39) Boda de sangre.

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Lixabeth terminó de vestirse, lucía un hermoso vestido color rosa con blanco.
Su enorme vientre se marcaba dejando una tierna imagen.

— estás hermosa — susurró Tom apoyando su cabeza en el hombro de ella, las manos del castaño se posaron sobre el vientre de ella.

— no más que tú — dijo la rubia con una sonrisa y no mentía, Tom estaba muy guapo con su traje negro en totalidad.

— ¿Vamos? Porque si seguimos aquí no querré ir, estás cosas me parecen estúpidas — Tom besó la mejilla de Lixabeth y se alejó.

La rubia frunció su ceño y se giró para verlo.

— ¿Piensas eso del matrimonio? — preguntó y él asintió sin darle importancia.

— si, es algo tan estúpido. No necesito ponerme una tonta sortija para saber que estoy con alguien — la rubia suspiró y no dijo nada.

Ella soñaba con casarse, pero Tom no pensaba igual.
¿No se casarían? Lixabeth si quería.

— vamos — dijo la rubia antes de tomar sus cosas para salir.

Tom la siguió y ambos salieron de la mansión Rosier.

Todo el camino hacia la mansión Malfoy fue en silencio, Lixabeth se dedicaba a acariciar su pansa y Tom la miraba con duda.

Sabía que algo le molestaba pero no quería preguntar, quería estar bien con ella.






Muchas familias prestigiosas del mundo mágico se encontraban presentes en el jardín de los Malfoy.

Lixabeth sólo iba porque Tom se lo pidió, en verdad seguía mal por la muerte de su hermano mayor.

Hyperion al ver llegar a Tom fue hacia él con una sonrisa enorme.

— si vino — dijo con respeto, como siempre se dirigía hacia Tom.

— claro, jamás faltaría a un día tan importante para mí aprendiz — Tom sonrió levemente y miró a las personas presentes.

— gracias por venir, y felicidades por el bebé — Lixabeth que estaba más lejos suyo le sonrió a Hyperion.

— gracias, pequeño Malfoy — bromeó la rubia e Hyperion se acercó para saludarla mejor.

— ¿Cómo está tu bebé? Tu vientre está enorme — ella sonrió y él inclinó para besar su vientre.

— el bebé está bien, ya casi por salir — contestó la rubia enternecida por las caricias que le proporcionaba el rubio.

— Hola ahí dentro, soy el tío Hyperion — bromeó y ambos rieron.

Hyperion y enderezó, miró a sus suegros y sonrió.

— debo irme, la novia está por llegar — el rubio se fue y Tom dirigió a Lixabeth hasta sus lugares.

Ambos se sentaron en silencio, Tom tenía su rostro neutro.
Tan frío y distante.

— por lo menos finge que te da felicidad tu amigo — susurró ella y él la miró con una ceja alzada.

— ¿Qué amigo? Hyperion es solo mí aprendiz, y esto no me alegra — contestó con indiferente él.

— eres un falso — susurró ella y él la miró molesto.

— y tú una fácil — Lixabeth lo miró no creyendo oír bien.

— ¿Perdón? — susurró incrédula y ambos miraron al frente debido a que la ceremonia se estaba llevando a cabo.

Después de un momento aburrido para muchos, Hyperion y Anette estaban a punto de ser esposos.

Ambos estaban tomados de la mano, con respectivos anillos puestos. Mirándose a los ojos para jurar amor eterno.

— Si alguien no está de acuerdo con esta unión, que hable ahora o calle para siempre — todo quedó en silencio y esperaron unos segundos — entonces los declaro... — un fuerte estruendo se hizo presente.

— ¡Yo me opongo! — gritó alguien que apareció entre humo negro.

Todos miraron cómo surgía de entre las tinieblas un rubio con el más imponente y firme aspecto.

— Vladimir... — susurró Anette sin poder creerlo.

Tom al igual que todos miraba con suma sorpresa al rubio.

— te estabas tardando, idiota — dijo Hyperion sonriendo con arrogancia.

— Ella es mía y ese bebé también — a paso firme se acercaba Vladimir.

— Es mí esposa ahora, vuelve por donde viniste — Hyperion no se quedaba atrás.

A más de cinco metros de distancia se miraban con odio, ninguno quería perder.

— debiste haberte ido, ahora es tarde — Hyperion lanzó el primer hechizo hacia Vladimir pero fue esquivado.

¡Desmaius! — gritó Vladimir pero fue ágilmente esquivado también.

¡Bombarda! — el cuerpo de Vladimir recibió el impacto y salió volando lejos.

— ya basta — Anette lloraba desconsolada.

— ¡bombarda máxima! — ahora fue Hyperion quién voló más lejos.

Ambos se pusieron de pie con dificultad, Vladimir tenía un brazo lastimado y parecía roto. Mientras que Hyperion, tenía una pierna sangrando.

— ya detenganse — pidió Tom y ambos ignoraron por completo su pedido.

Ambos rubios levantaron sus varitas al mismo tiempo y tiraron un rayo que se concretó en el medio de ambos.

Ambas luces verdes luchaban por ganar, Vladimir logró avanzar un poco más pero Hyperion no quería perder.

— ¡Aaah~! — Hyperion gritó y con todos sus fuerzas lanzó su rayo más fuerte.

Vladimir sostuvo con firmeza su varita y cerró sus ojos.

Un rayo ganó, fue más fuerte logrando desviar al otro.

— ¡No! — gritos de lamentos sé oyeron, Tom miró con sorpresa la escena y sostuvo el cuerpo de Lixabeth cuando se desplomó.

— Mí amor, ay por Merlín — Tom la tomó en brazos y se la llevó.

La rubia había sufrido mucho estrés y colapsó.
No debía tener sustos grandes a esta altura de su embarazo.

El cuerpo sin vida que cayó al suelo seguía tieso, la sangre corría por su boca y naríz. Dando por hecho que no había nada que hacer.

— ¡No~! — gritó Hyperion cayendo de rodillas al suelo.

— ¡No por favor, no! — gritaba Vladimir tomándose de la cabeza mientrás lloraba.







Ambos habían matado al amor de su vida.
Anette había muerto y con ella, su bebé.

Amortentia (Tom Riddle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora