12.- Bambú

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— ¡Fuera de aquí! ¡Largo!

Shen Qingqiu sacó a Xiè Lian y a Wei Ying de la cocina a base de empujones. Al principio, cuando ellos dos se ofrecieron a cocinar pensó que no tenía nada de malo, tal vez no fueran tan buenos como Binghe (¿quién podría igualar la perfección del protagonista?) pero no sería la gran cosa. ¿Qué es lo peor que podría pasar?

Entonces vino el olor a picante concentrado y tanto él como Shang Qinghua empezaron a temer por sus vidas… otra vez. Bueno, una cosa era morir a causa de una sopa caducada (o una simple sopa derramada por doquier), y otra muy distinta morir por una comida demasiado picante. Y entonces el humo apareció, lo que le hizo entrar en pánico y correr a ver qué ocurría.

La cocina se estaba incendiando. Había una gran llamarada comiéndose la estufa y sus dos amigos trataban desesperadamente de apagar el fuego antes de que alcanzara propociones catastróficas, fue en ese momento que los sacó y usando un hechizo de viento por medio de su abanico apagó el fuego. No iba a haber forma de que pudiera arreglar eso así que salió de la cocina.

— Ustedes dos son una catástrofe en la cocina— dijo—. ¿Cómo pudieron iniciar un fuego así? ¡Está casa es de bambú, par de idiotas!

Wei Ying arqueó una ceja con una sonrisa, estaba acostumbrado a que le dijeran idiota así que no se inmutó. Por su parte, Xiè Lian no sabía si reír o llorar así que todo lo que hizo fue juntar las manos y hacer una reverencia en forma de disculpa.

— Lo sentimos, hermano Shen— dijo.
— No fue nuestra intención incendiar la estufa— dijo Wei Ying—. Ni quemar la comida.
— Hermano Wei, no digas más— pidió Xiè Lian.

Shen Qingqiu parecía estar al borde de un ataque, apretando su abanico con tanta fuerza que parecía que iba a romperse, y Shang Qinghua pensó que era un buen momento para intervenir.

— ¿Por qué no vamos a comer fuera? Conozco un sitio donde hacen unos fideos deliciosos.
— Oh, eso suena bien— dijo Xiè Lian.
— Apoyo la moción— dijo Wei Ying.

En ese momento tocaron a la puerta, y ésta se abrió de repente.

— ¡Shizun!— exclamó Luo Binghe yendo al encuentro de Shen Qingqiu—. Escuché que la casa de bambú estaba incendiada y quise venir a ver.
— No tienes de qué preocuparte, Binghe, este maestro está bien— dijo Shen Qingqiu.

"Aunque la cocina sufrió, pero esos son detalles".

La mirada de Luo Binghe se dirigió a las otras tres personas allí y preguntó con una voz falsamente melosa:

— Shizun, ¿quiénes son ellos?

Shen Qingqiu le dio un golpe con el abanico en la frente.

— No los mires así. Ellos son amigos míos y de Shang-shidi— dijo—, así que sé amable.
— Creo que mejor nos vamos— dijo Shang Qinghua jalando a Wei Ying y a Xiè Lian—. Nos veremos luego, Shen-shixiong.

Sin embargo, otra voz dijo:

— Shang Qinghua, ¿a dónde crees que vas?
— ¡Dawang!— exclamó Shang Qinghua yendo hacia Mobei-Jun, que estaba detrás de Luo Binghe.

Wei Ying frunció el ceño al ver al exterior de la casa.

— ¿Me engañan mis ojos… o allá afuera está Lan Zhan con un pirata?— preguntó.
— ¿Ah?— soltó Xiè Lian mirando afuera, y sonrió—. Es San Lang, vamos.

Xiè Lian, que siempre estaba tranquilo, jaló a Wei Ying ansiosamente arrastrándolo fuera y corrió al encuentro de Hua Cheng.

— Oh, Gege me extrañó— dijo al sentir los brazos de Xiè Lian alrededor suyo—. Está bien, porque también extrañé a Gege.
— Wei Ying— llamó Lan Zhan corriendo al encuentro de su amado.
— ¡Lan Zhan! Mira que bonita casita de bambú, ¿podemos tener una?

Shen Qingqiu y Shang Qinghua, al lado de sus parejas, salieron de la casa. Wei Ying tragó saliva y Xiè Lian se puso un poco tenso al notar la mirada asesina de Luo Binghe, lo cual significaba que ya había visto el desastre en la cocina. Hua Cheng arqueó una ceja y preguntó:

— ¿Tienes algún problema?
— No. Ninguno— respondió Luo Binghe con una sonrisa escalofriantemente melosa.
— Vamos— dijo Shen Qingqiu—. Muero de hambre.

Así, lo que iba a ser una salida amistosa terminó convirtiéndose en una cita cuádruple, y los ocho dejaron la casa de bambú.

Cultivatober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora