La última vez que me ausenté de mi casa toda una noche fue aquella vez que volví a probar las drogas y asaltamos la tienda que está a las afueras de Sebastopol en el lado este, en esta ocasión lo volví hacer. Y no porque estuviera haciendo algo malo, o anduviera de vago en la calle como solía hacerlo antes, solo me quedé dormido en el sofá de la casa de Avril y me desperté justo antes de que llegara su tía. Ella no es una persona estricta o algo por el estilo, pero creo que me avergonzaría que me viera invadiendo su casa, al menos eso es lo que pienso.
Revisé mi teléfono un par de ocasiones y tenía unas cuantas llamadas perdidas de mi madre. Sé que aún se preocupa por el hecho de que vuelva a caer en las adicciones, pero debe estar completamente segura de que no volveré a esas porquerías, así que está más tranquila después de que le explique lo que en verdad había sucedido.
En cuanto llegué a casa pudieron comprobar que me encontraba en buen estado, que he estado así desde que ingresé a rehabilitación y que planeo continuar de esa forma. No pienso volver a decepcionarlos.
—Te ves diferente esta mañana —habla Hazel mientras nos encontramos en la sala viendo un programa de televisión, o eso creo. Ambos estamos más entretenidos con nuestros teléfonos.
—Me siento bien, supongo que eso es verse diferente, ¿no lo crees?
Ella entrecierra un poco los ojos, como si tratara de adivinar que estoy ocultando algo, pero no es así. Guarda silencio un par de segundos, hasta que vuelve a abrir la boca para dejar salir unas cuantas palabras.
—¿Tuviste sexo?
La pregunta de mi hermana hace que mi rostro tomé un color rojizo por la vergüenza además de abrir los ojos por la sorpresiva pregunta. Veo hacia la cocina tratando de verificar que mi madre no haya escuchado eso.
—¿Qué cosas preguntas? —trato de evadir el tema, pero es obvio que no se dará por vencida hasta que le cuente lo que sucedió—. No, no tuvimos eso.
—Sexo, así se llama. Bien, no pasa nada malo, solamente te pediré que te cuides, aún eres demasiado joven para ser padre... y un poco bruto.
—Lo sé, no soy bruto y mucho menos idiota —dejo de ver la televisión para concentrarme en asuntos que tengo en mi teléfono, mensajes de los chicos sobre lo que tenemos preparado para esta noche.
—Sé perfectamente que ya has estado con alguien más. Cuando te fuiste a rehabilitación la segunda vez encontré unos cuantos preservativos en tu armario, escondidos en algunos estuches de relojes que aún conservas del abuelo.
—¿Qué hacías husmeando entre mis cosas? —pregunté molesto.
Sabía que entrarían a mi habitación al estar ausente, así que fue buena idea darle el dinero a Giselle, el cual dentro de poco será donado al lugar donde estuve anteriormente.
ESTÁS LEYENDO
Seré tu perdición [Completa ✔]
Novela Juvenil| Libro 2 de la saga Roces accidentales | Nueva edición . . . Después de estar en rehabilitación por muy corto tiempo, Jo Hartmann vuelve a caer en las drogas luego de cometer una locura con un grupo de amigos. Cansado de la vida que llevaba, acepta...