Capítulo 6

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Como si fuera cosa del destino, dejé de ver a esa chica por un par de días.

No es algo que me afecte, pero si me parecía un poco extraño el hecho de que no la encontraba por ningún lugar de este centro de rehabilitación. ¿Acaso se habrá molestado demasiado por lo que sucedió aquella tarde del lunes? No lo sé, pero quiero imaginar que así fue. Su actitud demostró más que eso.

¡Qué da! Eso no me impediría realizar mis actividades habituales; por las mañanas tenía mis consultas, a medio día con la nutrióloga y las tardes era cita con la psicóloga además de comenzar algunas rutinas en el gimnasio, las cuales son verdaderamente difíciles. Estoy completamente oxidado.

De acuerdo, jamás he hecho ejercicio, y las únicas veces que el profesor de educación física nos pedía correr alrededor del campo —típico—, me escapaba con Ezra para fumar marihuana en las regaderas de los integrantes del equipo de basquetbol.

Después de la rutina de todos los días tomé una ducha para relajarme. La verdad no tenía muchas cosas que hacer por el resto del día, no tenía la más mínima idea en que debería de gastar mi tiempo, fue cuando recordé mi charla con Carter ayer por la tarde, estaba leyendo un libro en especial y eso me dio una idea.

No soy fanático de la lectura, lo único que he llegado a leer es el periódico, además de responder el crucigrama. Pero puedo intentar hacer algo nuevo, ya que en este lugar no hay cosas muy interesantes por hacer que digamos. Es un milagro que hasta el momento no me he vuelto loco.

Caminé a mi destino con la posibilidad de tal vez perderme en este enorme lugar. No lo conozco del todo bien a pesar de que Ileana, Carter y la desagradable señora Paty me mostraron cada uno de los pasillos.

Justo cuando estaba a punto de llegar, o al menos eso pensaba, me encontré de nuevo con esa chica, tal parece que va al mismo lugar que yo. A lo lejos nos vimos y pude notar que me vio un poco impresionada.

Hoy lleva un conjunto deportivo en color azul marino. De hecho, su piel se ve más blanca de lo normal con ese tono. 

Contrario a lo que tal vez está imaginando, en esta ocasión no quiero hablarle a la primera, debo de mantenerme en actitud un poco difícil. Pero mis esfuerzos se van por el caño y de nuevo trato de establecer una charla con Avril.

—Hola.

Un simple saludo no le hace mal a nadie.

Tal vez muera ignorado en este segundo intento de conversación, o quizá me dé un golpe con tal de alejarme de ella. Pero tal parece que los planetas se han alineado y están a mi favor a esta hora del día.

—Hola.

No puedo negar que eso me ha impresionado un poco. Por fin esa chica me está dirigiendo la palabra, de manera cortante, pero lo hace. Lo que se creía imposible hasta este momento. La veo de reojo y noto que se encuentra cruzada de brazos esperando de igual manera a que llegue la persona indicada para abrir la pequeña biblioteca. Hoy no lleva el cabello suelto, lo lleva recogido en un moño simple y desordenado. Y no me quejo, no estamos en un lugar de cinco estrellas para estar lo mejor presentables.

Seré tu perdición [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora