Francia, París

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Nos aventuramos a la estación de Avonlea, afortunadamente el día aún era joven y la luz aún proyectaba delicadamente tras aquellas ventanillas del tren.  

El castaño y yo compartíamos una plática bastante singular sobre él porque nos gustaba leer a ambos y en cuantas cosas teníamos de parecido, esas pláticas cálidas eran las que formaban la completa experiencia de una aventura con él. 

Apunto de bajar, tomamos nuestras cosas y Gilbert sacó a vista aquella dirección marcada por mi tía. Nos detuvimos a preguntar por esta y fue tan sencillo seguir las indicaciones que llegamos más rápido de lo que pensamos. 

En pie delante de una gran casa, bellísima y con cierta magnitud, en verdad era una gran mansión. Un jardín extenso lleno de tulipanes, jazmines y rosas que trasmitían su olor en cierta perfección llegando a nuestros orificios con delicadeza. 

Suspiré antes de poder dar un paso más, Gilbert retiró su vista de la vivienda y la colocó en mí. 

Gilbert: ¿Lista? 

Asentí con seguridad. 

Recorrimos el camino de piedra que llevaba hasta la puerta principal y tocamos un par de veces. 

Una muchacha que atendía la casa nos abrió el portal y al indicarle quién éramos nos dejó pasar sin problema. 

Samantha: ¿Lisa, quién es? .-preguntó aquella voz peculiar que había escuchado con anterioridad. 

Nos adentramos no sin antes admirar la casa detalladamente, casi consumiéndola con los ojos. Era preciosa, con muebles de cierto material, azules colgando en las paredes, bellos adornos florares y demás. 

No pude evitar soltar un "Wow" en susurro de mi boca. 

Mi atención dejó la casa al centrarse en un solo punto. Al llegar a la sala de estar acompañados de la muchacha que antes nos atendió, nos encontramos con una vista hacia la chimenea la cual se encontraba prendida, junto a ella en un sillón de piel, mi tía se encontraba cosiendo sin notar nuestra presencia. 

X: Madam. Su sobrina esta aquí. 

Mi tía enseguida giró su mirada hasta donde la voz le indicó topándose inmediatamente con mis ojos, los suyos se abrieron un poco más por admiración y se levantó dejando lo que hacía para dirigirse a mí. 

Samantha: ¡Rose! ¡Linda! .-con los brazos abiertos me envolvió en sus brazos, sacándome una sonrisa instantánea, provocando que por igual la abrazara fuerte. 

Samantha: ¡Qué gusto que estes aquí! no tienes idea cuánta emoción sentía por volver a verte .-acarició mis mejillas con dulzura. 

-El gusto es mío, tenía tantas ganas de verte también.- respondí llena de felicidad.

Ella al dejar mi rostro, su mirada se postró en la de Gilbert sin quitar aquella sonrisa que la caracterizaba. 

Samantha: ¿Y quién es este joven tan apuesto? 

-Tía, no lo llegaste a conocer en la feria. El es Gilbert, Gilbert Blythe. 

Gilbert: Un placer por fin conocerla de la manera apropiada. 

Samantha: Sí, cuando te fuiste corriendo de aquella librería no me dejo muy tranquila. Pensé que tal vez mentías sobre conocer a Rose y le había dado mi dirección a un loco. 

ambas reímos y Gilbert se avergonzó por su actitud. 

Gilbert: Lamento mi entusiasmo. Tenía que llegar a Rose.

Samantha: Qué caballero, y ¿ustedes son? 

La única pregunta que nos causaba escalofríos a ambos. 

MI QUERIDA ROSE SMITH... ‹‹ Gilbert Blythe »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora