Desde aquella mañana en la que Avril se fue, mis días comenzaron a volverse más largos. Quizá es por la desesperación de volverla a ver, de que también quiero salir de aquí.
En cuanto me desperté me di cuenta de una cosa: hoy es el día que me voy de este lugar.
Ayer por la tarde comencé a guardar cada una de mis pertenencias, estoy feliz de que por fin estaré en casa después de poco más de tres meses. Pero es inevitable no sentir un poco de nostalgia al darme cuenta de que dejaré de frecuentar a las personas que me ayudaron en este proceso, sobre todo a Carter, que se convirtió en un gran compañero de habitación desde que llegué.
Doy un último vistazo al jardín a través del ventanal, aún me encuentro en la habitación ya que necesito verificar que no olvido nada. No he dejado de suspirar desde que desperté, doy la media vuelta y veo a Carter sentado al borde de su cama.
—¿Ya es momento de llorar? —cuestiona y yo solamente sonrío.
Me acerco a donde dormí durante todas estas noches y veo que mis cosas están empacadas. Creo que sí, estoy a punto de llorar.
—Aún no, espera a que lleguemos a la recepción.
—Después de cien días, por fin eres libre —expresa—. Jo, estoy feliz por ti porque volverás a comenzar después de todo el desastre que fue tu vida, en verdad. Aprovecha cada momento y no vuelvas a caer en esas porquerías.
—Por supuesto que no, he aprendido la lección en este lugar. Me siento alguien completamente nuevo, dispuesto a demostrarles a todos que ya no soy el mismo de hace tres meses.
—Es bueno escucharlo y vaya que estás inspirado.
Tuve tantas buenas charlas con este sujeto durante estas semanas, no cabe duda de que es una gran persona y espero lo mejor para él cuando sienta que ya es necesario salir de este lugar.
Ha puesto tanto de su esfuerzo por superar todos sus problemas de adicciones y merece una segunda oportunidad después de todo lo pasado.
—No sé cómo lo tomes, pero en verdad te extrañaré —le digo mientras paso mi mano por el cabello.
—Sabes que también voy a extrañarte, espero verte muy pronto.
—Deberías de ir a Sebastopol, ¿lo has pensado?
—Claro, pero necesito ver mis opciones —responde—. Además, necesito visitar a mi madre después de todo el tiempo que me alejé de mi familia.
—Bien, lo comprendo.
Escuchamos que alguien tocaba la puerta, alguien abre sin nuestra autorización y nos dimos cuenta de que se trataba de la señora Paty.
—Johannes, llegaron por ti. —Como siempre, de manera cortante se dirige hacia a mí. Solo me limito a ver a Carter y me indica que tome una maleta mientras el me ayuda con la otra.
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Seré tu perdición [Completa ✔]
Teen Fiction| Libro 2 de la saga Roces accidentales | Nueva edición . . . Después de estar en rehabilitación por muy corto tiempo, Jo Hartmann vuelve a caer en las drogas luego de cometer una locura con un grupo de amigos. Cansado de la vida que llevaba, acepta...