13) Adiós Hogwarts. Hola vacaciones.

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El sol brillante despertó a todos excepto a los Slytherin que estaban dónde no alumbraba el mismo.

Lixabeth se removió adormilada y cayó de la cama, se despertó asustada buscando con su mirada al atacante.
Solo fue su torpeza, no había nadie más allí.
Abraxas había partido temprano como él mismo dijo.

La rubia sonrió ampliamente y se levantó del suelo, tomó sus cosas y corrió a bañarse.
Una vez lista, guardó sus pertenencias y ordenó el lugar.
Miró por última vez su habitación y salió de allí.

— ¿Irás con nosotros? – oyó la voz de Avery y se detuvo antes de bajar las escaleras y así poder oir su conversación.

— lo siento, mí hogar me espera – ese era Tom, ella frunció el ceño al saber que mintió.
¿Cuál hogar? Él mismo dijo que no tenía ninguna familia.

— puedes venir a casa, mí madre nunca está, mis hermanas me obedecen así que soy tu mejor opción – Lixabeth esperaba que contesté que no pero Vladimir era muy cercano a él.

— está bien, iré secretamente – contestó Tom y todos ellos comenzaron a alegrarse.
Sus fieles amigos, Lestrange, Avery, Mulciber y claro que Rosier.

— será genial, iremos en algunas ocasiones – Mulciber sonreía feliz de la vida mientras que Tom solo intentaba sonreir.

Lixabeth bajó las escaleras con sus cosas y todos la miraron, luego volvieron a lo suyo como si nada.

Tom tomó sus cosas y salió sin avisarle a nadie, se sentía molesto con la rubia por algún motivo le dolió que ella pase la noche con Abraxas.
Él los vió y oyó su conversación, sus planes de tener hijos también.

— menos mal que ya estás lista, todo el mundo se va – Vladimir la miró con reproche y tomó sus cosas.

— lo sé – susurró Lixabeth y salió de su sala común.
Debía soportarlo un verano largo además de la estadía en el colegio, Vladimir comenzaba a molestarla mucho.

El tren fue por ellos, todos subieron tan rápido que Lixabeth tuvo que esperar para que así no la empujen tanto.
Le cedió paso a muchos y subió cuando estaba libre la puerta de ingreso.
Caminó por los compartimentos buscando el suyo, el cual comparte con Druella.

— Aquí estás – dijo sonriendo y se detuvo antes de entrar, Cygnus Black estaba con su hermana hablando cómodamente.

— oh... Lix ¿Podrías dejar a Cygnus en tu lugar? Por favor, en casa pasaremos juntas mucho tiempo – Lixabeth suspiró y asintió.

— gracias Lixabeth – dijo Cygnus sonríendo ampliamente.
El pelinegro aprovecharía cada segundo con Druella, mientras que Lestrange compartía espacio con Avery.

Lixabeth caminó por el largo pasillo buscando con la mirada un lugar vacío, vió muchas personas ya durmiendo, ¿Cómo hacían? Se preguntaba mientras seguía caminando.
Llegando al final del pasillo vió un lugar vacío, sonrió ampliamente y se adentró sin pensarlo dos veces.

— por fin, espero no te moleste compartir ya que no tengo lugar – dijo sin mirar a su ahora acompañante y dejó sus cosas ligeras a un lado.

— ¿Porque no vas con Malfoy? ¿O está otra vez con Melanie Black? – espetó molesto el pelinegro y ella lo miró sorprendída.

— Tom.... Hola – dijo sonriendo ampliamente y él la miró de mala forma, cruzó sus brazos y la miró con desprecio.

— ¿Eres sorda? Ve con Malfoy – repitió y ella bajó su mirada triste, ¿Porque la echa así? Ella quería estar cerca suyo.

— ya te oí, Abraxas se marchó más temprano por asuntos personales – explicó y él ocultó la sonrisa que quería salir de sus adentros.

— ¿Ah sí? Bueno, debe haber ido a hacer sus cosas con Melanie – quiso herirla pero a Lixabeth no le importaba.

— es su vida, no me importa – dijo simplemente y se acomodó en su lugar para mirar por la ventana.

— debería importarte, ¿Tendrás hijos con un hombre que te es infiel? – ella miró de inmediato a Tom y él quiso morder su maldita lengua, se le escapó eso.

— ¿Fuiste tu? – susurró la rubia abriendo su boca levemente – ¡Tu ingresaste anoche! – chilló comprendiendo y él desvió su mirada hacia la ventana.

— si, fue un error nada más – se excusó y ella negó con la cabeza y mordió su labio inferior nerviosa.

— lo que oíste no es como tú crees, si quiero tener hijos.... – él sonrió con cínismo y la miró con arrogancia.

— bien por ti, ¿A mí que me importa? Deja de contarme tus cosas personales, búscate una amiga – se puso de pie dispuesto a irse pero los brazos de la rubia lo rodearon desde atrás.

— escúchame por favor... – susurró con la voz quebrada y Tom suspiró luchando con sus adentros para no abrazarla y ser frío.

— no tengo nada que escuchar, no me interesa lo que hagas o no con tu prometido – mantuvo su faceta de frialdad y ella lo abrazó con mas fuerza, sollozando fuertemente.

— ¡Oíste mal! ¡No quiero tener hijos con él! – chilló haciendo un berrinche y él sintió vergüenza de que todos los miren.

— ya basta Lixabeth – advirtió quitando los brazos de la menor y alejandose.

— ¡Escúchame por favor! – rogó con la voz rota y él frunció su ceño molesto.
Se detuvo y la miró serio, bajo la atenta mirada de todos.

— eres una estúpida, me das pena Lixabeth, ¿Aún no entiendes? Solo fue un juego, fuiste un juego y jamás serás algo serio para mí, ni para tu prometido ya que aquella zorra se acuesta con él – se fue revelando ante todos la infidelidad de Abraxas y Melanie.

Lixabeth continúo llorando desconsolada, ¿Cuanto más podían herirla?

— ven aquí, no llores – Anette Burke aunque más pequeña que los demás, fue capaz de ir hacia ella y consolarla.

La llevó con ella hasta su compartimento, allí sentó a la rubia y limpió sus lágrimas.

— eres una ridícula, das vergüenza al apellido Rosier – espetó con desprecio Vladimir, quien por obligación estaba allí compartiendo lugar con su prometida.

— ¡Cierra la boca Vladimir! Es tu hermana menor, ¿Podrías comportarte como un hombre por una miserable vez en tu vida? – el mayor apretó sus puños con fuerza y miró mal a su prometida.

— debes respetarme – dijo molesto y Anette sonrió irónicamente.

— ¿Respetarte? ¿Cómo tu lo haces? Por favor, ¿Me crees idiota? Sé que te has acostado con muchas mujeres hasta ahora, jamás me has respetado y ahora te toca pagar por ello – Vladimir palideció al oírla, ¿Cómo lo supo? Se preguntaba aterrorizado.

— ¿Co-como....? – no logró ni hablar, estaba nervioso por primera vez una mujer lo ponía en ese lugar.

— no soy estúpida, tengo mis formas de saber las cosas – Anette volvió su vista a la rubia y se sentó a su lado a abrazarla.

— gracias Anette, eres muy amable – susurró Lixabeth limpiando sus lágrimas.

— seremos familia algún día, puedes contar conmigo – sonrió cálidamente y Vladimir suspiró sin saber que decir o como arreglar su problema.

— ¿Le dirás a tus padres? – preguntó temiendo la respuesta y Anette le sonrió con malicia.

— mientras seas un buen prometido y trates bien a tus hermanas, no diré nada – el rubio hizo puños sus manos y asintió mirando fijamente a la menor.

— como desees cielito – masculló poniéndose de pie y antes de irse besó bruscamente a la menor, Lixabeth quien estaba incomoda prefirió mirar por la ventana.

— tranquila, todo estará bien – susurró Anette y le ofreció ranas se chocolate.

— eso espero, gracias nuevamente Anette – ambas comieron y comenzaron a hablar de sus cosas en común, favoritas y demás.



Después de todo, se ganó una buena amiga.

Amortentia (Tom Riddle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora