Capítulo 10

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¿Se puede ser feliz en un lugar en el que solo estas encerrado las veinticuatro horas del día durante los siete días de la semana? 

En mi opinión, la respuesta es sí.

Mis días comenzaron a ser más interesantes en el momento que comencé a hablar con Avril, y tomaron sentido cuando decidimos ser algo más que amigos.

Tal vez es algo un poco raro el que tengamos una relación dentro de este lugar, donde estamos siendo tratados por nuestros problemas de adicciones y otras situaciones, pero eso no nos importó del todo y aquí estamos intentando algo. Siempre tratamos de ser discretos ya que tenemos entendido que está prohibido establecer cualquier tipo de relación que sea más que amistad.

Después de un par de días desde aquella noche que tuvimos una especie de cita un poco especial, este fin de semana han venido mi hermana y mi madre a visitarme. Mi hermano mayor no ha tenido esa oportunidad ya que él se encuentra en San Diego. Quizá sea para después.

Me dirijo a un área donde nos reunimos con nuestras familias cada que vienen a visitarnos. Son una especie de habitaciones donde pasas un par de horas con las personas que han venido, como si fuera una sala de estar en una casa normal. Por lo que me ha comentado Avril, son bastante cómodas y relajantes, así que estoy emocionado por ver cómo son. En cuanto llego a una marcada con el número nueve sujeto la manija y en cuanto entro las veo que están sentadas cerca del ventanal que da hacia el lago. Ambas se ponen de pie y me abrazan, es inevitable no sentirme sensible, en verdad las necesitaba demasiado.

—¡Es bueno volver a verte! —exclama Hazel mientras continúa abrazándome—. ¿Qué? ¿Acaso has subido de peso? Te siento un poco más embarnecido. —Me sujeta de ambos brazos y comienza a apretarlos, además de apretar mi abdomen.

—Algo así —respondí—. Llevo una dieta para aumentar de peso, además de que hago ejercicio. Lo que nunca hice cuando estaba en Sebastopol.

—¡Eso es genial! Ya no serás un esqueleto —menciona con una sonrisa.

—Te extrañamos demasiado —dice mi madre mientras sigue abrazándome. 

Por el tono que lo dice, puedo sentir un aire de nostalgia. Nos apartamos y nos vemos a los ojos.

—Y yo a ustedes, pero necesito un poco más de tiempo en este lugar. Debo decirles que estoy progresando. —Les señaló el sofá y tomamos asiento para continuar charlando.

—Lo escucho y no lo creo. ¿En verdad pretendes seguir aquí? —cuestiona mi hermana—. Mamá, comienzo a sospechar que este no es tu hijo, algo le hicieron al verdadero Jo.

—Ja, Ja, creí que había venido mi hermana a visitarme, no una comediante. —Me da una sonrisa burlona—. Sé que les parece un poco raro, pero en verdad quiero continuar con mi tratamiento. Comienzo a creer que en verdad estoy cambiando, para bien, obviamente.

Seré tu perdición [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora