y no digo nada, así que cierra la boca - Abraxas apretó sus puños y ella salió de su cuarto.

Lixabeth bajó las escaleras de la mansión con sus cabellos rojizos, respiró profundo y sus cabellos se tornaron rubios de nuevo.
Recorrió los pasillos buscando una ventana para poder salir a volar.

- ¿Tu eres Lixabeth Rosier? - al oir la dulce voz de un niño se giró y vió a un rubio con sus mejillas rojas escondido detrás de una puerta.

- si, ¿Quien eres tu? - preguntó con curiosidad y caminó hacia él, el pequeño se ocultó más y sintió miedo.

- so-soy Hyperion - susurró con sus mejillas prendidas fuego de la vergüenza, Lixabeth sonrió enternecida y lo analizó.

Era rubio, sus ojos eran grises y parecía una copia exacta de Abraxas.
Pero ¿Cómo? Los Malfoy solo tenían un hijo.

- Hola Hyperion, ¿Que haces aquí? - preguntó sonriendo con ternura.

- vivo aquí - susurró temeroso y miró para todos lados, al notar que Abraxas no estaba se acercó a ella.

- ¿Eres familiar de Abraxas? - preguntó ella y él asintió, relamió sus labios y la miró a los ojos.

- so-soy Hyperion Malfoy, el hermano menor de él - susurró jugando con su camisa.
Lixabeth abrió sus ojos de par a par totalmente sorprendida.

- pero...creí...qu-que - ella estaba en shock mental, jamás supo sobre el hermano de Abraxas.

- nadie lo sabe, les doy vergüenza...por ser un Hufflepuff - susurró bajando su cabeza y ella sintió su corazón oprimirse, el pobre niño parecía muy triste.

- no digas eso, ser un Hufflepuff es bueno - sacudió el cabello del menor y él la miró expectante - son muy buenos, su corazón es enorme y son fieles, debes estar orgulloso de serlo - Hyperion sonrió con un brillo en sus ojos. Era la primera vez que alguien lo halagaba.

- ¡Lixabeth! - ella volteó y vió a Melanie Black sonríendo ampliamente.
Volvió su vista hacia adelante pero Hyperion ya no estaba.

- ¿Donde....? - dejó de hablar cuando vió la sombra del menor, corrió lejos de ellos.

- ¿Cómo estás? Perdón que venga aquí pero mí hermano me pidió que le dejé la casa a solas para él y Druella - Lixabeth asintió sin darle importancia y sonrió.

- no te preocupes, Abraxas está en su cuarto ahora - señaló las escaleras y Melanie la miró sorprendída.

- ¿No te molesta que esté con él? Digo...es tu prometido - Lixabeth negó con la cabeza y volvió a sonreír.

- haz lo que quieras pero solo alejalo de mí - dió media vuelta y corrió por los pasillos hacia donde fue el menor.

La mansión Malfoy era muy grande, le costaría una eternidad encontrarlo a pie.
Suspiró y se transformó en el hermoso cuervo celeste. El ave luminoso voló por todas partes buscando con su mirada al pequeño Hyperion.
Al verlo sentado bajo un árbol, bajo y se paró junto a él.

- que hermoso cuervo - susurró Hyperion imprecionado por tal belleza. Lixabeth se volvió humana y el menor abrió sus ojos sorprendído.

- gracias por el cumplido - dijo ella divertida y el menor se sonrojó hasta las orejas.

- n-no...y-yo....y-yo - susurró nervioso y ella soltó una risita burlona.

- tranquilo, bromeaba - se sentó junto a él y miraron el atardecer.

- no eres como tus hermanos - susurró el menor y ella lo miró.

- ¿Cómo son mis hermanos? - él suspiró y miró sus manos con nervios.

- son malos - susurró y ella guardó silencio, Vladimir era malo si, pero ¿Druella? No era mala.

- Druella no es mala - dijo Lixabeth sonriendo e Hyperion asintió con rapidez.

- si, ella y Cygnus me insultan, todos ellos me hacen la vida imposible en Hogwarts - susurro con sus ojos cristalinos.

- no sabía eso - susurró Lixabeth sintiéndose culpable, tomó la mano del menor y sonrió cálidamente - ahora que te conozco, cuidate de ti y los enfrentare por ti - él la miró con sus ojos brillando.

- ¿En serio? - preguntó sin creerlo y ella asintió.
El menor se emocionó y la abrazó con fuerza.

Lixabeth se tensó por el abrazo pero sonrió, Hyperion al darse cuenta de lo que hizo, se alejó con sus mejillas rojas.

- per-perdon - susurró poniendose de pie y corrió lejos de ella.

- ¡Hyperion! - gritó ella pero el menor ya había desaparecido en el interior de la mansión.

Lixabeth suspiró profundamente y miró el atardecer, el sol estaba cayendo y las estrellas brillaban.
Suspiró y bajó su mirada con tristeza.

- Tom...como quisiera que estés aquí - susurró y oyó ruidos cerca suyo.
Se alarmó y sacó su varita dispuesta a atacar.

- Lixabeth... - susurró Tom, mirándola fijamente y ella abrió su boca sorprendída.

- ¿Co-como llegaste? - preguntó guardando su varita. Él señaló el balde de lata y sonrió.

- use un traslador - susurró acercandose a ella.

- ¿A que vienes? Soy una niña mal criada según tu, ¿Porque vienes? - dijo ella con el ceño fruncido y él sonrió ampliamente.

- vine porque quiero estar con mí niña mal criada - dijo cortando toda distancia con ella.
La tomó de la cintura y ella lo miró nerviosa.

- ¿Tu niña mal criada? - susurró creyendo haber oído mal pero él asintió.
Rozó su nariz con la de ella y acarició su cintura.

- MI niña mal criada, solo mía - susurró antes de plantar un beso tierno sobre los labios de la menor.

Lixabeth correspondió al beso con una sonrisa enorme en sus labios.
Continuaron hasta quedarse sin oxígeno, separaron sus labios pero él la miró a los ojos fijamente.

- quiero hacerte mia, sería un honor ser el primer hombre que toque tu piel, que bese cada parte de tu cuerpo, que te haga gemir por primera vez, que sea dueño de tus primeros momentos de lujuria - acarició la mejilla de ella y sonrió - ¿Que dices Lixabeth? - la miró a los ojos esperando una respuesta.









Lixabeth sintió su corazón latir con fuerza, sus mejillas ardieron y Tom esperaba por un si de su parte.

Amortentia (Tom Riddle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora