— ¡Shang Qinghua! ¡Tú, pedazo de idiota, ven acá ahora mismo!
Shen Qingqiu perseguía a Shang Qinghua, quien corría como si su vida dependiera de ello. Bueno, en realidad su vida sí dependía de ello.
— Hermano Pepino, ten piedad— pidió—. ¿Qué hice esta vez?
— Piedad mi trasero— soltó Shen Qingqiu—. ¿Todavía tienes el descaro de preguntar lo que hiciste? Tú, ¡desvergonzado escritorzuelo de cuarta!Finalmente, el hermano Pepino pudo atrapar al hermano Avión del pelo y lo jaló haciéndolo caer de espaldas al suelo. "Ventajas del cabello largo", pensó con desenfado ignorando los alaridos de dolor del otro.
— Te la vives diciendo que soy un escritor de cuarta pero aún así lees todo lo que hago— acusó Shang Qinghua.
— Cállate— soltó Shen Qingqiu chasqueando la lengua—. ¿Cómo se te ocurre, maldito idiota, darle tremendo pilar a Luo Binghe? ¿En qué mierda estabas pensando?Por un momento, Shang Qinghua se quedó sin habla, en shock por lo que acababa de oír, y después soltó un "pfffft" seguido de varias carcajadas. El ataque de shock había pasado a ser un ataque de risa que se detuvo con un abrupto grito de dolor al sentir su cabello siendo salvajemente jalado.
— Lo que te puedo decir es que no esperaba que mi más grande hater se metiera en mi propia novela y volviera gay a mi protagonista— dijo Shang Qinghua—. Ni tampoco esperaba que ese hater se enamorará de él. ¡Ay! ¡Hermano Pepino, basta! ¡Vas a arrancarme el cuero cabelludo!
— Deja de ser tan llorón— dijo Shen Qingqiu con voz oscura.
— Te recuerdo que yo también tengo mi pilar celestial— dijo Shang Qinghua.Solo así consiguió que el otro lo soltara. Shang Qinghua se sobó las sienes en un intento de mitigar su dolor de cabeza ignorando la mirada asesina de Shen Qingqiu.
— Tú, pedazo de avión malhecho, te voy a…
— ¡Shang-shixiong!Unos discípulos de la cumbre An Ding aparecieron justo a tiempo, deteniéndose confundidos al ver a su líder tan desaliñado. Shang Qinghua se acomodó el cabello lo mejor que pudo y dijo volteando hacia Shen Qingqiu:
— Tengo asuntos que atender, pero como siempre fue un placer verte, Shen-shixiong— dijo—. Nos veremos luego.
Y prácticamente huyó junto a los discípulos dando gracias a los dioses por su oportuna aparición.