31) Ya es tarde.

878 83 15
                                    

Tom se encontraba terminando dos pergaminos para la clase de transformaciones.
Le era fácil pero no podía sacar de su cabeza a la rubia, todo el tiempo estaba pensando en ella y en el bebé que espera.

Fue cobarde de su parte no ir a hablar con ella, pero aún no tenía idea de que hacer con el asunto.
Tal vez terminar sus estudios para trabajar dignamente, ser profesor de defensa contra las artes oscuras era su sueño, pero ahora... Ahora solo quedaba pensar en Lixabeth y el bebé.

— termine señor – anunció Tom, dejando su tarea sobre el escritorio del profesor Dumbledore.

— bien Tom, puedes retirarte – Tom asintió respetuosamente y tomó sus cosas para salir a toda prisa, no quería ver a nadie, no quería ni si quiera hablar con nadie.

— Tom ya logre dominar bien mí varita, me hace caso – el pequeño Hyperion sonreía abiertamente hacía su mayor, Tom suspiró con pesadez y lo miró.

— Hyperion, la varita siempre debe obedecerle, ¿Cómo llegaste hasta aquí si no? – el pequeño rubio se hundió de hombros y sonrió tímidamente.

— en mí curso solo hacemos teórico, todo es leer y aprender textos, nunca practicamos magia – el ceño de Tom aflojó y asintió.

Tom sabía que eran unos inútiles, no les enseñan magia, solo tonterías.

— ¿Tienes algo que hacer? Podemos practicar un poco en el lago negro – el menor sonrió ampliamente y asintió varias veces.

— si, si puedo – Tom asintió y comenzó a caminar con el menor detrás suyo.

— quiero que prestes atención, nada de hablar y divagar – Hyperion asintió y sonrió aún más.

Por fin haría magia, Tom le enseñaba bien y le enseñaha mejor que los profesores.
A Hyperion le gustaba porque le enseñaba técnicas de ataque y defensa. Cosa que ellos tenían prohibido practicar.

Mientras ellos estaban en el lago negro practicando magia, en las mazmorras se encontraban todos despidiendo a los Rosier.
A Vladimir se le hizo extraño que su amigo Tom no venga a despedirse pero últimamente Tom estaba muy perdido.

— los extrañaremos, pero pronto nos veremos en nuestras casas – Cygnus saludó con un abrazo a su cuñada y cuñado. Ya que su relación con Druella iba muy en serio.

— nos veremos pronto, eso es seguro – dijo Vladimir con semblante serio.

Mulciber, Avery, Lestrange, Black, Burke y otras personas más despedían a los hermanos.
Druella se sentía feliz de que su hermano mayor cuidara de Lix.

— cuidate mucho, iré a verte pronto – prometió Druella besando ambas mejillas de su hermana menor.

Vladimir tomó sus maletas y Lixabeth tomó la suya, ambos partían de Hogwarts sin decir el porque.
Rosier no quiso mencionar nada sobre el embarazo, solo mantuvo su postura de abandonar la escuela.

— él no vendrá, ya deja de ser tan tonta – le susurró Vladimir a la rubia que miraba con esperanza por los pasillos.

— lo sé. – susurró Lixabeth y bajó la mirada con pena.

Ambos hermanos recorrieron los pasillos para marcharse, bajo la atento mirada de toda la escuela.
Toda la escuela menos Tom, que no estaba ahí presente.

Lixabeth tomó el brazo de Vladimir para tener más fuerza de voluntad y su hermano solo sonrió levemente.
Vladimir solo quería ver a su hermana sonreír de nuevo, aunque sea esa estúpida sonrisa que tenía la joven.

— eres una persona muy alegre y capaz, se que saldrás adelante con o sin él – Lixabeth le sonrió débilmente a su hermano y asintió.

Los momentos de cariño que estaba compartiendo con su hermano le gustaban mucho, Vladimir estaba siendo más tierno, más compresivo.
Todo gracias a la pequeña Anette, Lixabeth lo sabía bien.

Anette había logrado lo que nadie jamás pudo, domar a la fiera.
Conquistar el corazón de Vladimir, derretir ese hielo que tenía dentro.
Pero ahora ambos debían esperar, para poder amarse libremente.

— siento mucho tener que separarte de Anette – susurró Lixabeth y Vladimir sonrió al oír su nombre.

— no te preocupes, es lo mejor. Ella es muy chica aún, y yo planeo establecer una vida prontamente. En tres años ella será toda una mujer, podrá terminar sus estudios y ser mí esposa. Cuando nos casemos y tengamos muchos hijos, seré feliz – Lixabeth sonrió tiernamente al oír a su hermano, jamás imaginó escuchar tales palabras de sus labios.

— me alegra mucho que te hayas enamorado de ella, es una niña preciosa – Vladimir sonrió con orgullo y asintió.

— claro que sí, lo es – dijo haciendo reír a su hermana.

Ambos iban saliendo del castillo, sin vuelta atrás.
Rumbo a una nueva vida, tanto para Lixabeth como para su bebé.


— ¡Expelliarmus! – gritó Hyperion haciendo volar a Tom algo lejos, el castaño sonrió satisfecho.

— muy bien, ya estás mejorando – felicitó al menor e Hyperion sonrió con orgullo.

— gracias, todo es gracias a ti – Tom sonrió y se acercó para despedirse.

— ahora puedes irte, fue suficiente por hoy – Hyperion sonrió y después de hacer una reverencia con respeto, se fue.

Tom estiró sus músculos y suspiró profundamente, ahora debía enfrentar a Lixabeth, decirle sus planes también.

— ¿Porque jugaste con ella así? – Tom se sobre saltó y miró hacia atrás, Abraxas estaba ahí, mirándolo fijamente.

— no sé de que hablas Malfoy – escupió Tom con molestia, acomodó su túnica y dió media vuelta otra vez.

— sabes bien de quién hablo, Lixabeth no merecía esto, pudiste cuidarla y no generar todo esto – Tom frunció su ceño y miró furioso al rubio.

— tu también pudiste cuidarla, pero eres tan poca cosa que tuvo que venir conmigo – el rubio enfureció y empujó a Tom del pecho.

— ¿Te crees mucho,eh? Pues escucha bien, Tom Riddle no eres nadie, eres una basura como persona y no mereces su amor, eres un maldito perro huérfano – el puño de Tom se estrelló en el rostro de Abraxas, el rubio resistió el golpe y también lo golpeó.

— cierra la boca o juro que te mataré – amenazó Tom con el odio corriendo por sus venas.

— hazlo, me da igual – soltó Abraxas con lágrimas en los ojos, Tom vió como el rubio limpiaba las primeras lágrimas que caían por sus mejillas.

— eres un idiota – se burló Tom con una sonrisa victoriosa en su rostro, pero Abraxas no lloraba por el golpe.

— tu eres un idiota, acabas de perder a la única persona que podía quererte, como me alegra que Lix se haya marchado, no mereces conocer a ese bebé – Abraxas dió media vuelta dispuesto a irse y Tom abrió sus ojos incrédulo.

— ¿Que quieres decir? – preguntó con el corazón en la boca, sus latidos podían oírse lenta y dolorosamente.

— Lixabeth se fue, para siempre. — dijo Abraxas antes de irse y dejar a Tom en un shock mental.









Tom se lamentó inmensamente no haber ido a hablar con ella la noche anterior, ya era tarde.
Lixabeth se fue.

Amortentia (Tom Riddle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora