La habilidad de Wen Zhuliu para fundir un núcleo dorado nació producto de la curiosidad por una simple pregunta: ¿cuánto tomaría destruir el cultivo de una persona? Si cultivarse era producto de un arduo trabajo producto de muchos años, ¿qué tan difícil sería arruinar ese cultivo? ¿Tomaría mucho tiempo o sería tan sencillo como apagar una vela? Era algo que deseaba adivinar.
Por supuesto que el estudio de algo así era un tabú, casi como el uso de la energía resentida, de modo que si iba a investigar al respecto tendría que hacerlo en el más absoluto secreto… y todo tendría que ser de forma teórica, nadie en su sano juicio se prestaría voluntariamente a ser arruinado. Incluso podría llevarle toda una vida.
No importaba, Zhuliu era alguien muy paciente.
Con el tiempo logró perfeccionar una técnica que le permitiría destruir un núcleo dorado y tuvo la oportunidad de probarla cuando luchó contra un grupo de cultivadores invasores que causaban estragos en las aldeas. Ese primer intento fue doloroso, tanto para él como para su víctima, y dedico más tiempo para refinar la técnica por la que sería conocido en el mundo del cultivo.