11.- Hilo rojo

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Xiè Lian observó confundido a los dos pequeños que Shi QingXuan había dejado a su cargo mientras salía a hacer un encargo.

— ¿Quieren saber la historia del inmortal de blanco y el rey demonio de rojo?— preguntó.

Wei Ying y Xue Yang asintieron con una sonrisa.

— Tío Feng dijo que eran dos personas unidas por un hilo rojo del destino, pero no quiso decirnos más— dijo Wei Ying.
— También dijo que nos contaría la historia cuando volviera— añadió Xue Yang haciendo un puchero.

Hua Cheng se asomó detrás de Xiè Lian mirando a los niños fijamente.

— ¿Cuántos años tienen?— preguntó.
— Ocho— respondió Wei Ying.
— Seis— respondió Xue Yang.
— Gege, puedo contarles la historia por ti— sugirió el rey demonio—. Son lo suficientemente grandes para ello.
— Ah, no es necesario, San Lang, puedo hacerlo yo— dijo Xiè Lian visiblemente apenado.

Los dos niños esperaron en silencio. Xiè Lian carraspeó para disipar su incomodidad y dijo:

— Hace tiempo existió un reino en las llanuras centrales, era bello y armonioso, lleno de riqueza y prosperidad. Sin embargo, lo que más amaba la gente era a su príncipe heredero, quien solo quería salvar a la gente común. Este príncipe se cultivó incansablemente hasta que enfrentó una calamidad y ascendió al cielo. Antes de ascender, sin embargo, conoció a un niño pequeño al que salvó cuando cayó de un edificio. Este niño lo seguiría fielmente sin importar nada, ni siquiera cuando cayó en desgracia y fue expulsado del cielo por desobedecer las reglas y tratar de salvar a su gente.
— Eso es tan injusto— dijo Wei Ying—. Uno no debería ser castigado por querer salvar a los suyos.

Hua Cheng sonrió.

— Este niño me agrada— dijo.
— Bueno...— dijo Xiè Lian, tratando de explicar—. A veces pasan cosas que ni los mismos dioses podrían detener, y si intentan hacerlo conducirán a algo peor. Este príncipe heredero lo aprendió bien, pero eso no lo detuvo de querer salvar a todos cuando ascendió por tercera vez, ya que la segunda no duró mucho. Y fue aquí cuando el rey demonio apareció.
— ¿Era aterrador?— pregunta Xue Yang.
— Para él, no. Claro que el mundo tenía una opinión distinta, pero eso no detuvo al príncipe heredero, llamado ahora el inmortal de blanco. Él descubrió que este rey demonio vestido de rojo era en realidad la persona más devota que pudo haber encontrado jamás, alguien en quien confiar y que estaría a su lado eternamente. Con el paso del tiempo ambos descubrieron el hilo rojo que los unía y prometieron estar juntos por siempre. Y así pasaron a ser adorados juntos, luego de siglos de desgracias.

Xiè Lian sonrió a los niños, indicando que la historia había terminado, y les dijo:

— Ahora, vayan a jugar, y no se alejen mucho.

Los dos niños salieron corriendo al exterior del santuario, jugando a atraparse mutuamente.

— Gege, ¿por qué no me dejaste a mí contarles la historia?— preguntó Hua Cheng abrazando a Xiè Lian por la espalda.
— Porque quién sabe qué cosas vergonzosas les hubieras dicho— dijo Xiè Lian.
— Me haces sonar como un desvergonzado.
— Ah, San Lang…

Curiosamente, en ese momento Xiè Lian pensó en lo lindo que sería tener un hijo propio, tal vez por ver a Wei Ying y a Xue Yang ir y venir en sus juegos. Un niño suyo y de su persona destinada…

Sería lo más lindo del mundo.

AAAAAAAAH ESTE CULTIVATOBER ME VA A VOLVER LOCA, DUDE. Ya saqué tres ideas para fanfics de aquí xD

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