—¿Estás listo? Desde hace poco más de quince minutos que vine y no terminas —escucho a mi hermana en la entrada de mi habitación.
—Necesito encontrar el cargador de mi teléfono. No recuerdo donde lo he dejado —digo mientras busco debajo de la cama.
—¿Ya buscaste en tu armario?
Me levanté y la vi a los ojos, ella se encontraba de brazos cruzados apoyada en el marco de la puerta. Hice lo que me ha dicho y lo busque en ese lugar. Efectivamente, así se encontraba perdido entre un montón de cosas que dejé abandonadas desde hace un par de días que volví a realizar una limpieza masiva en mi habitación.
—Sí, ya estoy listo —respondí con una sonrisa.
—De acuerdo. Anda, que ya es tarde y mamá nos está esperando.
Tomo una pequeña maleta que he preparado desde hace un par de minutos con algunas pertenencias, ya que saldremos durante esta semana para visitar a mi abuela que vive en San Francisco.
Hace poco más de un año que no la veo, la última vez que la visité fue cuando cumplió setenta años y toda la familia se reunió. Recuerdo que en aquel entonces moría por fumar un porro de marihuana, pero tuve que contenerme ya que no quería dar una mala impresión a mi familia. Aunque bueno, ya sabían todo de mí. ¿Qué otra cosa les sorprendería?
Espero que noten el cambio que he tenido estos últimos meses, porque tal y como lo dijo Hazel, parecía una momia.
Mientras esperamos a mamá que aún tiene que revisar que la casa quedé bien antes de partir, aprovecho para hablar con Avril un momento. En cuanto le llamo contesta de inmediato.
—Hola, creí que no me llamarías.
—Aproveché el momento libre, mi madre aún no está lista para salir.
—Ah, ya entiendo. ¿Cuándo regresas?
—En tres días, solo estaremos ahí el fin de semana y parte del lunes. La próxima semana me tendrás aquí, molestándote como cada tarde después de trabajar.
—De acuerdo, estaré esperándote como si te hubieras ido todo un año.
—¡Jo, ya es hora de irnos! —Escuché a mi madre que por fin estaba lista y se acercaba al asiento del copiloto, solo asentí.
—Tengo que terminar la llamada, te enviaré un mensaje en cuanto estemos en casa de la abuela.
—Está bien, que tengan un lindo viaje.
Solo me bastó con escuchar su voz para estar de buen humor. A pesar de no estar pasando por un buen momento durante las últimas semanas, siento que soy feliz a su lado, y así quiero permanecer.
Subimos al auto de mi hermana para ir al aeropuerto y emprender nuestro viaje. En el fondo siento emoción, hace años que no viajo y siento como si fuese la primera vez.
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Seré tu perdición [Completa ✔]
Novela Juvenil| Libro 2 de la saga Roces accidentales | Nueva edición . . . Después de estar en rehabilitación por muy corto tiempo, Jo Hartmann vuelve a caer en las drogas luego de cometer una locura con un grupo de amigos. Cansado de la vida que llevaba, acepta...