Capítulo 29

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El fin de semana pasó rápido, incluso pensé que apenas teníamos unas cuantas horas de haber llegado a San Francisco porque sentía que me faltaba tiempo para poder disfrutar a mi familia como debería.

Al día siguiente, después de la reunión salimos a dar un paseo por la ciudad tal y como lo había prometido mi madre. Me olvidé por completo de todo, incluso no me pasó por la mente tener que llamarle a Avril a todas horas del día. Es aquí donde me doy cuenta de todo lo que me perdí por estar hundido en mis adicciones.

Visitamos tantos lugares; desde Baker Beach hasta Pier 39. Sentía como si nunca hubiera visitado esta ciudad, me emocionaba cada cosa que veía. El momento más difícil fue el lunes por la mañana, cuando nos despedimos de la abuela y el tío Gustav nos llevó al aeropuerto para regresar a Sebastopol. Me sentí un poco nostálgico, pero seguro regresaremos pronto.

En cuanto llegamos a casa, lo primero que hice fue revisar mi celular, hasta el momento no tenía un solo mensaje de Avril. No me parece raro, ya que debo darle su espacio y no sofocarla demasiado, pero si tenía unos cuantos de mi amiga Giselle. Me ha pedido que la vea hoy por la tarde a su trabajo para decirme algo importante. No lo sé, pero quiero imaginar que necesita ayuda en algo. 

Hace días que no nos vemos, y todo eso después de haber discutido con Avril por haberme quedado en su casa.

A veces pienso que hago mal en alejarme de ella. Fue una de las personas que me apoyó en mis dos procesos de rehabilitación. Pero me sentía entre la espada y pared y no quería tener más problemas con mi novia.

Terminé de desempacar mis pertenencias y salí rumbo a la tienda de discos para verme con ella. Solo faltaban unos cuantos minutos para que saliera, así que me entré para ver lo que hay de nuevo. Mientras revisaba los estantes sentí que alguien estaba de pie a mi lado, era esa chica de cabello rosado.

—Hola, Giselle, ¿qué sucede? —A comparación de otros días, en su cara noté preocupación.

—Hola, Jo. —Aclara su garganta—. Seré directa contigo: es sobre Elliot, necesito tu ayuda —asentí—. Ya regreso, voy por mis pertenencias.

—De acuerdo.

Vi unos cuantos discos más y salí del local. Estaba apoyado sobre la motocicleta cuando la vi que se acercaba a donde me encontraba. Subimos y fuimos a su casa, no quería ir a otro lugar que no fuera ese espacio privado.

—¿Puedes decirme qué es lo que sucede con Elliot? —Entramos y fuimos a la cocina para sentarnos sobre unos taburetes. Su madre acaba de dejarnos una pizza para cenar después de un largo día. 

—Jo, creo que Elliot no está nada bien —comenta mientras me da una rebanada—. Últimamente no se encuentra del todo estable.

—¿A qué te refieres?

Seré tu perdición [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora